La cobertura periodística de la huelga de hambre mapuche. La búsqueda desenfrenada del titular vendedor, de la foto impactante, de la noticia ‘golpeadora’ e inmediata y las restricciones por las líneas editoriales e intereses de las empresas periodísticas, entre otros, ponen en tela de juicio la manoseada libertad de expresión.
El uso y abuso de una sola mirada en la información que se impone frente a un cerco informativo que sólo se rompe a fines de agosto, luego de 50 días de huelga de hambre de los presos políticos mapuche, visto desde Temuco.Un ejemplo de las disyuntivas en el trabajo periodístico es la cobertura de la huelga de hambre de 32 mapuche de las Octava y Novena Regiones, procesados mediante la Ley Antiterrorista. Los medios masivos de circulación nacional censuraron absolutamente el tema hasta que el estado de salud, la presión ciudadana en las calles, la acción de los mapuche que buscaron estrategias para romper el cerco comunicacional y el rol de los medios no corporativos que sí dieron cobertura a la huelga desde el primer día, los obligaron a pautear un tema tan importante y noticioso, que no han podido mantener la omisión de lo que sucede con esta protesta donde la vida está en juego.
SILENCIO INFORMATIVO
El Colegio de Periodistas de Chile mediante un comunicado nacional, el 24 de agosto, condenó públicamente el silencio informativo que se ha visto en los medios de comunicación nacionales. “Nos parece preocupante, por decir lo menos, que este tema apenas aparezca en la agenda informativa de los medios y condenamos enérgicamente que esto ocurra”, dijo Rodrigo Miranda, en su calidad de presidente interino de la orden.
Indicó que si bien los periodistas pueden influir y sugerir las temáticas de sus noticias, no son ellos los encargados de definir finalmente la pauta noticiosa, ya que eso recae en las jefaturas y, en última instancia, en muchos casos en los propietarios y controladores de los medios.
A su juicio, el silencio informativo sólo genera incertidumbre y confusión respecto de los verdaderos propósitos de los medios. “Sin duda que este tipo de actitudes y omisiones no contribuyen en nada a una democracia que debe estar debidamente informada de lo que ocurre en el país. 32 chilenos que no comen por 50 días –ya suman más de 60- es una noticia aquí en Chile y en cualquier parte del mundo, más allá de cualquier otra consideración”, concluyó.
David Saeger, periodista y presidente del gremio en La Araucanía, concordó con que es evidente que no hay una mayor cobertura de la huelga, pero sí lo hubo con los refugiados cubanos o los mineros atrapados en las profundidades de Atacama, es decir, ha habido situaciones que gozan de mucho más respaldo periodístico sin necesidad de presión.
Agregó que “es verdad que en algunos círculos está un poco saturado el tema y hay cierta reticencia en dar más información, pero no por eso hay que desconocer una reivindicación que a todas luces parece legítima; cruza y afecta a mucha gente”, puntualizó.
TVN, Chilevisión, incluso el cuestionado Canal 13 han salido a cubrir el tema que motiva la huelga de hambre, cuando la situación ha traspasado las fronteras del país y la presión ciudadana se ha hecho manifiesta. La realidad es que ahora, incluso el senador por la Araucanía, Alberto Espina, de Renovación Nacional, ha salido a declarar en una entrevista en el canal nacional, que está “totalmente de acuerdo en que los mapuche deben ser juzgados por tribunales civiles” y que en una democracia no pueden seguir siendo juzgados por la Justicia Militar.
Al silencio que se mantuvo por más de un mes y medio en la prensa nacional, los medios regionales salen a diferenciar su trabajo, argumentando que el denominado conflicto mapuche es parte de las pautas locales desde mucho antes.
Mauricio Rivas, periodista, director del diario Austral de Temuco, perteneciente a la cadena de diarios regionales de El Mercurio, expresó que en el medio que dirige hay cobertura de la huelga de hambre, enfatizando -como ejemplo- que incluso se publican sobre el tema tres de las 36 páginas de la edición del día 3 de septiembre de 2010.
“Entiendo que el Colegio de Periodistas hizo una crítica a nivel nacional, no a lo que se registra en La Araucanía, donde el conflicto es más latente -aclaró-, a mí me consta, vivo acá, soy temuquense: puedo dar toda certeza que la línea editorial de los medios de esta Región ha sido cubrir las cosas como se cubren siempre, no más, con el criterio periodístico de cualquier medio que aplica imparcialidad, objetividad y pluralismo”, aseveró ante el señalamiento de silencio informativo, defendiendo a su medio.
Por su parte Eduardo Martínez, presidente de la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) Novena Región, dice que en las frecuencias radiales locales existe diversidad de propiedad, lo que genera pluralismo informativo. En la Región “nosotros no tenemos conglomerados que signifiquen algún tipo de monopolio o duopolio -aludiendo a la concentración de medios que se da en el ámbito nacional-, sino que al contrario, acá existen una cantidad importante de propietarios de empresas radiales, lo que hace que la diversidad esté representada”, argumentó.
El dirigente y empresario radial de Pitrufquén precisó que “la diversidad es el mejor sigilo, además es la mejor forma de tener claro que la posibilidad de que no exista información es nula, es decir, nadie ha sido capaz de acallar una noticia, sabiendo que la emisora del lado la va a dar a conocer”.
No obstante, Martínez ahondó en el tratamiento de los temas en los medios, expresando que “si tú tienes dos empresas que son dueños de los medios en Chile, digo Copesa y El Mercurio, ellos tienen la capacidad de colocar la pauta de noticias de acuerdo al punto de vista de las líneas editoriales propias”.
La situación descrita por el representante de Archi se explicaría por una serie de prácticas establecidas en los medios del país, que según los académicos Guillermo Sunkel y Esteban Geoffroy, en el libro Concentración Económica de los Medios de Comunicación en Chile (2001), Lom editores, responden al “monopolio ideológico” imperante, consecuencia de la concentración económica de los medios de comunicación. “La peculiaridad del caso chileno es que estos procesos económicos van acompañados de un marcado ‘monopolio ideológico’. Esto es particularmente evidente en el caso de la prensa diaria”.
Los especialistas mencionan en la investigación, que en otros países –como España, Francia, Estados Unidos- los medios operan en mercados oligopólicos. Sin embargo, no se da el fenómeno de “monopolio ideológico” y de anulación de la diversidad político-cultural que ocurre en Chile. “¿Cómo interpretamos esta peculiaridad chilena? Nuestra hipótesis sería que la raíz del problema se encuentra en el empresariado chileno: Esto es, un empresariado ideológicamente homogéneo, educado en una matriz económica neoliberal y en un conservadurismo valórico donde quienes se salen de este esquema constituyen excepciones a la tendencia general”.
AUTOCENSURA Y ESTEREOTIPOS
En esta relación casi simbiótica de las líneas editoriales de los medios y el trabajo periodístico, según Martínez, “hay que considerar que en las líneas editoriales de las empresas periodísticas también está el sentido de sus propietarios, un tema de larga discusión, porque tiene que ver con lo que hacen los periodistas. En Chile la censura no es tan fuerte como la autocensura, y depende de dónde tú estás trabajando y saber qué va a salir y qué no”.
Esta crítica es mencionada por los expertos Rafael Otano y Guillermo Sunkel, en su artículo “Libertad de los periodistas en los medios”, publicado en la Revista Comunicación y Medios, Nº 14, año 2003, del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, donde “uno de los periodistas entrevistados señala: ‘Yo diría que hay una censura por omisión. Hay cosas que no se cubren, no se publican, no se hablan. Por ejemplo, los mapuche tienen muy pocas posibilidades de hablar en los medios’”.
Y agrega que aparecen “el Intendente, el Ministro del Interior, el Subsecretario, los empresarios de la Mininco, los madereros de la Sofofa, que dicen: ‘¡Cómo es posible que haya tanta rebeldía y nadie controla a estos indios!’ ¿Te fijas? O sea, hay una censura en el sentido de no permitirles a los protagonistas, a los que son el centro de la noticia, que puedan debatir sus puntos de vista. Eso es muy potente hoy día, se refleja con mucha claridad”.
En ese sentido, el periodista Fernando Paulsen, en el programa Tolerancia Cero, del domingo 5 de septiembre, reconoció que si los mapuche no hubieran mantenido la huelga de hambre, a la que se trató de restar importancia, “hoy no se estaría hablando del tema de fondo, que son las razones por las cuales protestan”. Refiriéndose a la aplicación de la ley antiterrorista de manera discriminada y que se siga juzgando a civiles por medio de la Justicia Militar, “cosa que es impresentable en una democracia”, agregó Juan Carlos Eichholz.
Otano y Sunkel concluyen que “la censura por omisión implica el veto a ciertos actores. En particular, afecta a las minorías étnicas, sexuales y a ciertas minorías políticas”.
Si se presenta autocensura en el trabajo periodístico para tratar la situación en conflicto con los mapuche, también están presentes los estereotipos negativos, relacionando casi automáticamente la demanda indígena a actos terroristas, como se menciona en foros comunicacionales regionales y estudios de medición de medios sobre estas temáticas.
Sin embargo, Rivas, a la cabeza del Austral de Temuco, baja el perfil a estos comentarios: “No asumo ninguna de esas críticas poco válidas, injustas. Hay un desconocimiento del trabajo periodístico y siempre es fácil atacar a los medios de comunicación, tratándolos de los culpables y responsables”.
El director del medio de prensa, aclaró que “como medio de comunicación regional local, sabemos que este problema afecta tremendamente la imagen de la Región hacia el exterior. Un dato, la industria turística donde está radicado el futuro productivo de la zona, ha visto grandes pérdidas y consecuencias porque muchos visitantes no se atreven a venir para acá. El verano pasado cuando estuvo el conflicto de los camiones, las reservas de los hoteles bajaron de manera preocupante y ahí está –como región- nuestro futuro sustento económico”, opinó.
Sostiene que “obviamente para uno que vive acá no es grato que estos conflictos afecten otros ámbitos de la vida; a nosotros, mejor que nadie, nos gustaría que se solucionara, que hubiese una mesa de diálogo y que tuviera resultados efectivos. Que todos los ámbitos pudiesen ceder para terminar este conflicto”.
En tanto, Martínez (Archi regional) manifestó que “existe una búsqueda en encontrar en los medios una especie de jueces o tomar parte de los temas… los periodistas son los redactores de las historia, describiendo lo que está pasando; el análisis y el cuestionamiento los harán los analistas, comentaristas y o la misma gente que se hace su propia opinión”.
“Lo que sí, los medios todavía tienen un sesgo de posición muy clara, por ejemplo el tema mapuche es una situación que podemos decir que no se le ha dado toda la cobertura que necesita. La huelga de hambre no ha sido todo lo potente que podría haber sido”, dijo el representante radial, explicando que sin duda hay noticias potentes que eclipsan a otra, como el caso de los mineros; los medios no son capaces de mantener más de una información en plana.
DE LA PAUTA Y LA ÉTICA
Unos más, otros menos, la presión de la pauta -cobertura- diaria, muchas veces juega en contra de la profundidad en el tratamiento de los temas, sumado a ello, como ya se ha mencionado, los intereses mediáticos son factores relevantes a la hora de sentarse frente al computador y escribir.
El desconocimiento, al momento de reportear, también repercute en el producto periodístico entregado a la opinión pública, que pareciera informar con más de lo mismo. ¿Acaso se requiere otros formatos periodísticos y/o los periodistas actualizar la sustancia de los temas tratados?
Si bien es cierto, el director del Austral reconoció que también se pierde cierto atractivo como pauta noticiosa porque “hay una saturación del tema, la gente que vive acá ya está cansada de estar escuchando los conflictos todos los días: Ven las protestas, que se toman fundos, que hay comuneros heridos y carabineros heridos también. Creo que la gente está con mucha pena y angustia”.
Complementó que “hoy en día cualquiera puede hacer una nota y escribirla, pero es el público, el mercado, la audiencia, que tienen las opciones, y sabe cuáles son los medios creíbles, ellos finalmente deciden si le dan credibilidad a uno u otro medio, es una potestad de la audiencia”.
Por su parte, Martínez manifestó que “hoy día el tema de la comida rápida también es para la información. Es decir, no sé si la gente tiene o no tiempo, si le interesa o no. Si se entra en un análisis más pesado, consistente, de mayor fuerza, como que le aburre el tema y se tiende a dejarlo de lado, o se produce un efecto contrario, con opiniones más cerradas”.
Por ejemplo, citó, “eso de vincular a las comunidades o mapuche con terroristas, viene la autoridad informando que se aplicará la ley antiterrorista, el medio recoge la información, cubre y la saca al aire. Después viene el análisis que tiene que ver con el raciocinio y capacidad del medio para tratar la información; unos se quedan con el comunicado oficial, otros intentan escarbar un poco más, yendo a las fuentes, entender los temas y a las personas”.
En este sentido, adicionó, “el tema mapuche en la Región es muy poco debatido. Un problema de tan largo tiempo que creo que no existe ni siquiera en la ciudadanía de la Novena Región, donde el tema es candente, y hago un mea culpa de todos los medios que no hemos sabido entregar a la gente perspectivas para que se hagan una idea más acabada, mientras que estamos en lo puntual del fundo, la huelga de hambre, el camión y las piedras, pero no del tema más de fondo, qué es lo que pasa y por qué está pasando”, reflexionó.
Sin mea culpa, pero reconociendo que el periodismo hoy en día se ha vuelto más sensacionalista, Saeger, explica que la realidad de la prensa tiene que ver con un reflejo de sociedad. “No creo que sea algo concertado ni nada, tiene que ver con una lógica instalada en el país que se puede ver el grado de amarillismo de la prensa, un afán más sensacionalista, importa más el impacto que los temas de fondo”.
Planteó “por ejemplo, cuestionarnos desde los medios la construcción de la sociedad que tenemos, el estilo de conducción de los gobiernos, pues llama la atención que los parlamentarios de la Concertación estén a favor de los presos mapuche, en circunstancia que en los gobiernos anteriores se instauró juzgarlos como terroristas. Entonces, cuando uno no hace un análisis profundo de los temas cae en la desinformación”.
El desafío para el cuestionamiento al tratamiento de las noticias, más aún sobre temáticas transversales como la situación mapuche en el país, requiere mayor esfuerzo profesional en la profundización, uso de nuevos formatos y diversidad de medios.
Cabría recordar aquellos principios reflejados en el Código de Ética del Periodista: “Los periodistas están al servicio de la verdad, los principios democráticos y los Derechos Humanos. En su quehacer profesional, el periodista se regirá por la veracidad como principio, entendida como una información responsable de los hechos. El ejercicio del periodismo no propiciará ni dará cabida a discriminaciones ideológicas, religiosas, de clase, raza, género, discapacidad en todas sus formas, ni de ningún otro tipo, que lleven a la ofensa o menoscabo de personas naturales o jurídicas”.
PERMEANDO EL CERCO INFORMATIVO
Ante la invisibilización hecha por lo medios masivos de la huelga de hambre mapuche, la reacción ciudadana no se hizo esperar. Diversas jornadas de contra información y manifestación pública en distintas ciudades del país, cadenas de mails y el uso de las redes sociales, así como la labor de los medios no corporativos, fueron encargándose de enterar a la ciudadanía desinformada por los medios masivos, de lo que estaba ocurriendo con 32 mapuche en huelga de hambre en razón al fin de la aplicación de la Ley Antiterrorista y el doble procesamiento judicial.
Dentro de sus acciones destacó la toma de la Radio Bío Bío, lugar que eligieron los manifestantes pues señalaron que consideran a este medio más sensible al tema mapuche y que por lo tanto la manifestación podía ser más efectiva y así fue.
Tras la toma pacífica de radio Bío-Bío que duró cerca de cuatro horas, mientras representantes se reunían con el director, Nibaldo Mosciatti, para pedirle que entrevistara a los voceros oficiales de los presos políticos mapuche y así garantizar “la libertad de informar”, ésta se depuso y se abrieron los micrófonos de la radio de alcance nacional.
Luego serían otros los medios que poco a poco irían dando a la luz pública la situación de los presos ya en estado grave y rumbo a hospitales. No obstante la demanda social que tendría más prensa y pantalla sería la por el “No a la Termoeléctrica en Punta de Choros”, demanda que apoyada por rostros de TV y emplazamientos de Felipe Camiroaga a Hinzpeter, en vivo, para que retire el proyecto, fueron la pólvora justa y precisa.
Pero del tema mapuche, poco o casi nada, instalándose la desidia de los grandes medios en sus noticieros centrales, situación advertida por Sergio Millamán, miembro del equipo editorial del informativo Mapuexpress y Luis Cuello, editor de Otra Prensa, quienes presentaron una denuncia ante el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), contra los cuatro principales noticieros de televisión abierta (Televisión Nacional de Chile, Chilevisión, Megavisión y Canal 13 UC) por infringir el artículo 1°, inciso final de la ley 18.838 en lo concerniente al deber de respeto al pluralismo y a la democracia.
La denuncia, que fue considerada admisible, tiene por objetivo que CNTV se pronuncie en contra de la censura arbitraria y “sin criterio periodístico” que ejercieron los noticiarios de televisión abierta con respecto a la movilización de los 32 presos políticos en huelga de hambre, según explicó Sergio Millamán.
Teun Van Dijk, uno de los máximos exponentes del análisis crítico del análisis del discurso ha expresado en más de una oportunidad que “la libertad de prensa es una libertad de las elités”, es decir de quienes controlan la propiedad de los medios de comunicación, situación que hoy contrasta con la apropiación hecha de las nuevas tecnologías para la comunicación social, por parte de las organizaciones sociales que en desigualdad de condiciones tratan a diario de romper el cerco informativo interpuesto por los medios hegemónicos.
Finalmente, la respuesta más concreta a el esfuerzo hecho por comunidades movilizadas y medios que han sumado su labor ética del periodismo por visibilizar la problemática mapuche y que ésta ocupe el espacio que merece en la discusión pública, son sin duda, las declaraciones hechas por el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, quien ha anunciado públicamente que se despachará pronto un proyecto para realizar modificaciones a la justicia militar, así como una reforma a la polémica Ley Antiterrorista.
Por Leyla Noriega Zegarra