Señor Director:
Refiérome al artículo de opinión que, bajo este título, publicó el profesor Sergio Villalobos en su edición del día 12 de marzo.
Un historiador no puede ni debe ignorar que la identidad de un pueblo se fundamenta en la cultura y no en la raza.
Porque si aceptáramos su argumento de que los mapuches, por tener mezcla con otras razas, no existen, según afirma él, deberíamos negar igualmente la existencia del pueblo judío porque no es una etnia pura debido a sus numerosas mezclas con otras razas no semíticas a través de dos o más milenios. Y más aún, pues el antiguo pueblo de Israel, de donde proceden los judíos, en sus orígenes no constituía una unidad étnica sino espiritual. Poco sabemos de la procedencia real de las doce tribus, pues la palabra "hijo", aplicada a los doce patriarcas descendientes de Jacob en la Biblia, no se usa necesariamente en el sentido de una filiación biológica.Este aspecto del problema don Sergio no lo menciona, justamente porque constituye el punto central, pues parece que a él lo perturba la sola existencia de la cultura mapuche, y que ella sea reconocida y respetada por varios millones de chilenos (entre los que me cuento) por sobre la cultura del celular y la cuenta bancaria.
En lo que se refiere al historial de los "araucanos" que don Sergio nos presenta en su artículo, no vale la pena ni siquiera comentarlo, pues el carácter de pueblo sometido y servil que les atribuye repugna al más elemental conocimiento de nuestra historia y a la dignidad de nuestra nación, la cual en una buena parte lleva la sangre araucana en sus venas.
Gastón Soublette