Fue el fiscal de los atentados del 11-M, el juicio más grande en la historia de España. Enfrentó a Baltasar Garzón por la investigación de los crímenes del franquismo y hoy está a cargo de indagar los vínculos entre la ETA y las FARC. En esta entrevista, concedida durante la visita que esta semana realizó a Santiago, confirma los contactos del grupo terrorista vasco con grupos mapuches.

Alberto Labra Welden
La trayectoria profesional de Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional de España, ha estado marcada por los mayores hitos en la historia delictual de su país.

Alcanzó fama mundial por ser el fiscal del 11-M, logrando la condena de 21 personas ligadas a Al Qaeda por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, en donde hubo 191 víctimas y 1.841 heridos.

En 2005, como jefe de la Fiscalía Antidroga, estuvo encargado de investigar la "Operación Nécora", considerado como el proceso más importante en la lucha contra el narcotráfico en España. Fue durante esos años cuando la policía española descubrió una conspiración para asesinarlo, ideada desde la cárcel por un abogado y un narcotraficante.

Dos años atrás, ya como fiscal jefe de la Audiencia Nacional de España, enfrentó a Baltasar Garzón logrando detener la intención del ex juez de investigar los crímenes del franquismo y de exhumar las fosas comunes de la Guerra Civil.

Pero los inicios de su carrera fueron tan desafiantes como sus casos recientes. A principios de los noventa participó en la mítica operación "Hielo Verde", un trabajo contra el narcotráfico y el lavado de dinero coordinado entre la DEA, la policía italiana, el FBI y España.

Javier Zaragoza Aguado tiene 55 años y es Licenciado en Derecho en la Universidad de Zaragoza. Hoy comparte su labor como fiscal con sus consultorías para la OEA, el BID y la Unión Europea. Esta semana estuvo de visita en Chile para participar en un reservado seminario sobre terrorismo, organizado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCI) y el Ministerio Público.

-¿Qué representó para su vida profesional ser el fiscal del 11-M?

-Fue un auténtico reto por su trascendencia, complejidad y por el desarrollo del proceso, que fue transmitido a todos los rincones del mundo. Un juicio de estas características, que es un caso excepcional en la historia judicial en el mundo, ha dejado constancia de la fortaleza del Estado de Derecho y de que se puede responder al terrorismo exclusivamente con la aplicación de la ley.

-Usted, que ha tenido durante diez años los procesos contra ETA, ¿qué opina del alto el fuego anunciado por la organización terrorista?

-Esa decisión unilateral de ETA, esa tregua un tanto rara, no es suficiente. En estos momentos, la sociedad española lo único que espera es la disolución de la banda, la entrega de sus armas y que se pongan a disposición de los tribunales de justicia para que respondan por todos los atentados que han cometido.

-El 22 de julio usted ordenó abrir una investigación sobre las maniobras de la izquierda separatista de España para presentarse en las elecciones municipales del próximo año...

-Efectivamente, abrimos una investigación en la que iremos acumulando las evidencias necesarias para tratar de impedir que las formaciones políticas vinculadas con ETA se presenten a las elecciones.

-¿Ve cercano un fin definitivo de la ETA?

-Nada me gustaría más que el fin de ETA estuviera próximo. Pero no me atrevo a dar una opinión en ese sentido, porque es un problema muy complejo. Lo único que puedo decir es que la justicia y la policía española están trabajando día a día de forma intensa y con mucha profesionalidad para terminar con el terrorismo.

Conexiones internacionales

-Hace pocas semanas se revelaron los vínculos entre las FARC y la ETA. ¿Qué espera la justicia española respecto del gobierno de Venezuela, donde vive el etarra Arturo Cubillas?

-Nosotros vamos a investigar esa conexión entre ETA y las FARC. Y esperamos que la justicia y las instituciones venezolanas reconsideren su decisión y cooperen con la justicia española, entregando a los presuntos responsables de estas conductas criminales y colaborando, porque sin la cooperación internacional es imposible combatir el terrorismo.

-¿Podría descartar la participación del gobierno de Chávez en estos lazos?

-Es una cuestión sobre la que no tengo elementos suficientes. Lo que sí nos consta es que algunos de los contactos entre las FARC y ETA se han producido en territorio venezolano.

-Ha trascendido que hubo chilenos presentes en territorio venezolano durante los entrenamientos que la ETA ofrecía a las FARC...

-No lo sé, no me consta. Creo que fue en la frontera con Ecuador. La supuesta presencia de ciudadanos chilenos en los campos de entrenamiento, donde impartían cursillos sobre manejo de explosivos y armas entre la ETA y las FARC, tiene que ver con la presencia de chilenos en el campamento de Raúl Reyes.

-¿Qué tipo de vínculo existe entre la ETA y grupos mapuches chilenos?

-Hemos constatado la presencia de algunos miembros de la ONG Askapena en Chile, precisamente en la zona mapuche. Los responsables están en prisión, porque documentos sobre Askapena fueron encontrados en Francia el 2008 cuando fue detenida la cúpula de la ETA. Y de esos documentos se deduce que la ETA tenía capacidad de mando sobre el comité ejecutivo de Askapena. Entonces, ese vínculo existe. Efectivamente, hubo desplazamientos y viajes a Chile. Pero eso es parte de la investigación de las autoridades chilenas.

-En Chile ha causado bastante polémica la aplicación de la Ley Antiterrorista. Como experto en terrorismo, ¿qué opina de su aplicación en los juicios contra mapuches, como el caso del atentado al fiscal Mariano Elgueta?

-El atentado a un fiscal, con esas características, que además se produce como un intento de amenazar y de intimidar a las autoridades para que no tomen resoluciones o para obligarlos a tomar resoluciones distintas, es un acto terrorista. Dicho esto, hay que dejar muy claro que una cosa son grupos muy minoritarios y radicales y otra cosa distinta es la etnia o el colectivo mapuche. No se puede criminalizar a una etnia por los actos que cometen algunos de sus individuos. Pero tampoco se puede dejar de aplicar una ley que está prevista para esos casos. Los actos de esa naturaleza son actos terroristas, y cuando hay una ley que define esos actos como tales, hay que aplicar la Ley Antiterrorista.

-¿Cómo ha sido la colaboración entre la Audiencia Nacional de España y la fiscalía chilena?

-Ha sido una colaboración positiva y con excelentes resultados. Con la fiscalía de Chile, al margen de los canales oficiales de solicitud de información, también tenemos contacto a través de correo electrónico e incluso nos transmitimos información por medio de esos canales.

Enfrentado a Garzón

-¿Esas investigaciones tienen algo que ver con su visita? ¿Ha aprovechado de hacer consultas a organismos chilenos?

-Sí, he tenido una conversación con el fiscal nacional y con fiscales encargados de estos casos acerca de cómo transmitirnos de la forma más rápida posible la información. Buscamos cómo mejorar la cooperación entre España y Chile. Pero el objetivo central de mi visita fue participar del seminario.

-En 2008 usted tuvo que analizar el intento de Baltasar Garzón de investigar los crímenes del franquismo. ¿Cuál es su postura sobre ese tema?

-Cuando se abrió ese proceso, la fiscalía no estaba de acuerdo por varias razones: los hechos ocurrieron 70 años antes, se produjo una ley de amnistía aprobada por un parlamento democrático y, además, él no era competente según las leyes españolas. En consecuencia, hubo una discrepancia jurídica y finalmente se ordenó al juez el archivo de esa investigación.

-¿Qué cree que perseguía Garzón?

-No, yo solamente me he limitado a mantener una discrepancia jurídica con él. Y jurídicamente creo que mi posición es la correcta.

-En Chile este año estalló el Caso Bombas, que estaría relacionado con determinados grupos anarquistas. ¿Qué comparaciones puede hacer entre el modus operandi de estos grupos a uno y otro lado del Atlántico?

-Los grupos anarco-insurreccionalistas tienen un modus operandi y una forma de actuar muy parecida en todos los sitios. Incluso, en su composición son ideológicamente muy compactos. Todos se relacionan con movimientos okupas y utilizan métodos más próximos al terrorismo para mostrar su rechazo al poder. En España tenemos movimientos que llevan a cabo atentados contra lo que ellos consideran edificios representativos del capital: entidades bancarias y sedes de partidos políticos. Pero son atentados todavía sin víctimas.

-¿La fabricación de los artefactos explosivos que se han utilizado en Chile es similar en Europa?

-Coinciden en que utilizan mucho las bombas molotov y explosivos construidos de manera muy artesanal.

"(Tener vínculos con la ETA) es como hacer un máster en terrorismo"
Joaquín Giménez García, juez encargado de seguir el proceso contra la ETA, también estuvo en nuestro país esta semana en el mismo seminario donde habló Zaragoza. Aquí señala que para Chile son "inquietantes" los lazos entre grupos mapuches y los terroristas vascos.

-¿En qué estado se encuentra la ETA en España?

-ETA se encuentra en una situación prácticamente residual y sin vuelta atrás. Eso no quiere decir que no tenga capacidad de cometer nuevos atentados. Si no los comete, es porque no puede, eso hay que decirlo con toda claridad. ETA ha tratado de ponerse al nivel del Estado, intentando ponerlo de rodillas. Y ha fracasado totalmente.

-¿Ha dejado de recibir apoyo públicamente?

-ETA está dejando de recibir apoyo social. Había un colectivo importante dentro del pueblo vasco que la apoyaba, pero paulatinamente ese grupo ha ido bajando cada vez más y haciéndose más crítico.

-¿Cree en el anuncio de alto el fuego?

-Altos del fuego ha hecho montones. Y los ha roto todos, cuando le ha interesado.

-¿Se investigan los vínculos entre la ETA y grupos mapuches chilenos?

-Sí, algo de esto se está investigando. Ha habido efectivamente esos contactos, y hay pruebas que lo acreditan. Es un poco inquietante desde la perspectiva chilena. No tengo mayor información, pero es preocupante. Con la experiencia de ETA, de alguna manera es como hacer un máster en terrorismo. Hay que tener mucho cuidado con eso.