Entregaron una distinción a todos aquellos que hayan escrito o difundido, de un modo u otro, el quehacer y la conservación de la cultura de los pueblos originarios.
El lonko Ángel Benito Torre y el werken Enrique Coria, de la comunidad mapuche Nawel Weichafe fueron distinguidos por la Cámara de Diputados de la Nación en virtud de la trabajo de difusión y defensa que realizan de la cultura mapuche.

El lonko Ángel Benito Torre y el werken Enrique Coria, de la comunidad mapuche Nawel Weichafe en diálogo con La Verdad, el lonko Torre contó que “yo soy mapuche, nacido y criado por mi abuela en el Campo La Cruz, debido a que mis padres trabajaban en una estancia donde no estaban permitidos los niños. Las tierras del Campo La Cruz, hoy quedan unas 68 hectáreas de las 106 iniciales, fueron donadas por el Capitán Bueno y el ministro Benjamín Victorica. Nosotros somos descendiente del cacique Pincén, mi bisabuela fue una cautiva, y hemos andado un largo camino. Los descendientes llegaron hace más de 150 años a estas tierras y se fueron estableciendo en diversas comunidades: en Carhué, Robert y Arenaza, entre otras”.

“Soy descendiente y bisnieto del Cacique Vicente Catrinao Pincén y de Dorotea Barquin, una de las tantas concubinas que tuvo mi bisabuelo Pincén. Mi abuela Isabel Barquin, hija de Dorotea Barquin, y mi abuelo Benigno Rosas, los dos mapuches, mi madre Camila Rosas, hija de Isabel y de Benigno, mis tíos: Felipe, Lucio y Beningno, y mis tías: Onoria, Inocencia; mi mamá Camila y mi tío Felipe, llevaban el apellido Rosas. Mis tíos Lucio, Benigno, Inocencia y Onoria llevaban el apellido Barquin”, relató.

Luego, siguió contando que “cuando mi abuela muere, paso a criarme con unos tíos y me vengo a la ciudad, a hacer la primaria en la vieja Escuela Nº 8, donde muchas veces me sentí discriminado por algunos de mis compañeros porque los padres no los dejaban juntar conmigo porque era indio. Aprendí a hablar de grande el idioma aunque recuerdo que cuando era chico mi abuela y otras mujeres de la comunidad, lo hablaban, pero en casi en secreto, estaba prohibido”.

Enrique Coria, el werken

Coria también contó su experiencia “Enrique nació en Rosario y ahora reside en Luján, donde ejerce la medicina ancestral y alternativa, las curaciones, la preparación de yuyos y ungüentos. Mis ancestros están todos en Los Toldos, pero soy mestizo, porque mamá era suizo francesa. Hace unos diez años que conozco al lonko Torres, fue él quien me enseñó el idioma, y hemos recorrido el país llevando nuestra cultura. Allá por 1987 conozco a un psiquiatra, doctor Arturo Phillips, quien estaba aprendiendo una nueva medicina, la no convencional, la que usan las machis (curanderas) en nuestros pueblos. Eso me interesó mucho y fue a lo que me dediqué. Tengo que agradecerle mucho a LT 20 Radio Junín, que hace más de un año y medio que nos presta un espacio para poder difundir lo nuestro”.

“Con toda esta movida comenzaron a llegar a Buenos Aires, donde participo del grupo Hijos del Padre Sol y de la Madre Tierra, y nos dedicamos a difundir la cultura de todas las etnias. Ahí conocimos al periodista huarpe Ricardo Sarmiento, quien ha escrito libros y está intentando reconstruir las lenguas perdidas. Cuando presenta un libro en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires lo declaran de interés cultural. Luego lo presenta en la Cámara de Diputados de la Nación y allí convoca a todos los hermanos indígenas, poniendo al tanto de lo que hace a Julián Domínguez y Andrea García. Fue así que, a raíz de esto, nos entregaron una distinción a todos aquellos que hayan escrito o difundido, de un modo u otro, el quehacer y la conservación de la cultura de los pueblos originarios, distinción que fue concedida el 4 de diciembre pasado”, relató.

El Campo La Cruz

El asentamiento de la Comunicad Mapuche en Campo la Cruz fue de esta manera: Vicente Catrinao Pincen y José Nahuel Payun fueron hechos prisioneros por el mayor Germán Sosa en noviembre de 1878 cerca de Toay, fueron conducidos a Trenque Lauquen donde estaba el coronel Villegas; los llevaron en tren hacia Buenos Aires, más tarde fueron embarcados en la goleta Rosales hacia la Isla Martín García. En el año 1880 fueron liberados y embarcados nuevamente en la goleta Rosales hacia Buenos Aires, allí Vicente Catrinao Pincen y José Nawel Payun tomaron rumbos distintos, Pincen se fue a Carhue y Nawel Payun a Toay en busca de lo que quedó de su tribu, y rumbeó con ellos por la vieja rastrillada: pasaron por Roberts, Arenaza, Bayauca, Baigorrita, bordearon la Laguna de Gómez y costeando el Río Salado llegaron a Paso Piedras, donde estaba el fuerte Junín.

Nawel Payun pidió permiso al comandante del fuerte hasta que le concedieran un terreno para su comunidad. El entonces ministro de guerra y marina, Benjamín Victorica, y el general Roca le concedieron dos chacras de 53 hectáreas cada una, fue en enero de 1881. Un cura del fuerte puso una cruz de material y se llamó: Comunidad Mapuche Campo la Cruz. A Nawel Payun lo designaron cacique junto al capitanejo Neculpán Chenquelén Faría y Negrete; les dieron herramientas de labranza, 2.400 pesos fuertes.

La Verdad

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