El presente artículo analiza las tensiones y disputas alrededor de una práctica mapuche de carácter religioso/sagrado, ejecutada en tanto ceremonia ritual. Específicamente, se enfoca la relevancia que le otorgan al camaruco o nguillatum —según la manera local en que los pobladores denominan a la rogativa.
El trabajo de campo se realizó en dos comunidades mapuches, una localizada en la provincia de Neuquén y la otra en Chubut. El objetivo no es abordar la práctica en sí, sino centrarse en la dimensión (meta)reflexiva, siguiendo las evaluaciones que los sujetos realizan, antes, durante y después de la ceremonia. De esta manera, se ubican dos ejes de análisis que se presentan de modo paradojal: el primero centrado en la práctica de evaluar y vincularse críticamente con el evento, donde la categoría nativa “respeto” indica cómo debe realizarse y cómo se hacía antes. En el segundo eje, se vincula la ceremonia con las transmisiones, la continuidad y la amenaza de la pérdida. A pesar de que no se hace como antes y siempre acecha la posibilidad de que se termine, se reafirma aún más el sentido de pertenencia y la importancia de continuar practicando la ceremonia.
Agradecemos a Lucrecia Petit y Carolina Álvarez Ávila por permitirnos divulgar su artículo