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Señor Director:Respecto de la carta del señor Eduardo Klein, publicada el martes, deseo expresar que efectivamente fui invitado a la Enela a exponer sobre la situación de muticulturalidad de nuestra Región de La Araucanía. En dicha intervención, sostuve (y sostengo) que en nuestra región tenemos un conflicto, es decir, un desencuentro o una contraposición de miradas históricas, culturales y políticas, entre el Estado, la sociedad y el mundo indígena, y que dicho conflicto genera una serie de problemas que alteran su paz social.
Sobre la verdadera naturaleza del conflicto, tampoco tenemos acuerdo porque, mientras todos los gobiernos, desde que el Estado llegó a nuestra zona, lo han enfocado como un problema de pobreza y de orden público, yo sostuve (y sostengo) que estamos en presencia de un problema de naturaleza política, y que su solución pasa por adoptar medidas en esa dirección, sin perjuicio de las políticas públicas para combatir la pobreza y la mantención del orden público, pero que sin aquellas, estas se han demostrado ineficaces, insuficientes y, a su turno, equivocadas. Que en ese escenario, uno de los actores que han contribuido a la generación de este conflicto han sido las grandes empresas forestales.
En este razonamiento no hay nada en contra de la industria forestal en sí como tal; simplemente la constatación y deducción que la solución de este conflicto pasa, entre otros elementos, por resolver el rol de las grandes empresas forestales que se instalaron en un territorio que el pueblo mapuche reclama para sí, al sostener que el Estado chileno se lo arrebató y despojó sin título alguno de legitimidad que no sea el uso de la fuerza, lo cual determina la naturaleza política del problema.
Todo esto tiene también una vivencia del efecto que produjo la introducción del pino y eucaliptus, como especies exóticas, por parte de las empresas en el ecosistema y hábitat de las comunidades y en el agua y en la flora y fauna de esos territorios; a ello se suman las carencias empresariales de las forestales debidamente relatadas y reconocidas por el propio señor Klein en la recta final de su carta.
En ese escenario, creo que es imposible la solución al conflicto sin la salida de las grandes empresas forestales de esos territorios. Ahora, ¿cómo salen estas empresas de ahí? No es por la vía de la expulsión, como equivocadamente el señor Klein me imputa tal expresión, que jamás he utilizado.
Y entonces, ¿cómo se hace? Yo creo que el conflicto de La Araucanía se ha transformado en un problema nacional y que el próximo gobierno deberá tenerlo como prioridad junto a los grandes temas que han estado en la agenda pública en los últimos años. En esa dirección, se requerirá de un gran acuerdo nacional donde estén sentados todos los actores, y, por cierto, las grandes empresas forestales, mediante los métodos y procedimientos políticos que da la democracia: un intercambio y debate de ideas y propuestas, un sinceramiento de la situación, un proceso de gradualidad, con mucha tolerancia y una exclusión de la violencia. En estos procesos, no es el todo o nada, pero sin este proceso es muy difícil, a mi juicio, resolver el conflicto para traer la paz social a la Región de La Araucanía.
FRANCISCO HUENCHUMILLA JARAMILLO