El problema de la tuberculosis está instalado desde hace décadas entre los aborígenes, especialmente a raíz de las condiciones de marginalidad en la viven. Pero hasta el momento el Estado no encontró o no buscó la manera de implementar un programa para asistirlos, más allá de la resistencia que se registran en algunas aldeas para la concreción del trabajo médico. Territorio Digital, Posadas (Misiones), 25 de agosto de 2003. 

 
crisis guaraní - “Hay comunidades muy cerradas donde ni los médicos entran”.
Territorio Digital, Posadas (Misiones), 25 de agosto de 2003.
 

El sistema sanitario fracasa en las comunidades mbyá

Los agentes sanitarios y los caciques reconocen dificultades tanto desde el Estado como de los guaraníes que impiden la continuidad de los programas.


Carta abierta
Mañana es demasiado tarde 
Nosotros, vecinos de Puerto Iguazú y amigos del Pueblo Mbyá Guaraní, tenemos el deber cívico de advertir una vez más sobre la situación de emergencia sanitaria y social que padece la comunidad aborigen Fortín Mbororé, cuyas consecuencias son de conocimiento público.

... Ya no es momento de discursos, sino de una acción urgente, de carácter multidisciplinario, destinada a acompañar a las familias afectadas y proveer los recursos y conocimientos necesarios que pongan límite e intenten revertir la injusta muerte de los niños...

...Señor Gobernador: Le pedimos que reflexione sobre la actitud y los dichos estériles y anacrónicos de los auxiliares de su gobierno, que revise el resultado de sus gestiones en cuanto al pueblo indígena y que procure hoy -porque mañana es tarde para las vidas amenazadas- tomar medidas a favor de las Comunidades...

...Por último, advertimos sobre la ingerencia de funcionarios de la Dirección de Asuntos Guaraníes de Misiones en la vida religiosa de las comunidades, hiriendo la más profunda esencia del Pueblo Mbyá y provocando una crisis espiritual interna que puede llevar a los indígenas a una anarquía aún más grave que la presente, debida al deterioro de la organización política de la comunidad...

Vecinos y Amigos del Pueblo Mbyá

PUERTO RICO. La falta de un programa serio de atención médica y asistencia social de parte del Estado, transformaron a las comunidades aborígenes de nuestra provincia en verdaderos focos de alarma en lo referente al rebrote de la tuberculosis y la acentuación de los casos de desnutrición.

Sin embargo, los altos índices que registran estas enfermedades propias de la pobreza y las condiciones de hacinamiento en la que viven los habitantes de las aldeas, también tienen en las conservadoras costumbres y forma de vida de los aborígenes, las vías apropiadas para la potenciación de esos males.
Si bien ningún sector social está excepto de padecer estas enfermedades, los integrantes de las comunidades aborígenes fueron los primeros en sentir el impacto del reflorecimiento de estos males en pleno siglo XXI, a raíz fundamentalmente de la baja calidad alimentaria y el nulo control médico de los mbyá.

De acuerdo a la región, los guaraníes concentran entre el 50 y el 90 por ciento del total de casos de tuberculosis registrados en Misiones. Inclusive, en algunos hospitales como el de Jardín América, ya se registraron cuatro decesos en lo que va del año.
En cuanto a la desnutrición, "todos los niños de nuestras comunidades sufren esa enfermedad en alguno de sus grados. Y cada tanto alguno se muere", admitió Lorenzo Ramos, cacique de la aldea Marangatú de Puerto Leoni.

Falta continuidad
El dirigente aborigen pidió que el Estado implemente un "programa de asistencia con alimentos y de atención médica que continúe durante todo el año y se renueve", aunque reconoció que "hay comunidades muy cerradas donde eso sería casi imposible hacer, porque ni los médicos pueden entrar. Eso ya es culpa de los caciques que no les permiten la entrada a la comunidad para los doctores puedan trabajar", reconoció.
En la zona de Capioví, Jardín América, Tabay, Leoni y Ruiz de Montoya, en los primeros cinco meses del año se registraron 75 casos de tuberculosis pulmonares o típicas que reclamaron asistencia médica. "Pero hay muchos casos más que no piden o buscan la asistencia", reconoció Ramos, para quien "lo mismo sucede con los casos de desnutrición".

A partir de este cuadro, los directivos del Hospital de Area de Jardín América decidieron crear un sector que atienda específicamente a los tuberculosos y desnutridos, a fin de prevenir la multiplicación de los mismos en los asentimientos aborígenes, como así la transmisión del bacilo de Koch hacia los demás sectores de la comunidad.

Amplia región
De acuerdo a las estadísticas internas, al hospital de Jardín asisten en demanda de asistencia los integrantes de las comunidades aborígenes de Guaraní, Itá Poty y Virgen María (Jardín América); Caá Cupé, Tierra Colorada y Caá Guy Poty (Ruiz de Montoya); Leoni Poty, Leoni Tabay y Marangatú (Puerto Leoni); Sapucay y Guaporá Yty (Hipólito Irigoyen).
Todos los viernes, un equipo de médicos del hospital asisten a las aldeas a prestar sus servicios, encabezados por la doctora Ada Pieper, titular del organismo especialmente creado. De acuerdo a la disponibilidad de recursos y medios, en estas visitas se realizan todas las tareas inherentes a la prevención, como también al tratamiento de aquellos pacientes en que las enfermedades como la tuberculosis o la desnutrición ya han sido declaradas.

Un sistema similar se puso en práctica en Garuhapé, donde la Municipalidad cuenta con los servicios del doctor Germán Nicotera, quien junto a un par de enfermeras, desplegaron una campaña masiva de vacunación y entrega de leche en las comunidades guaraníes, con las dosis que gestionaron las autoridades comunales ante el Ministerio de Salud Pública.

Viejo problema
El problema de la tuberculosis está instalado desde hace décadas entre los aborígenes, especialmente a raíz de las condiciones de marginalidad en la viven. Pero hasta el momento el Estado no encontró o no buscó la manera de implementar un programa para asistirlos, más allá de la resistencia que se registran en algunas aldeas para la concreción del trabajo médico.

Si bien es cierto que "falta apego de los mbyá a la ingesta de los medicamentos para el tratamiento de la tuberculosis", como ejemplificó un profesional de Salud Pública de esta región, también "faltan programas de control y asistencia estatal ininterrumpidos", como reconoció la misma fuente.

"Estas son las raíces del problema. El primero tiene que ver con algo cultural. Las costumbres de los aborígenes colisiona con nuestro sistema de vida. Y con el tema de las enfermedades, no se les puede hacer un seguimiento porque hay un problema de integración, mientras que desde el Estado no hay programas que no tengan interrupciones", aseguró el galeno acostumbrado a tratar con aborígenes, que pidió reserva de su identidad.

Asimismo recordó que "los aborígenes son semi nómadas, por lo que suelen abandonar los tratamientos y, de repente, aparecen en otra localidad.


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