Dentro de la aldea se plantea por estos días una fuerte necesidad de replantear el esquema de formación espiritual de los guaraníes. Aprovechando el momento, la semana pasada se hizo una reunión en la que participaron todos los líderes espirituales, más algunos opy gua invitados, de otras comunidades de Misiones. El día que velaban a Cintya, una agente sanitaria de la comunidad rompió en llanto, clamando para que los guaraníes retomaran los hábitos alimentarios tradicionales. Territorio Digital, Posadas (Misiones), 25 de agosto de 2003.

 
crisis guaraní - Docentes y líderes espirituales colocan la contaminación cultural en la raíz del problema.
Territorio Digital, Posadas (Misiones), 25 de agosto de 2003.
 

Apuntan a los malos hábitos y a fallas de las políticas como causas

La muerte del tercer niño de la aldea Fortín Mbororé con un cuadro severo de desnutrición en menos de cuatro meses revitalizó la polémica en torno del origen de un mal que se repite.


El caso de Fermino
Fermino es el padre de Cintya, una de las pequeñas que murió por desnutrición. Fermino fue agente sanitario, hasta que dejó de lado el cuidado de la salud de sus vecinos, atraído por las pingües ganancias que deja la venta de artesanías en el área cataratas.

Los ingresos de Fermino son en dólares, y es común verlo luciendo costosas zapatillas y ropa de marca. Así y todo, su hija se murió de hambre. ¿De hambre o mal alimentada? Según su padre, solía darle yogur, frutas y verduras.

El día que velaban a Cintya, una agente sanitaria de la comunidad, rompió en llanto, clamando para que los guaraníes retomaran los hábitos alimentarios tradicionales.

PUERTO IGUAZÚ. "El mal tomó a toda la comunidad y se necesita un opy gua que tenga mucha fortaleza". Con estas palabras el apy gua Nery Moreyra, de la comunidad aborigen Fortín Mbororé, explicó lo que para él es la causa de tanto dolor.

No es para menos: en menos de cuatro meses tres niños murieron en esta aldea, todos por la misma causa: la desnutrición. ¿Cómo puede ser que esto suceda justamente aquí, en Iguazú, donde los guaraníes tienen acceso a alternativas que no existen en otras comunidades, como por ejemplo la venta de artesanías? Fue la pregunta recurrente en estos últimos días, después de la muerte de Manuela, una beba de tan sólo 1 año y 6 meses.

Estar cerca. Ese es, tal vez, uno de los motivos más importantes por los cuales a los guaraníes se les desdibujan algunas costumbres ancestrales, como por ejemplo la alimentación. Cerca de la hamburguesa, de la salchicha, del fiambre y de la gaseosa. Pero nada de eso se podría adquirir si no se está cerca del que tal vez sea el elemento mas disociativo de la cultura guaraní: el dinero.

Preguntas sin respuestas
En la aldea de Fortín Mbororé viven casi 1000 personas. La mayoría de ellas, asentadas en estas tierras desde hace muchos años. Pero últimamente se viene dando un creciente fenómeno de migración, que atrajo una buena cantidad de aborígenes de la misma etnia, provenientes de Paraguay (muchos) y de las comunidades satélites de los pueblos vecinos como Wanda o Andresito. Lo paradójico en el caso de las muertes por desnutrición, es que todos los niños muertos eran de familias originarias de esta comunidad. Ninguno de los recién llegados tuvo ese problema con sus hijos.

Dentro de la aldea se plantea por estos días una fuerte necesidad de replantear el esquema de formación espiritual de los guaraníes. Aprovechando el momento, la semana pasada se hizo una reunión en la que participaron todos los líderes espirituales (son nueve en total), más algunos opy gua invitados, de otras comunidades de Misiones. Fue en ese contexto donde, utilizando el dialecto mbya más cerrado, los guaraníes "sacaron los trapitos al sol". "Si el opy gua fuera fuerte, no dejaría a los jóvenes salir fuera de la comunidad para ir a los bailes" fue uno de los reproches que soltó uno de los presentes que tomó la palabra en el centro del opy. "No quiero ofender a nadie, pero aquí hace falta alguien que tenga mucha fortaleza" completó.

Sin embargo, para algunas personas que acompañan desde hace años a la comunidad de Mbororé -como la docente Ángela Sánchez, quien junto con Luis Honorio Rolón fue fundadora de la escuela aborigen de la comunidad- las cosas pasan por desidia del Estado. "No puede ser que sigamos con el discurso filosófico; tenemos que pasar a la acción", repitió muchas veces Sánchez, quien advierte que los mayores males de la aldea provienen de la pérdida de identidad a la que están sometidos, sobre todo aquí, en Iguazú, donde tienen tanto contacto con los blancos.
 
 

Sergio Martyn
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Posadas (Misiones), República Argentina

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