El largo silencio en torno a la huelga de hambre de los presos políticos mapuche, el manejo informativo del caso bombas, que tuvo a los medios como jueces antes de que comenzara el proceso y el tinte de reality que ha tenido el cubrimiento sobre los mineros enterrados a 700 metros bajo tierra, ha puesto de relieve las falencias en la función que deberían cumplir los medios de comunicación masivos.

La ausencia de distintos puntos de visa, con una postura homogenizante de la realidad que instala un refuerzo del modelo económico y evidencia una crisis en el manejo de la información, es el tema que hemos querido abordar con el sociólogo Felipe Portales, quien acaba de lanzar su último libro El Mito de la Democracia en Chile, volumen II, para consultarle sobre el estado actual de los medios de comunicación y cómo han operado en los últimos años en el país.

Portales es un férreo crítico a los últimos gobiernos de la Concertación, por cuanto considera que luego del régimen militar, Chile pasó a la “dictadura perfecta”, pues pacífica y legítimamente consolidó el modelo instalado a sangre y fuego por aquel gobierno autoritario.

- ¿Cuál es su apreciación sobre el funcionamiento de los medios de comunicación?

- La realidad es bastante lamentable, porque sabemos que la concentración de medios en pocas manos conservadoras es apabullante en Chile. En los medios impresos de circulación nacional existe un duopolio, y los canales de televisión abierta están concentrados en los grupos económicos o en entidades universitarias bastante conservadoras.

Además, Televisión Nacional de Chile, que es un canal estatal, en la práctica funciona como un canal comercial, y en que se da un empate -está dividido en dos- entre la Alianza y la Concertación, que neutraliza cualquier efecto crítico, investigativo o profundo que pueda tener un canal de televisión como ese.

En las radios, el grupo Prisa está tomando un creciente control, especialmente en las emisoras regionales. Ahí hay un poco más de pluralidad, y en revistas o diarios semanales o quincenales como El Ciudadano, pero que desgraciadamente no tienen una cobertura suficiente como para crear opinión pública masivamente.

Estos medios se convierten en lugares interesantes para gente crítica, pero que por falta de recursos y auspiciadores no pueden tener una llegada más masiva. Entonces, las visiones independientes se circunscriben a pocos medios que no tienen un gran alcance, y eso configura una enorme restricción fáctica del derecho a la libertad de expresión e información.

Chile debe ser -después de Cuba- el país con menos pluralidad de medios y menor acceso real a la información sensible para los intereses económicos y políticos.

- ¿Cuál es su visión sobre la cobertura histórica del conflicto mapuche y cómo los medios de comunicación ignoraron por más de un mes la huelga de hambre?

- Tradicionalmente ha sido una cobertura bastante sesgada, y no hay un conocimiento acabado en nuestra sociedad sobre el tema. Desde la conquista y en la etapa republicana, el Estado generó una situación de genocidio con la expoliación de la Araucanía. Pero también posteriormente, porque la misma erradicación de los mapuche fue acompañada de despojos, incluso después de 1929.

Es una historia de expoliación, segregación y sometimiento del cual la sociedad chilena tiene poca conciencia. Al no entender el contexto histórico, poco se puede comprender la dimensión del conflicto actual.

Entonces, existe una mirada muy sesgada y despectiva de lo que es el pueblo mapuche, por lo tanto, no hay interés en los medios, los cuales además están vinculados estrechamente a los grupos económicos, las forestales y los hacendados -que forman parte en el conflicto.

De esta forma, hay un cruce de intereses que no permite dar una mirada objetiva y profunda de la realidad del problema mapuche.

DE CIUDADANOS A SÚBDITOS

- ¿Los intereses económicos y políticos se ponen de acuerdo con los dueños de los medios de comunicación para entregar una determinada visión de la realidad?

- A mi juicio no necesitan ponerse de acuerdo porque tienen los mismos puntos de vista. En ese caso no hay diferencia entre El Mercurio y La Tercera; quizás un tema de competencia entre ellos, pero del punto de vista ideológico, histórico y la desinformación que promueven, actúan naturalmente del mismo modo.

Asimismo, en la propia sociedad chilena hay un mal acostumbramiento a esta desinformación que es impresionante en todos los temas. Uno observa que no hay investigación a fondo por ejemplo en el tema del Transantiago, a partir del cual salió muy poca información.

Se mostró un poco el sistema colombiano, pero no se hizo un reportaje a fondo sobre el transporte europeo, por ejemplo, que funciona bastante bien porque el aparato estatal tiene una influencia fundamental. No existió un esfuerzo para hacer una investigación comparativa y de observar otras experiencias a fondo.

Los medios masivos abordan de forma grotesca temas como los tratados de libre comercio, que axiomáticamente son buenos, es decir, por definición si uno hace un tratado de este tipo es un éxito. Como un postulado que no tiene necesidad alguna de demostración.

Entonces cuando entregan las noticias en la televisión: “Excelente noticia Chile firmó un tratado de libre comercio con Corea del Sur”, no es ni siquiera digno de analizarse. Es una cuestión demencial y una realidad construida por el ser humano sobre un acuerdo entre dos actores que ideológicamente es bueno.

Nadie se pregunta en qué consiste el tratado, cuáles son los sectores beneficiados o perjudicados, no, no, no (…) es una buena noticia, y llama la atención incluso la sonrisa de los periodistas en la televisión cuando anuncian esa información.

La información presentada por los grandes medios al público, es con tantos supuestos y de forma tan “natural”, que en definitiva es una invitación al embrutecimiento colectivo. A la conversión de los ciudadanos en verdaderos súbditos que no tendrían ni siquiera la necesidad de reflexionar sobre las cosas que están pasando, sino que deben aceptar todo como una verdad axiomática.

“CASO BOMBAS”

- ¿Es el caso de la presentación que realizaron los medios masivos sobre el Caso Bombas?

- La verdad es que observé el caso por los diarios y me parece una tremenda irresponsabilidad presentar esta situación como si los imputados fueran culpables de antemano. En ese caso el propio medio estaría condenando cuando recién están en un proceso acusatorio.

Como saben que la gente del establishment quiere resultados, los medios avalan “alegremente” la gestión de los fiscales sin siquiera cuestionarse. Las imputaciones pueden ser ciertas o no, sin embargo, no se plantea la alternativa.

Esto afecta el derecho a la presunción de inocencia, a la honra y todas aquellas garantías básicas. Se debe esperar un pronunciamiento para asegurar que una persona es culpable o inocente, para que luego el individuo no cargue con un estigma.

En ese sentido, me parece poco ético la presentación que hicieron los fiscales del Caso Bombas como ya resuelto. El fiscal es un acusador que tiene que comprobar lo que sostiene y debe haber un proceso judicial donde un juez determine las culpabilidades.

- Esta práctica periodística de presentar los procesos judiciales como verdades antes de que se compruebe, en qué otro momento de la historia de Chile se observó.

- Durante la dictadura era un modo de operar de todos los días. Cuando la Central Nacional de Inteligencia (CNI) presentaba a declarar a cualquier sujeto -que seguramente había sido torturado- tenía una cohorte de periodistas que daban versiones favorables a este organismo, lo que fue sancionado en su momento por el Colegio de Periodistas.

Me sorprendió mucho al ver el anuncio del programa Informe Especial que daba como un hecho comprobado que los imputados eran culpables, lo que considero un hecho aberrante.

DICTADURA PERFECTA

- ¿Con el retorno a la democracia la situación de los medios de comunicación en Chile ha sido más desfavorable que en dictadura?

- En el campo de la comunicación, la Concertación desarrolló -de acuerdo a múltiples testimonios- una política sistemática para destruir los propios medios que se supone eran de este conglomerado. Bloqueó ayudas desde Holanda, haciendo una discriminación en el avisaje estatal y comprando medios para cerrarlos en el corto plazo.

En el caso del diario Clarín, que fue confiscado por la dictadura al señor Víctor Pey, fue un hecho obviado por la Concertación, a pesar de ser un suceso investigado por el Consejo de Defensa del Estado- y largamente estudiado- y culminó en el otorgamiento del propio Ricardo Lagos de 9 millones de dólares a quienes se decían co-dueños de este medio.

Este episodio que hubiese contribuido a que Víctor Pey recibiera financiamiento para generar un diario de centro izquierda, se trasformó en uno de los más grandes hitos de corrupción, ilegalidad e inconstitucionalidad durante los gobiernos del conglomerado y que favoreció claramente al duopolio del El Mercurio y La Tercera.

En definitiva, la Concertación hizo lo posible, utilizando todos los mecanismos a su alcance, incluyendo estas ilegalidades e inconstitucionalidades, incluso corrupción, según un artículo de Patricia Verdugo, que nunca fue desmentido. Todo esto consolidó el duopolio de la prensa en Chile.

Todo esto es demencial, si uno no entiende el giro copernicano que tuvo la Concertación en que se han transformado de supuestos centroizquierdistas a derechistas completos.

He acuñando el mismo término que usó el escritor peruano Mario Vargas Llosa, para describir la situación del PRI en México al decir que era una dictadura perfecta, porque creo que en Chile existe una dictadura más perfecta que la del PRI en su momento, ya que en nuestro país parece mucho más democrática.

“EL HIJO PRÓDIGO”

-¿Cómo se entiende esta forma de operar de la Concertación? ¿Fue una suerte de acuerdo con los sectores de derecha de este país?

-Todo esto está estrechamente coordinado, se trata de una conversión, y esto lo señala el cientista político, Óscar Godoy, cuando le preguntan si no se extraña de la apropiación que hizo la Concertación del modelo económico de la derecha. Entonces él responde que le produce un gran placer: “En mi tiempo éramos antagonistas y ahora siento la satisfacción que otorga ver la situación de un converso”.

César Barros, empresario y columnista del diario La Tercera, utiliza la imagen del hijo pródigo para graficar lo que pasa en Chile. Hace una analogía entre Dios padre y la derecha económica; el hijo mayor, que está siempre apegado al padre, que es la derecha política; y el hijo pródigo; Lagos y los socialistas que vuelven arrepentidos al redil del padre.

Entonces, la derecha económica se alegra y la política se molesta con el padre por la llegada del hijo pródigo. Entonces el padre le dice al hijo: “Pero bueno, hay que alegrarse con este hijo que se había ido”. Barros usa la misma imagen, gráficamente en un artículo en La Tercera, justamente el 11 de marzo de 2006, cuando Lagos deja la presidencia y asume Bachelet.

Y Hernán Somerville, presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, hizo declaraciones de amor a Lagos. Por lo tanto, ellos mismos hacen unas tremendas alabanzas a la Concertación porque se convirtieron en liberales: Se pasaron a la derecha, lo han dicho en reiteradas ocasiones.

En términos estructurales es el mismo país del año 1990, en términos económicos, sociales y culturales. Tiene el mismo Plan Laboral, con unos pequeños cambios acordados con la derecha; subsisten las Isapres, las AFPs, la Ley de Concesiones Mineras, la Loce que pasó a ser LGE con pocos cambios, la Ley de Universidades; el Sistema Financiero, el Sistema Tributario, etc.

La obra de la dictadura tuvo una motivación refundacional. Las violaciones a los derechos humanos no las hizo exclusivamente por sadismo, lo que querían era refundar un país, que es lo que somos hoy: Un país neoliberal, donde los sectores bajos y medios de la sociedad están atomizados; donde no hay sindicatos, juntas de vecinos ni colegios de profesionales fuertes.

Se trata de un sistema totalmente mercantilizado que lo instaló la dictadura -a sangre y fuego- y que la Concertación consolidó pacífica y “legítimamente” estos 20 años. Ese es el resumen patético y triste de a lo que hemos llegado en este bicentenario, donde la Concertación legitima esta obra refundacional de la dictadura.

“MENTALIDAD PROFUNDAMENTE AUTORITARIA”

- Coméntenos sobre el lanzamiento de su último libro y qué es lo que trae…

-El libro es un segundo tomo que cubre pocos años, del año 25 al 38, pero son muy importantes porque son los años que configuran el Chile llamado tradicionalmente “democrático”, de la Constitución del 25, y que tiene bastante poco de democrático en el análisis de fondo que uno puede hacer, y se va encontrando con sorpresas enormes, por ejemplo, de partida, la Constitución del 25, en su forma y en su fondo, claramente no son democráticas, es un texto absolutamente presidencialista, autoritario, que el propio Hans Kelsen, uno de los más clásicos del derecho constitucional moderno la pesca casualmente el año 26 y la destruye en su análisis, como una constitución autoritaria, presidencialista, etc., que no proporciona una efectiva democracia.

Lo peor del caso es que esa constitución se va, por así decirlo, deteriorando, en el sentido de que se le van añadiendo no sólo reformas constitucionales sino que nuevas leyes represivas por lo menos hasta el año 58 de manera progresiva, y, además, en ese período ya se ve –antes y después también-, pero en ese período se ve muy claramente, la cosa fáctica, es decir, que el poder ejecutivo, sobre todo, va traspasando la propia constitucionalidad cuando lo estima necesario, y de manera impune, sólo por el hecho de tener una mayoría parlamentaria.

Por ejemplo, Alessandri en su segundo gobierno, claro, tiene una mayoría parlamentaria pero también conseguida a base del cohecho en el acarreo del inquilinaje, o sea, el sistema electoral que establece la Constitución del 25 en la práctica y su legislación complementaria basada en el voto de partido, la inexistencia de una cédula única, permite la continuación del proceso de compra-venta de votos, a nivel de ciudades y de pueblos chicos, y del acarreo de los inquilinos en las grandes haciendas que van a votar sumisamente a favor del candidato del patrón, y todo eso tiene una distorsión bastante significativa en el voto popular, pero además de eso, ese Congreso, claro, electo sobre esas bases, entonces les da una carta blanca a los presidentes cuando ellos ejercen alguna acción represiva, de partida dan la aprobación para cualquier ley represiva, pero además cualquier exceso represivo del gobierno es condonado en función de la mantención del orden público se dice, del status quo, del orden social, en fin.

Y muchas veces, los partidos que se oponen a eso, es porque son oposición, pero una vez en el gobierno, van a replicar un poco las mismas prácticas autoritarias. Entonces hay un juego muy perverso en el cual se utiliza mucho en el lenguaje la descalificación del autoritarismo del otro pero cuando conviene, pero una vez que se está en el poder, se replica ese autoritarismo, y sin ningún pudor, porque por esta vigencia yo creo de una mentalidad profundamente autoritaria en nuestra sociedad nacional.

“MÁTENLOS A TODOS”

- Volviendo a la historia de Chile, hay dos cosas que me llaman la atención, uno, el período de este libro, del 25 al 38…

- Ahí viene el paso al Frente Popular…

- … pero también el 38 es la matanza del Seguro Obrero, donde se supone que es Alessandri el que da la orden de matarlos a todos.

-Claro, eso está documentado, es evidente que es lógicamente imposible que no haya sido además otro escenario, porque además él después asciende a los tipos que hicieron la matanza. Pero como es muy fácil en Chile, es y no es. En el fondo, todos quedan con la sensación de que él fue, pero hay testimonios que dicen que lo vieron gritar… Clotario Blest dice que vio y escuchó a Alessandri cuando dice: “mátenlos a todos”, que, por lo demás, otras personas también lo han dicho.

Pero claro, entonces Gonzalo Vial le empieza a buscar… pero es que lo dijo en un rapto de… pero, por favor, él dijo “mátenlos a todos” y los mataron a todos. O que fue una exclamación loca sin contenido, no ordenó que los mataran y los mataron y hay testimonios de los heridos que los masacraron, quedaron cuatro sobrevivientes entre los cuerpos muertos. Claro, el general Arriagada de Carabineros fue el que llevó la orden y se las dio a los subordinados, no se las dio Alessandri. Además, es reducible al absurdo que Arriagada hubiera actuado a espaldas de Alessandri si él estaba ahí con él todo el tiempo, o sea, Alessandri tendría que haber quedado indignado con un tipo que le hizo eso a sus espaldas, y al contrario.

No hay ninguna forma de exculpar a Alessandri del crimen y el propio Alessandri reconoce que él dio la orden de que los detenidos de la universidad volvieran a ser rehenes; eso es un crimen de guerra, colocar de rehenes a prisioneros, y eso sí que lo reconoce totalmente Alessandri, y además, lo increíble es que al final acusaron a Alessandri de eso, en la acusación constitucional que le hacen el año 39, lo acusan de eso, que es reconocido de manera explícita por Alessandri, pero igual la derecha vota en contra, y ojo que los falangistas también.

Y lo más grotesco es cómo termina Alessandri después de cuatro masacres: San Gregorio, la Coruña –que fue salvaje-, Ranquil (que fue también salvaje) –con detenidos desaparecidos por centenares, por primera vez con métodos masivos de desaparición forzada; comunicaron en un parte que habían 500 detenidos, no los identificaron, y después llegaron 56 a Temuco, y ésta, que la ordenó él. Cómo termina Alessandri, no sólo termina impune, muere como presidente del Senado, y con la principal estatua en La Moneda, como el símbolo fundador de la democracia del siglo XX.

(1958-1973) SÓLO 15 AÑOS DE DEMOCRACIA EN 200 DE REPÚBLICA

-Lo otro que me llama la atención también es que uno de los períodos democratizadores en términos no solamente políticos, económicos sino que culturales, que fue entre el 64 –con la reforma universitaria- hasta el 73, termina siendo brutalmente aplastado con ese autoritarismo que está como metido en la idiosincrasia chilena.

Sí, ese es el período más democratizador, pero también con una radicalización y un mesianismo del centro y de la izquierda salvaje; en el fondo, el centro y la izquierda se destruyen entre sí. El parlamento del año 65, claro, el efecto de Frei y todo lo que tú quieras, pero ¿cuántos derechistas eligieron para esa cámara? Entre liberales y conservadores sumaban nueve y lo que hoy día sería la Concertación más el Partido Comunista, 138. Esa era la correlación de fuerzas que había en la Cámara de Diputados en 1965; nueve de derecha, y 138 demócratacristianos, radicales, socialistas y comunistas.

-Que podría haber dado pie para fundar un Estado de Bienestar, socialdemócrata, tipo escandinavo…

-Pero la izquierda estaba muy radicalizada con el marxismo leninismo y la democracia cristiana muy mesiánica también con su “revolución en libertad” a partido único, pero yo creo que más culpa tuvo la izquierda, pero, al final, da lo mismo… Chocaron entre sí, se destruyeron, y a la derecha en bandeja le llegó de nuevo el poder total, porque claro, los militares, obviamente, por su formación, por todo eran de derecha, y se dilapidó eso, claro. Yo creo que técnicamente se puede hablar de democracia a partir del año 58, cuando se aprueba la cédula única, que impide el cohecho, se deroga la Ley de Defensa de la Democracia, que tenía ilegalizado a los comunistas y restringido al movimiento sindical, sin perjuicio de que subsistiesen algunas leyes represivas, como la Ley de Seguridad Interior del Estado, pero, básicamente, a partir del 58 podemos hablar de un sistema formalmente democrático. Pero que “se va a las pailas” luego de 15 años (1973), desgraciadamente.

Y ahora, que se forma la Concertación –que pudo haberse formado en esa época- se forma para subordinarse al modelo neoliberal y a la derecha económica. Entonces, Chile es un país muy extraño y muy fascinante de estudiar, pero muy depresivo para ser ciudadano.

Por Francisco Luna Solar y Cristian Sotomayor Demuth