Los conflictos que experimentan los pueblos indígenas difieren de las tendencias de otros conflictos. La promoción y respeto de los derechos y el acceso a la justicia de los pueblos indígenas en tiempos de conflicto y postconflicto son indispensables para construir la paz, la reconciliación y la reconstrucción de la armonía en las sociedades postconflicto. La militarización, la supresión de las garantías constitucionales, los derechos territoriales y los derechos colectivos que se han impuesto en el territorio mapuche determinan la necesidad de identificar estrategias para asegurar la paz.
El Ejecutivo debutó hablando de Wallmapu, y a los pocos meses dio un drástico giro. El mandatario se acerca a terminar su gestión con un estado de excepción, su consulta indígena suspendida y querellas ingresadas en contra de actos terroristas.
La primera vez que el presidente Gabriel Boric habló de terrorismo respecto a hechos ocurridos en la Macrozona Sur fue en noviembre de 2022.
Lo hizo en su primera gira a La Araucanía para referirse a uno de los primeros ataques que se registraron en el sur durante su administración: se trató de la quema al histórico Molino Grollmus, en Contulmo. Respecto de este ataque, ya hay 21 imputados y el último cayó el viernes de la semana pasada luego de un operativo de la PDI.
“Yo creo que en la región ha habido actos de carácter terrorista”, dijo Boric esa vez, marcando un cambio de postura del Ejecutivo respecto a lo que fue su campaña y el debut de su gobierno.
Los primeros meses de Boric no fueron fáciles en este ámbito. El 15 de marzo, Izkia Siches, quien por ese entonces ejercía como ministra del Interior, realizó un frustrado viaje a Temucuicui en La Araucanía, que terminó con disparos a la comitiva de vehículos del gobierno y cortes en las rutas.
La idea era mostrar que para este gobierno mantener diálogo con las comunidades mapuche era una prioridad. La caótica visita, que obligó a renuncias de parte del equipo asesor de Siches en Asuntos Indígenas, se criticó transversalmente en el mundo político.
Dos meses después, el gobierno vivió otro impasse. Luego de que se publicara una entrevista del líder de la CAM, Héctor Llaitul, donde hacía un llamado a “organizar la resistencia armada”, una funcionaria del equipo de la exministra de Desarrollo Social, Jeanette Vega, se comunicó con el vocero mapuche.
En ese llamado telefónico la exasesora pidió sostener un diálogo entre Llaitul y Vega. Por esos días, Vega, quien al igual que varios funcionarios de gobierno decía “sentirse cómoda con la expresión Wallmapu”, dijo que en Chile existían “presos políticos mapuche”.
Actualmente Llaitul está en la cárcel cumpliendo una pena de 23 años como autor de delitos de la Ley de Seguridad del Estado (15 años), robo de madera (5 años) y atentado contra la autoridad (3 años).
Sus abogadas Josefa Ainardi y Victoria Bórquez denunciaron que Llaitul fue víctima de vulneraciones a sus garantías como integrante del pueblo un pueblo indígena, reconocido activista de los derechos políticos, territoriales y culturales de su pueblo, así como también werkén (portavoz) de la Coordinadora Arauco-Malleco. Cuestionaron los testimonios de testigos reservados y que el tribunal oral no haya tomado en cuenta la pertinencia cultural indígena del acusado al pueblo mapuche.
Fue también por esos días, el 16 de mayo de 2022, cuando volvió a declararse el estado de excepción en la Macrozona Sur luego de un intervalo de casi dos meses sin la medida, que tuvo varias prolongaciones en el gobierno de Sebastián Piñera.
Que el presidente Boric echara mano a esta misma medida constitucional -a la que se opuso siendo diputado-, fue la sentencia de que el discurso del Ejecutivo había cambiado.
Querellas del gobierno
Según cifras del Ministerio de Seguridad Pública que dirige el ministro Luis Cordero, durante la actual administración se han presentado 514 querellas por hechos de violencia que han afectado la Macrozona Sur.
En el primer año de Boric se presentaron 39 querellas en Biobío, 66 en La Araucanía y 20 en Los Ríos. En todas las regiones la cifra creció para 2023: 78 en Biobío, 112 en La Araucanía y 24 en Los Ríos. Ese fue el año en que el Ejecutivo presentó más acciones penales por hechos en la Macrozona Sur. En 2024, la cifra bajó: 37 en Biobío, 65 en La Araucanía, 19 en Los Ríos. En lo que va de año la cifra se mantiene más baja que el año pasado: 21 en Biobío, 32 en La Araucanía y 1 en Los Ríos.
Eso sí, durante los últimos cinco años, fue en 2020 cuando se presentaron la mayor cantidad de estas acciones judiciales, alcanzando las 506.
Durante este periodo, independiente de la fecha en que se inició la causa, desde el gobierno destacan que los tribunales han entregado 614 sentencias condenatorias por hechos de este tipo, lo que “representa un considerable incremento de condenas en relación con años anteriores”.
En el desglose, a la fecha se han presentado seis querellas por Ley Antiterrorista, cuatro de ellas por hechos en la Macrozona Sur. La última en ingresar fue por los últimos hechos ocurridos en Ercilla.
El año 2022 fue el que tuvo el mayor número de condenas: 51 por hechos en Biobío, 129 de La Araucanía y 25 de Los Ríos. En lo que va de año, los tribunales han entregado 43 condenas en Biobío, 53 en La Araucanía y dos en Los Ríos.
Dentro de las últimas querellas que ha presentado el Ejecutivo por delitos en esa zona, están el ataque en la Central hidroeléctrica Rucalhue ocurrido en abril, donde un grupo de al menos doce encapuchados quemó más de 50 máquinas; un ataque incendiario originado el mismo mes en cabañas de Contulmo; la quema de camiones en Collipulli y otro ataque incendiario en una faena forestal de Carahue. Todos estos hechos fueron atribuidos por grupos extremistas de la zona, como son la WAM, Resistencia Mapuche Lavkenche y la Resistencia Mapuche Malleco.
La diputada por la Región de la Araucanía, Ericka Ñanco (FA) es una de las parlamentarias que destaca los resultados obtenidos en el sur durante la administración de Boric. “Según los últimos datos del Ministerio de Seguridad, desde el 2021 a la fecha, los hechos de violencia en la Macrozona Sur han disminuido casi un 80%”, dice Ñanco.
“Esto no es casualidad: es fruto de un trabajo coordinado, con mano dura, pero también con una mano inteligente, que escucha a las comunidades, a las autoridades locales y que busca acuerdos reales”, agrega pese a que los logros de su administración se consiguieron con las herramientas que el mismo Boric prometió no usar.
El actual gobierno ha sido el que más ha usado el estado de excepción, transformándolo casi en un estado permanente. Una medida que el Ejecutivo intentó amortiguar con el Plan Buen Vivir.
En paralelo a esto, impulsó la Comisión por la Paz y el Entendimiento. Luego de un largo proceso, se elaboró un informe con más de 20 recomendaciones para, entre otras cosas, buscar la restitución de tierras al pueblo mapuche y la reparación a las víctimas de violencia.
Sin embargo, esta iniciativa, que se transformó en la más relevante de Boric, quedó frustrada debido a que las recomendaciones requerían de proyectos de ley, los cuales previamente necesitaban de la realización de una consulta indígena. Dicha consulta, pese a la resistencia del gobierno, quedó suspendida a fines de septiembre debido a las críticas levantadas por las comunidades indígenas.
Fuente
Al momento que Chile está definiendo su futuro político, se requiere un dialogo entre todas las partes interesadas para construir un proceso de Paz Firme y Duradero en la región, deponiendo las prácticas de la dependencia, el colonialismo, paternalismo y la domesticación.
Según el medio de comunicación El Mostrador con fecha 19/09/2025, casi todos los candidatos a la presidencia han presentados sus propuestas en relación a la situación del Pueblo Mapuche, esto indica que el movimiento Mapuche ha incidido y Mapuchizado las propuestas de los candidatos a la presidencia de Chile, es un buen anuncio para el movimiento Mapuche, porque da cuenta que la situación gravita en un tema de país con todas sus complejidades a resolver.
Aunque habría que ver y explorar que es lo real, las declaraciones en los medios de comunicación que se han emitidos o lo que se han estipulados en los respectivos programas de los candidat@s, aquí estamos ante un ver para creer, además, hay que tener en cuenta qué dice la historia luego de la denominada Pacificación de la Araucanía hasta el día de hoy, incluido la Comisión por La Paz y Entendimiento y su informe y que ha sido desaprobado, por su carácter unilateral que, excluyó el consenso y el dialogo con los destinatarios.
Las propuestas son variadas que van a la realidad y los buenos deseos y muchas de ellas, no van a tener ninguna eficacia práctica, porque no depende de la voluntad de un candidat@s, ni de un gobierno, sino de la propia voluntad del movimiento Mapuche. Aunque no es el objetivo analizar cada una de las propuestas presidencial; pero a modo de ejemplo oponerse al derecho de autodeterminación, es oponerse a un derecho humano fundamental, considerando que el derecho de libre determinación es el consenso internacional sobre los derechos de los Pueblos Indígenas de parte de los gobiernos del mundo. Este derecho no es una reivindicación, es un derecho adquirido. Se tomó 25 años de dialogo entre todos los gobiernos del mundo y algunos representantes de los Pueblos indígenas del mundo, entre esos algunos participantes dediqué 19 años de mi vida en la diplomacia internacional Mapuche para establecer un estatuto jurídico en el derecho internacional, es decir, como colegislador del derecho internacional contemporáneo.
Aunque llama la atención que los partidos políticos de la alianza de gobierno abandonan el informe de la Comisión por la Paz y Entendimiento.
La militarización que invocan algunos candidatos omite su ineficacia y ponen en evidencia la falta de legitimidad de las instituciones, además, en ninguna parte del mundo los militares han establecidos la Paz.
Independientemente a las características de las propuestas presidenciales en relación a la situación del Pueblo Mapuche en la Macrozona o Wallmapuche, la situación está planteada y abre posibilidades para el dialogo. Aunque lo ideal habría sido construir tales propuestas y propósitos común entre las partes interesadas, teniendo en cuenta la experiencia de la unilateralidad de la composición de la Comisión Por la Paz y Entendimiento, su informe y seguidamente la Consulta que ha sido desaprobada y que todo el país lo ha visto.
Al momento que Chile está definiendo su futuro político, se requiere un dialogo entre todas las partes interesadas para construir un proceso de Paz Firme y Duradero en la región, deponiendo las prácticas de la dependencia, el colonialismo, paternalismo y la domesticación, en donde se respete el principio de autodeterminación Mapuche.
Wallmapuche, Temuco, Chile 20 de septiembre 2025.
Por: Aucan Huilcaman Paillama. Candidato a Senador.
Todos reconocen que la zona es un desafío que no admite indiferencia. Las recetas difieren: unos ofrecen más soldados y leyes antiterroristas; otros diálogo y obras de infraestructura; y hay quienes proponen refundar la relación del Estado con los pueblos originarios.
Con el Estado de Excepción aún vigente, comunidades mapuche en alerta y la consulta indígena por tierras en pleno desarrollo, la llamada macrozona sur se ha transformado en un escenario inevitable de la campaña presidencial.
Los ocho candidatos han debido tomar posición sobre un conflicto que combina violencia rural, demandas históricas de los pueblos originarios y el debate sobre el modelo de desarrollo tanto en La Araucanía como en Los Lagos y Los Ríos. Solo siete han publicado sus programas –ME-O lo hará el 24 de septiembre– y sus propuestas muestran un abanico de enfoques que van desde la mano dura militarizada hasta propuestas de plurinacionalidad y autonomías.
Los candidatos de derecha levantan propuestas centradas en el restablecimiento del orden público. José Antonio Kast enmarca el problema en clave de “terrorismo” y plantea un rol central de las Fuerzas Armadas y Carabineros, con aplicación estricta de la Ley Antiterrorista. En la misma línea, Franco Parisi despliega su plan ZAGLO, que contempla unidades tácticas permanentes, drones de vigilancia y una reforma de las Reglas de Uso de la Fuerza. Johannes Kaiser coincide en poner la soberanía territorial en primer plano, reforzando la presencia militar y desechando la idea de autonomías indígenas.
Evelyn Matthei, con un sello más institucional, habla de una estrategia integral para “prevenir, proteger, perseguir y preparar respuesta”, pero también entrega un fuerte respaldo al despliegue policial y militar en la zona.
En la vereda oficialista, Jeannette Jara no detalla propuestas específicas sobre restitución o compra de tierras, la consulta indígena o el rol de la Comisión para la Paz y el Entendimiento. Su enfoque programático se concentra más en la seguridad y el desarrollo general en las “zonas de conflicto”.
Cabe recordar que el Gobierno ha mencionado que “en la región ha habido actos de carácter terrorista”. No obstante, este lunes la candidata oficialista dijo que “eso lo califican los tribunales, no los presidentes de la República, ni menos los candidatos”.
“Si hay que interponer una acción legal, lo voy a hacer”, aseguró Jara desde Temuco.
Harold Mayne-Nicholls apuesta por un enfoque mixto: apoyo temporal de las Fuerzas Armadas en zonas críticas, pero acompañado de prevención social, consejos comunales de seguridad. Dice que estudiará a fondo el documento Acuerdo Nacional por el Desarrollo y la Paz en La Araucanía, a fin de “implementar las diversas opciones allí propuestas”.
En el otro extremo, Eduardo Artés plantea un giro profundo: un Estado plurinacional con reconocimiento político y jurídico de las naciones originarias, restitución de tierras y autonomías en la gestión de recursos. Para él, el conflicto es expresión del colonialismo y la explotación histórica, y la salida pasa por dar control directo a los pueblos indígenas sobre su desarrollo.
La consulta indígena y el trabajo de la Comisión para la Paz y el Entendimiento aparecen como termómetro de hasta dónde el próximo Gobierno buscará continuidad o ruptura con la política desplegada hoy por La Moneda.
Ningún candidato menciona de manera explícita la “Comisión para la Paz y el Entendimiento” en su programa oficial. Solamente Evelyn Matthei habla de crear una Comisión Especial de Tierras, distinta de la actual comisión de Boric.
Visiones presidenciales sobre La Araucanía, macrozona sur y pueblos originarios
Johannes Kaiser
José Antonio Kast
Evelyn Matthei
Franco Parisi
Jeannette Jara
Harold Mayne-Nicholls
Eduardo Artés
Por: Andrés Cárdenas Guzmán
La Comisión de Paz y Entendimiento y las y los que apoyaron esta frágil propuesta, incluidas ONG y sectores de la academia, ahora han guardado silencio y las más extremas marionetas políticas, aún le buscan dar legitimidad al proceso
El Gobierno creyó que con la “consulta indígena” generaría un camino de paz, entendimiento y cierre final de los reclamos del pueblo mapuche por la restitución de sus territorios ancestrales. Pero en la práctica activó una bomba atómica que no sabe desarmar. Lo que se presentó como un mecanismo de participación, terminó siendo un garrafal error no forzado: comunidades que rechazan el proceso, técnicos y funcionarios del gobierno y políticos, «tirándose la pelota», y una institucionalidad atrapada en su propio zapato chino. Hoy, La Moneda enfrenta la paradoja de insistir en un diálogo en el que ya nadie cree, y cada intento de corregirlo parece solo prolongar seguir dándose vueltas en un molesto circo.
Desde la creación de la Comisión de Paz y Entendimiento, surgida de acuerdos entre el gobierno, la clase política y el gran latifundio forestal y agroindustrial, en la práctica, los pueblos originarios han sido espectadores de un proceso definido desde arriba.
La Comisión de Paz y Entendimiento y las y los que apoyaron esta frágil propuesta, incluidas ONG y sectores de la academia, ahora han guardado silencio y las más extremas marionetas políticas, aún le buscan dar legitimidad al proceso. Pero en vez de construir confianza, han generado rechazo y movimiento de la diversidad de organizaciones mapuche. Y Cada declaración del gobierno o de candidatos a parlamentarios y parlamentarias suena más a excusa y una voltereta más en el circo electoral.
Frente a esto, las comunidades han tenido claridad, sensatez y posiciones directas: no hay consulta posible si no hay voluntad política real para devolver tierras y reforzar los derechos colectivos amparados en el derecho ancestral e internacional.
Gobierno y políticos dan un espectáculo circular
A fines de agosto, cuando desde Santiago hasta Aysén las comunidades han rechazado este proceso de consulta, el subsecretario del Interior, Víctor Ramos Muñoz, aún no se cansa de repetir que “la consulta es uno de los múltiples pasos más que se han venido dando durante estos cuatro años» del gobierno de Gabriel Boric. Señala además que recién se está en la “fase de planificación”, que es lo mismo que decir que están en nada, que han retrocedido o que buscan desesperadamente una forma elegante para desmantelar la bomba que comenzaron a armar con la Comisión de Paz y Entendimiento.
Ramos Muñoz, que fue secretario ejecutivo de esta Comisión Presidencial y encargado nacional del Plan Buen Vivir, dijo a CNN este martes (26.08.2025) que “todavía no se discuten los temas de fondo, se están poniendo de acuerdo con las comunidades en cómo nos organizamos para dialogar”.
Las palabras del Subsecretario suenan políticamente correctas, pero revelan desorden, información poco creíble y esfuerzos para explicar lo inexplicable: una escandalosa consulta que solo es apoyada por funcionarios ligados al gobierno y parlamentarios afines a los intereses de los partidos, especialmente de la moribunda Democracia Cristiana y el entusiasta y escalador Frente Amplio.
La sensatez de las comunidades ha primado y ha generado un rechazo masivo y diverso a los intentos del gobierno de Boric por terminar de una vez por todas con los reclamos del Pueblo Mapuche por recuperar sus territorios.
Las comunidades, además de rechazar esta peculiar forma de consulta, han activado sus redes y sus organizaciones ancestrales, para también discutir y avanzar hacia la autodeterminación y fortalecer lo poco que las leyes chilenas establecen en materia de protección de derechos colectivos, como son artículos claves de la Ley Indígena (N° 19.253) y la bombardeada Ley Lafkenche (N°20.249).
En este contexto final el gobierno, a través de Ramos Muñoz, apela de forma salamera a la «vocación históricamente política” del pueblo Mapuche con el objetivo de mantener la consulta y que se mantenga un impositivo diálogo. Pero ya nadie cree, en esta otra propuesta irresponsable de los gobiernos de turno.
El Subsecretario, además agrega que hay “flexibilidad para mejorar”. Pero ¿Qué podrá mejorar el gobierno cuando organizaciones históricas mapuche, estudiantes, comunidades urbanas y rurales ya han señalado su rechazo a esta peculiar consulta? ¿Qué se puede mejorar cuando estamos en tiempos electorales en que llueven las promesas a cambio de votos? ¿Qué se puede mejorar cuando le quedan pocos meses a este gobierno para que termine su mandato?
No es solo el gobierno
Pero el gobierno no está solo, ni armó la Comisión de Paz en solitario. Detrás están las mentes empresariales nacionales y multinacionales, sectores de la academia, asesores legales, ONG y funcionarios de oficinas públicas que facilitaron reuniones en los territorios, y por supuesto la clase política transversal con el exministro de Sebastián Piñera, Alfredo Moreno; y el histórico senador democristiano Francisco Huenchumilla, que estuvieron liderando este culebrón político.
En resumen: cuatro años de diálogo “en construcción”, donde lo único sólido es la incapacidad de avanzar. Hoy el Gobierno carga con una bomba de tiempo que él mismo activó y lo que se ve es que está perdiendo por todas partes. Si sigue con el proceso de consulta, pierde y sus candidatos sentirán el efecto de rechazo. Si paraliza la consulta, pierde en credibilidad y expone su burdo manejo político en temas delicados e históricos.
La Comisión de Paz y Entendimiento comenzó con una base excluyente, y poco realista. Ahora no importa con cuánta técnica, eficiencia o cuidado se intente ejecutar: sigue siendo excluyente.
No existe una manera correcta de hacer lo incorrecto y la consulta indígena es un buen ejemplo: aunque el gobierno, sus políticos y funcionarios presenten metodologías, cronogramas y equipos técnicos, todo el proceso que nació cuestionado por las comunidades ahora está viciado.
Este gran error no forzado amenaza a la administración de Boric con dejarla marcada como otro gobierno chileno más que prometió diálogo, escuchar a las comunidades y generar propuestas realistas y nacidas de una participación genuina del Pueblo Mapuche, pero terminó profundizando la histórica fractura y el despojo. Esta consulta indígena, tal como está, no resuelve el conflicto, al contrario, lo amplifica.
Algunas políticas afirman que si no se avanza en este tipo de consultas, el pueblo mapuche quedará sin nada y se demorarán años en recuperar los territorios. El camino ya ha sido largo y difícil, pero la sensatez, la historia y las presentes y nuevas generaciones son las que deben decidir, y no una viciada y corrupta clase política que impone un mal menor como solución que es ni mas ni menos perpetuar el despojo y establecer un “pogrom moderno”, es decir una silenciosa y ladina forma de aniquilación física, territorial, simbólica y cultural. Tal como lo sugirió Gabriela Mistral hace ya 100 años, el silencio, la exclusión y la invisibilización pueden ser tan destructivos como la represión armada. Eso es lo que está ocurriendo con este tipo de consulta indígena y otras políticas implementadas por este y los anteriores gobiernos neoliberalistas en Chile.
Por: Patricio Igor Melillanca
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