La tozudez del gobierno y el rechazo frontal de los territorios mapuche configuran un escenario de futuro incierto. Los aprendizajes del proceso han sido mínimos. Casos como el de una funcionaria de la delegación presidencial que expresó "¡indios de mierda, me tienen aburrida!"

Terminó todo este proceso que el gobierno de Gabriel Boric instauró con la firma de los comisionados y sus informantes, en el marco del "Procedimiento de Paz y Entendimiento", llevado a cabo en cuatro regiones del sur del país: Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Al parecer, este proceso fue un fracaso, debido a que las comunidades mapuche consideraron que los 21 puntos de la consulta representaban una completa enajenación y desconexión con las verdaderas demandas territoriales. Esta percepción negativa se debió principalmente al mal diseño del proceso, producto del trabajo a puertas cerradas de los comisionados —Moreno, Naveillán, Millabur, Huenchumilla, entre otros—, quienes no supieron interpretar adecuadamente el contexto ni anticipar la reacción de las comunidades.
El resultado fue un amplio rechazo por parte de las comunidades mapuche de las regiones mencionadas, quienes denunciaron que el enfoque neoliberal y colonizador del informe favorece únicamente a los grandes intereses empresariales, como las forestales, la industria de la piscicultura y las empresas transnacionales extractivistas.

Reacciones Mapuche y el Declive Político
Frente a esta situación, solo las comunidades organizadas tomaron la iniciativa de rechazar los puntos de la consulta. Figuras relevantes del mundo mapuche como Ana Llao, Aucán Huilcamán, Luis Levi y Natividad Llanquileo manifestaron su rotundo rechazo, afirmando que el contenido del informe no tenía ninguna conexión real con las demandas históricas de los territorios ancestrales.
En contraste, actores políticos mapuche que apoyaron el proceso —como Francisco Huenchumilla, Adolfo Millabur, Emilia Nuyado (comisionados de Paz y Entendimiento), Ericka Ñanco, Rosa Catrileo (exasesora de pueblos originarios en MIDESO), Francisca Huirilef (actual consejera de CONADI), Luis Penchuleo y Elisa Loncón— quedaron en una posición muy debilitada ante las bases. A pesar de sus intentos de matizar sus posturas, fueron vistos como oportunistas que “se dieron vuelta la chaqueta”.

  • Huenchumilla se desentendió del proceso, alegando que no era su propuesta.
  • Nuyado y Millabur guardaron silencio.
  • Ñanco solicitó la paralización del proceso.
  • Loncón defendió el proceso como una iniciativa "informativa", lo cual debilitó aún más su credibilidad.
  • Catrileo emitió versiones contradictorias buscando firmas para su candidatura independiente.
  • Penchuleo optó por el silencio.
  • Huirilef apoyó abiertamente la consulta.

Este panorama generó un profundo rechazo en las comunidades, quienes vieron cómo estos personajes valoraron un proceso considerado ilegítimo, quedando mal parados ante el pueblo mapuche y el electorado en general.
El Portón Abierto para la Derecha y la Caída del Oficialismo
Todo esto abre otro frente: el oficialismo se ha debilitado seriamente, justo en un contexto electoral clave. Pese a las intenciones de implementar mecanismos de consulta indígena, el problema de fondo sigue sin resolverse. La derecha, históricamente opuesta a estas demandas, ahora se presenta como la fuerza que "advirtió" sobre estos errores, ganando terreno político.
La unificación entre la derecha conservadora y la ultraderecha les ha permitido capitalizar el descontento, presentándose como una opción fuerte, con respaldo empresarial y estratégico. Esto ha abierto las puertas a una eventual victoria electoral, marcada por mayores niveles de represión, persecución y discriminación hacia los pueblos originarios.

Lo que se Viene: Un Futuro Incierto
La tozudez del gobierno y el rechazo frontal de los territorios mapuche configuran un escenario de futuro incierto. Los aprendizajes del proceso han sido mínimos. Casos como el de una funcionaria de la delegación presidencial que expresó "¡indios de mierda, me tienen aburrida!", o el conflicto en Cholchol, donde se intentó frenar el rechazo por intereses familiares ligados al proceso de consulta, revelan una profunda falta de ética y compromiso real con las comunidades.
Aunque se convoquen reuniones para buscar alternativas, mientras no se escuche a las bases ni se construya una participación horizontal y legítima, no habrá avance real. Las decisiones siguen concentradas en grupos pequeños, mientras las voces comunitarias son marginadas o ignoradas, tratadas como si no tuvieran capacidad de opinión.

Soberanía y Futuro: ¿Una Quimera?
Mientras las comunidades no sean escuchadas y respetadas en su autonomía y derecho a decidir sobre sus territorios, la única salida seguirá siendo la lucha por la soberanía, amparados en la Ley Indígena, el Convenio 169 de la OIT y la memoria histórica, como el Tratado de Trapihue, que pronto cumplirá 200 años. Ese tratado —aunque olvidado por el Estado— sigue siendo símbolo de los tiempos en que el pueblo mapuche pudo ejercer su libre determinación.
Quizás la unidad real llegue solo en momentos de crisis extrema. Mientras tanto, el desafío sigue siendo fortalecer las bases, construir poder desde los territorios y no ceder ante propuestas que no representan el sentir profundo de la nación mapuche.

Por: Nilsa Rain