Una coincidencia de eventos creo las condiciones favorables para el inicio del levantamiento. Este tiene su origen en una querella entre el maestre de campo del fuerte de San Miguel de Calbuco, don Alejandro Garzón Garricochea, y el gobernador de Chiloé, don José Marín de Velasco. La rebelión de los huilliches (indios encomendados) podían movilizar unos mil lanzas. Las autoridades castreñas, por su parte, podían oponer una milicia constituida por unos mil soldados, a la cual podían agregarse otros mil vecinos, todos bien armados. Por lo tanto a la disparidad de armamento, había que añadir la inferioridad numérica de los huilliches.