Uno de los aspectos más distintivos es su habilidad para construir canoas con las que se movilizaban entre los canales del sur. Conocida como dalca, era similar a la que usaban los chumash en la actual California, Estados Unidos.

Según la descripción española, eran tres tablones de alerce o ciprés -que se angostaban por los extremos para hacer de popa y proa- cocidos con fibras vegetales de coligües. Podía medir hasta 11 metros de largo y trasladar hasta 25 personas.

Al centro de la embarcación ponían arena y sobre ella prendían fuego que nunca se apagaba y que servía para calefaccionar y cocinar los alimentos.

La destreza y tecnología que alcanzaron en la construcción de estas canoas puede ser producto de la propia evolución en la técnica o bien, a partir del contacto que tuvieron con otros pueblos canoeros. Para Aspillaga es difícil afirmar cuál es la teoría correcta.

ASÍ SE OBTENDRÁ EL DNA

Para obtener el DNA mitocondrial, Mauricio Moraga usará una pequeña muestra de tejido óseo no mayor a una moneda de 10 pesos.

El trozo de hueso se disolverá en reactivos especiales y después de varios días de trabajo y complejos procedimientos de purificación se obtendrá una pequeña cantidad de DNA, principalmente mitocondrial.

Utilizando la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) se amplifican cientos de millones de veces pequeños fragmentos del DNA mitocondrial.

Estos fragmentos se secuencian y se comparan para ver las diferencias que presentan entre ellos y con los obtenidos de DNA de otras poblaciones originarias.