El 12 de octubre, fecha trágica para los pueblos originarios americanos, fue recordado ayer con el habitual contrafestejo organizado por distintas comunidades indígenas. El acto central fue una reunión en la cual se avanzaba anoche hacia la constitución de la Organización de Naciones y Pueblos Indígenas en la Argentina (Onpia), en cuya conducción estarán representadas las 19 comunidades aborígenes existentes en el país. La reunión se prolongó más allá de lo previsto y eso obligó a la suspensión de la marcha desde la Plaza de los Dos Congresos hasta Plaza de Mayo, que se iba a realizar a partir de las 14.30 y que iba a finalizar con música, canto y danza. Los pueblos originarios volvieron a reivindicar su derecho a decidir sus propias formas de gobierno y a criar a las nuevas generaciones bajo su propia identidad cultural “sin ningún tipo de interferencias”. Por tales motivos, algunos dirigentes aspiran a mantener “un diálogo franco con el actual presidente, como lo están haciendo otros sectores sociales”. Página 12 (Buenos Aires), 12 de octubre de 2003.
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Los indios son anarquistas
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¿Recuerda el lector los “500
años”? ¿Las fiestas que hicieron los españoles para
ganar turistas? Recuerdo siempre el gran cartel que había en la
Expo ‘92 de Sevilla para recordar el “descubrimiento” cristiano de América:
“Apúntate a una cena en un galeón, a los bailes del Palenque,
a los gauchos de la Pampa, a las tumbas mochicas, a los viajes de los descubridores,
a las pizzas y cuscús, al túnel del tiempo maya, al enterramiento
del señor de Sipén, a la gran pirámide azteca, a un
fortín colonial de Puerto Rico. ¡Pega un salto al mundo de
1492! Un espectáculo lleno de magia, con actores, máquinas,
proyecciones, efectos especiales y animatrónicos con robots parlantes
que nos sumergen en la época del Descubrimiento (con mayúscula)
de América; con Pavarotti y Plácido Domingo podrás
subir a la nao Victoria, el primer barco que dio la vuelta al mundo. ¡Diviértete,
relájate, disfruta! ADULTOS, CUATRO MIL PESETAS”.
Y debajo se retrataron sonrientes
González y Aznar, los dos representantes del Partido Socialista
Español y de la derecha franquista. Viva la pepa. Eso había
sido la conquista española. Nada de Túpac Amaru despedazado
por caballos atados a sus piernas y brazos, ni los miles de esclavos muertos,
ni la destrucción a puro fuego de las aldeas indígenas. Que
no fueron sólo los españoles en nombre de Cristo sino también
los “patriotas” latinoamericanos. Véase la Campaña del Desierto
de Roca.
Pues bien. Todo un ejemplo: los representantes
de los 42 mil aborígenes que viven todavía en nuestras pampas,
se reunieron en La Plata para el Parlamento Indígena. Sus resoluciones
fueron el respeto a sus normas de vida y a su derecho a vivir. Olga Garay,
tataranieta del cacique Andrés Raninqueo, dijo al empezar: “Nuestro
objetivo es que la comunidad sepa de nuestra existencia y hacer poder oír
nuestras voces. Los huincas nos impusieron su religión, su ideología,
su lengua, perdiéndose de alguna manera las nativas. Queremos que
se reconozca y valorice la cultura de los distintos grupos étnicos
para lograr una mejor convivencia. Que el aborigen no siga sintiéndose
un paria en su propio suelo. Que se vea la posibilidad de enseñar
en las escuelas nuestras propias lenguas y de esa forma no perderíamos
nuestras raíces, y las personas que nos desconocen se enterarían
de que todavía existimos”.
Y el Congreso todo aprobará
una declaración honesta y bella. Dice: “Estamos transitando un nuevo
milenio desde aquel 12 de octubre de 1492, trágico encuentro de
dos civilizaciones. El 12 de octubre debe ser una fecha clave para la reflexión,
un análisis serio sobre la historia de estos 511 años con
nuestros pueblos de Adbia Yala (América) a fin de plantear un futuro
con grandeza; es importante el punto para lograr nuestras reivindicaciones
y que el nativo deje de ser un paria en su propio territorio y objeto de
todo tipo de vejámenes de explotación humana, de discriminación
racial y desculturización. De hoy en más nuestros gobernantes
son quienes deberán tomar conciencia de que la Argentina les otorga
Derechos al habitante primitivo de estas tierras, que deberán ser
respetados por el hermano no aborigen”.
Y más adelante: “El Movimiento
Indio no debe detenerse a llorar sobre las ruinas de nuestros antepasados,
pero tampoco debemos ser cómplices por la vía del silencio
de las injusticias cometidas con nuestros pueblos, para implantar en su
lugar una prosperidad de pocos en medio de la pobreza general”.
Con mucha tristeza e ironía,
prosigue el documento: “Por eso hoy, los pueblos originarios exigimos mayor
protagonismo, una inclusión en serio, no queremos seguir siendo
los anónimos de esta bendita Argentina, no nos interesa seguir siendo
objeto de estudio antropológico, arqueológico y sociológico”.
(En este sentido hay una carta del Perito Moreno a su padre donde emplea
bien claro ese idioma, lo que le interesaba al blanco del indio: “Querido
viejo: hoy remito por diligencia un cajón que harás recoger
lo más pronto posible pues el agente de ella no sabe la clase de
mercancías que envío. Creo que no pasará mucho tiempo
sin que consiga los huesos de toda la familia Catriel. Ya tengo el cráneo
del célebre Cipriano y el esqueleto completo de su mujer, y ahora
parece que el hermano menor no vivirá mucho tiempo...”
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