En la provincia de Buenos Aires viven hoy 25.491 aborígenes de 24 etnias diferentes. No son indios con plumas que se dedican a la caza con arco y flecha, sino familias que emigran a las ciudades en busca de trabajo, educación y salud, y que con el tiempo perdieron sus costumbres e identidades. Los datos se desprenden del primer informe sobre la situación del aborigen en el territorio bonaerense, realizado por la Dirección de Atención Primaria del Ministerio de Salud y por el Movimiento Indígena de esta provincia. Los grupos de aborígenes más numerosos son los mapuches (46,8%), los guaraníes (15,7%), los quechuas (11,8%) y los tobas (8,06%). La Nación, 22 de junio de 2001
LA NACION LINE | 22.06.01 |
Primer censo de población indígena
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Foto: Telam |
Hay 25.000 aborígenes en territorio bonaerense
LA PLATA.- En la provincia de Buenos Aires viven hoy 25.491 aborígenes de 24 etnias diferentes. No son indios con plumas que se dedican a la caza con arco y flecha, sino familias que emigran a las ciudades en busca de trabajo, educación y salud, y que con el tiempo perdieron sus costumbres e identidades.
Los datos se desprenden del primer informe sobre la situación del aborigen en el territorio bonaerense, realizado por la Dirección de Atención Primaria del Ministerio de Salud y por el Movimiento Indígena de esta provincia.
"Los aborígenes desconfían de los planes de salud del blanco. Nos propusimos conocer la situación de sus comunidades, para poder llegar a ellos con un programa sanitario que sea efectivo", dice el director de Atención Primaria, Edgardo Pera Torres.
El relevamiento, efectuado en 40 distritos bonaerenses entre marzo de 1998 y marzo de 2001, muestra también que el 75% de los indígenas sólo cuenta con estudios primarios.
"Son muy pocos los que terminan la secundaria y muchos menos los que tienen posibilidad de asistir a la universidad", afirma el colla Fausto Durán, presidente del Movimiento Indígena Bonaerense (MIB).
Y añade: "Cada vez más jóvenes emigran a las grandes ciudades; buscan empleos inestables y ocultan su origen por miedo a ser discriminados".
Según el informe, la mayoría de los aborígenes trabaja en forma autónoma: el 54% realiza changas; el 14% se ocupa en la construcción, el 12% en servicio doméstico y el resto en tareas rurales.
Los datos sobre la migración indígena son aún hasta hoy estimativos. No obstante, el estudio deja constancia de que en el territorio bonaerense existen 24 etnias. Entre ellas se destacan dos comunidades asentadas en Ituzaingó y en Carmen de Patagones que dicen ser incas.
Los grupos de aborígenes más numerosos son los mapuches (46,8%), los guaraníes (15,7%), los quechuas (11,8%) y los tobas (8,06%).
En esta ciudad hay dos comunidades toba. Unas 40 familias residen en casas con jardines a la vista en el barrio Malvinas Argentinas y otras 15 viven el barrio Las Quintas.
Su líder, Rogelio César Canciano, asegura que la principal preocupación de su comunidad es la posesión de tierras. "Hemos construido nuestras casas en terrenos prestados por el gobierno. Tenemos una tenencia temporaria, pero queremos que las tierras sean nuestras", explica.
Según el MIB, "en las comunidades del interior del país sólo quedan ancianos, que son los encargados de conservar los ritos. Esto sucede porque el hombre blanco rechaza al aborigen y siente miedo de reconocer sus antepasados en nuestras costumbres".
La liga de los ancianos
El MIB se formó en 1994, durante las sesiones del segundo parlamento aborigen. También se creó entonces el Consejo de Ancianos, autoridad máxima de las comunidades que habitan esta provincia.
"Después -aclara Durán- comenzamos a buscar un organismo estatal que se interesara por la situación del aborigen y el único que nos recibió fue la Dirección de Atención Primaria del Ministerio de Salud."
Las comunidades de aborígenes designaron a 30 indígenas para que se desempeñen como agentes sanitarios y lleven los programas de salud al interior bonaerense.
"El indígena no acude a los centros asistenciales si no está grave. Los agentes sanitarios deben ser gente elegida por sus pueblos para poder llevar las campañas de vacunación y de prevención", dice Pera Torres.
Y concluye: "Este documento es el comienzo de un reencuentro con las olvidadas comunidades indígenas que poblaron el territorio mucho antes de la llegada del español".
Jesús
A. Cornejo
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