Los colonos asentados en el territorio Mapuche tenían carta blanca para asesinar a familias mapuche para arrebatarle sus tierras.
Sus actos criminales se realizaban impunemente con el apoyo de la policía y la complacencia de las autoridades chilenas, tierras que años antes el propio estado se las había reconocido a los mapuches en los llamados “Titulo de Merced”.
De esta forma el pueblo mapuche era despojado de las tierras en la que siempre habían vivido y que España se la había reconocido en una treintena de tratados internacionales.
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