Opinión. Desde hace algunos años, la onda indigenista recorre Chile, en un mensaje de depresión social y económica que se atribuye a la situación de ''explotación y postergación'' que sistemáticamente la sociedad ha provocado a las minorías étnicas. En general, el discurso mapuche ha tenido éxito en el mensaje a la sociedad nacional e internacional sobre sus demandas y en el que la idea central que se repite es que los indígenas en Chile están segregados racialmente y son objeto de atropellos permanentes y de ''robos'' de tierra por parte de los ''chilenos''. Con ello, explican que el problema de los mapuches corresponde a toda la etnia y por tanto tiene un alcance de índole nacional.Diario El Sur, 25 de junio de 2001

¿Mayoría mapuche?
Desde hace algunos años, la onda indigenista recorre Chile, en un mensaje de depresión social y económica que se atribuye a la situación de ''explotación y postergación'' que sistemáticamente la sociedad ha provocado a las minorías étnicas.
Muchos de los actos de violencia que han protagonizado algunos comuneros están insertos en este discurso de protesta contenida y que permanentemente se deja oír, asumiéndose por parte de la opinión pública una especie de ''dejar ser'' en un tema que poco les importa. Pocas son las personas que se han acercado a conocer los orígenes de sus conflictos y a saber cómo viven esas minorías, y por tanto menos los que están enterados a cabalidad sobre esas realidades.
En general, el discurso mapuche ha tenido éxito en el mensaje a la sociedad nacional e internacional sobre sus demandas y en el que la idea central que se repite es que los indígenas en Chile están segregados racialmente y son objeto de atropellos permanentes y de ''robos'' de tierra por parte de los ''chilenos''. Con ello, explican que el problema de los mapuches corresponde a toda la etnia y por tanto tiene un alcance de índole nacional.
En realidad, si uno ve las cifras de población se da cuenta que los mapuches en Chile son alrededor de un millón de personas según datos del Censo de 1992, de los cuales un 45% se encuentran viviendo en la capital y sólo un 25% en las regiones Octava y Novena. Esto quiere decir que la población que vive cerca de los sitios de conflicto no es representativa de los problemas que aglutinan la preocupación, interés y esfuerzo de la vida del pueblo mapuche en general.
Afirmar que la comunidad mapuche no ha tenido oportunidades de integración educacional y social al resto de la sociedad, es altamente dudoso por cuanto el bajo desarrollo de las comunidades de las regiones de la Araucanía no puede atribuirse sólo a la condición de etnia, ya que es evidente que esos niveles son mucho más altos en otras regiones del país. Lo que aquí ocurre es una falta de oportunidad general, que es común a cualquier comunidad pobre del país dentro de las llamadas ''fronteras interiores'', y no precisamente a una segregación étnica como se quiere hacer suponer.
Lo cierto es que los mapuches viven hoy en comunidades con una cultura y costumbres de gran valor, pero que no han sabido integrar hacia las nuevas opciones de un mundo que se abre y globaliza. De allí, es que ese mundo se margina en reductos de pobreza en los que sólo se vislumbran las opciones reivindicatorias y paternalistas hacia una sociedad a la que sólo demandan tratos privilegiados y selectivos, olvidándose que no termina allí la responsabilidad social de una sociedad justa y sustentable.
Alfredo Palacios Barra
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