Los conflictos que experimentan los pueblos indígenas difieren de las tendencias de otros conflictos. La promoción y respeto de los derechos y el acceso a la justicia de los pueblos indígenas en tiempos de conflicto y postconflicto son indispensables para construir la paz, la reconciliación y la reconstrucción de la armonía en las sociedades postconflicto. La militarización, la supresión de las garantías constitucionales, los derechos territoriales y los derechos colectivos que se han impuesto en el territorio mapuche determinan la necesidad de identificar estrategias para asegurar la paz.
El presente artículo trata sobre globalización, neoliberalismo y resistencia cultural; enfoca al Machi, autoridad espiritual portador(a) de milenarios conocimientos y saberes, que salvaguarda desde tiempos inmemoriales la práctica espiritual, la sanación y la cultura. En Chile, en el territorio mapuche, en las zonas de resistencia cultural, se multiplican los conflictos y es así que las autoridades espirituales perciben la amenaza de extinción física y cultural. En el marco de conflicto y como producto de la intervención de las empresas transnacionales en territorios indígenas, el chamán en su rol de agente político comunitario opera como arquitecto de la geografía simbólica contrarrestando la noción de ingeniería social de los arquitectos neoliberales. Somos testigos de una rearticulación de la comunidad socio espiritual en la que hoy las/los Machi asumen un nuevo protagonismo, en la defensa de la madre tierra (Ñuke Mapu)
La propuesta de creación de un padrón basado en los registros de la CONADI para la elección de los representantes con escaños reservados fue criticada por el profesor Claudio Millacura, de la Cátedra Indígena de la Universidad de Chile. ?Los actos de acreditación de la condición de indígena son actos arbitrarios de la institucionalidad?, asevera el doctor en Historia.
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Una o dos veces al año escribo en el Desconcierto, un espacio que valoro por su pluralismo. Desde antes de octubre del año pasado que no escribo. Tal vez el gran número de sesudos análisis de lo que ocurría en las calles de este país denominado Chile, me apabulló. Decidí entonces ser un silencioso testigo de cómo miles de jóvenes, sin los miedos de nuestra generación, se enfrentaron con la peor cara del poder, su violencia institucionalizada y a ratos legal.
La pesadilla para Carmen Cayul comenzó en 1983. Con dos hijas a cuestas, una situación social y económica muy precaria, decidió pedir ayuda en los tribunales de menores de la época en Temuco. Yo fui a ver de qué forma me podían ayudar para poder trabajar. En el tribunal me dijeron que me hija estaría en un hogar mientras buscaba una guardadora, una persona que la pudiera cuidar, pero cuando fui con la guardadora a buscar a mi hija, no me la entregaron y me echaron del tribunal, cuenta.