El pasado 16 de julio, Carabineros intentó en vano desalojar violentamente un terreno sagrado ocupado por las comunidades mapuche del Pilmaiquén que se oponen a un proyecto hidroeléctrico privado en su territorio. El trasfondo del conflicto pone nuevamente en el tapete las contradicciones de un modelo de desarrollo que viola derechos fundamentales. Un reportaje esclarecedor.
El proyecto de la central hidroeléctrica Osorno en el río Pilmaiquén tiene a las comunidades mapuche –huilliche del sur de la región de los Ríos y el norte de la de Los Lagos en estado de movilización por el no a la represa que pretende inundar un sitio de sumo significado para su cosmovisión, el hogar del Ñgen Kintuante.Los comuneros esta vez, bajo la luz del Wetripantu se reunieron en el Cruce de los Tambores para caminar 4 kilómetros hasta la comuna de Río Bueno pero antes de ello y tras la rogativa una pregunta a la comunidad reunida encontró un rotundo sí. Se decidió entonces tomarse la Ruta 5 y cortar su tránsito durante unos minutos.
Chuecas se elevaron al cielo, se extendió la bandera mapuche y los konas brindando seguridad a los manifestantes señalando que era momento de enfilar rumbo a la ciudad para cruzar juntos el Wenuleufu que baña la Media Luna Fértil a las puertas de la Patagonia.
Al llegar el Municipio los comuneros que esperaban una respuesta de alguna autoridad municipal, se encontraron con que la “Casa Comunal” cerraba sus puertas siendo custodiado por fuerzas policiales. Unos canes espantaban para entonces a los guardianes del capital encaramados en motocicletas y la decisión fue trasladarse a los pies del la estatua del Toqui Caupolicán.
Allí se escuchó a los lonkos y werkenes el porqué de la movilización. Junto a ellos, las machi, ñañas, los pichintún y la gente que quiere a la Tierra y la defiende, escucharon junto a ciudadanos atentos las sabias palabras, para una y otra vez elevar sus voces junto a un esperanzador ¡Marichiweu!
Consultado por el tenor de las acciones de la empresa y su proyecto de la Central Osorno, José Araya, del Observatorio Ciudadano y el programa de ciudadanía que hace acompañamiento a la comunidad vulnerada por Pilmaiquén S.A, señaló: “La solución propuesta por la empresa es aberrante, es como que al pueblo católico le vayan a inundar su iglesia principal y en modo de compensación le ofrezcan moverla unos dos metros más arriba y rodearla de cemento”.
RUCATAYO, LA MAS PRÓXIMA
La empresa tras el proyecto, Pilmaiquén S.A no es más que un brazo de la transnacional del negocio de la energía AES, que para Chile es AES-GENER donde Bruno Phillipi, es el chairman. Así es, el magnate director de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), está tras todo esto. No obstante en el último documento de la Junta de Accionistas de Pilmaiquén S.A del verano del 2011 su nombre y firma no se ven por ningún lado poniendo por delante a sus esbirros.
Sobre el bravío Pilmaiquén, ya existe una central hidroeléctrica de vieja data que era del gobierno de Chile, del Estado y mandatada su creación desde ENDESA. Fue construida entre los años (1944-1959). Como gran parte de las empresas claves de todos los chilenos, fue privatizada yendo a parar a las manos de quienes habían perdido el poder tras el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
Algunos de sus chicos no se irán con las manos vacías. En los primeros años de la transición Andrés Concha junto a Bernardo Phillipi se harían amos y señores del recurso hídrico del Pilmaiquén y engordarían sus bolsillos gracias a la explotación de un bien comunal saqueado a las comunas de Río Bueno y Entre Lagos, subiendo nuestras cuentas de luz semestre a semestre.
La corporación tiene pensada 3 centrales más allá de la antigua Hidroeléctrica del 59 que aún nos basta, estas son las centrales Los Lagos, Osorno y Rucatayo que es la que lleva más avanzada su tramitación y ya en construcción con daños visibles para el curso hídrico. Todas son de embalse, el tipo de centrales hidroeléctricas más dañinas ya que inundan considerables espacios de tierra cultivable y bosques, alterando el ecosistema.
TODO POR LA ÑUKE MAPU
“Aquí están los que quieren destruir la Tierra a cualquier precio y quienes quieren defenderla”, dijeron en repetidas ocasiones las palabras de los werkenes, quienes no están dispuestos a que el abuso de poder de unos pocos, condene el futuro de muchos.
El lonco Rodelio Torres Chiuca dijo a a El Ciudadano, “Nosotros estamos dispuestos a dar la vida pues el Gen Kintuante es un ser muy importante en nuestra espiritualidad y un grupo de personas que está en los puestos de poder no nos quieren escuchar, siendo que para nosotros es tan importante como para ellos la construcción de una Iglesia Católica”.
El Ñgen que habita en la ribera del Pilmaiquén para el pueblo originario, está en peligro. El lugar donde se emplaza el proyecto no respetaría la cosmovisión de la comunidad. La empresa primero omitió la existencia de comunidades mapuche en sus informes, luego realizó regalos y llevó a cabo truculentamente los procesos de participación ciudadana.
El diputado DC, Sergio Ojeda presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados fue claro en la sala pidiendo a la ministra del medioambiente María Ignacia Benítez le entregue a la brevedad todos los antecedentes del caso, agregando que es necesario poner coto a la conflictiva situación generada por la empresa. “Esto es un crimen cultural y étnico y si se consuma el proyecto aludido los daños van a ser irreparables”, apuntó.