La mayor tragedia para el país puede ser que, tras décadas de pacífica convivencia entre mapuches y "huincas" en amplios sectores de la Octava y Novena regiones, hoy se desate un clima de odio y de enfrentamiento. Diario el Sur, 31 de Marzo de 1999 

 Proyecto de Documentación Ñuke Mapu
 
Opinion 
 
Miércoles 31 de Marzo de 1999

Muerte en Arauco

Hay que reparar en la causa de la violencia que terminó con la vida de una persona en la zona de San Ramón, Tirúa. Aunque más parece una pendencia, ella se produjo en el ambiente enrarecido que se vive en Arauco.

La muerte de un agricultor del poblado de San Ramón, en la comuna de Tirúa, en las cercanías de la hacienda Lleu-Lleu, de la que se responsabiliza a dos hermanos de origen mapuche, ciertamente debe llamar la atención de las autoridades. Si bien podría calificarse el caso como una riña entre personas en estado de ebriedad por haber comenzado una discusión en un lugar de expendio de alcoholes, lo cierto es que, después de un incidente verbal sobre las situación que enfrenta a mapuches con empresarios agrícolas, los presuntos autores alcanzaron al afectado en el camino mientras éste regresaba a su casa, lugar en el que se produjo el incidente que le costó la vida tras recibir un disparo de escopeta en el tórax.

Frente a este incidente, cuyo origen no es sólo policial, corresponde reaccionar con prontitud. Autoridades policiales de la zona reconocieron a la prensa que en los últimos días han debido dejar constancia de numerosas denuncias de amenazas y amedrentamiento de parte de mapuches, existiendo incluso anónimos dirigidos en contra de los "huincas". Este es el tema de fondo. Las tensiones provocadas por grupos indígenas que pretenden recuperar tierras que fueron de sus ancestros y que hoy tienen legítimos propietarios han generado incidentes de gravedad, como fueron los incendios y atentados de la hacienda Lleu-Lleu, y ahora son la razón última para uns muerte. No es el momento de intentar aminorar el impacto de este grave incidente, ya que de seguir el ambiente de tensión y de amenazas la situación puede derivar en enfrentamientos, puesto que los dueños de predios que se sientan amenazados podrían recurrir al expediente de armarse en un acto de legítima defensa, lo que terminaría en un caos, donde primaría la ley del más fuerte y en una escalada cuyo fin sería difícil de precisar.

La mayor tragedia para el país puede ser que, tras décadas de pacífica convivencia entre mapuches y "huincas" en amplios sectores de la Octava y Novena regiones, hoy se desate un clima de odio y de enfrentamiento. Un conflicto de origen étnico puede dividir al país, crear situaciones de violencia extrema, sin racionalidad, lleno de sentimientos de frustración y odio en contra de quien se considera enemigo por pertenecer a una etnia distinta. Estas tragedias han enlutado a muchas naciones y en Chile se suponían superadas desde hace ya más de un siglo. Por lo mismo, lo sucedido en el sector de San Ramón, en Tirúa, así como los incidentes de Traiguén y Lleu-Lleu, no deben ser minimizados por la autoridad, ya que pueden ser origen de hechos que escapen a todo control político. Si ya una vez el gobierno ha decidido no recurrir a la Ley de Seguridad del Estado, quizás haya llegado el momento de evaluar nuevamente la situación, ante un primer muerto, y ojalá el último, que tiene como causa final el conflicto mapuche.
 


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