En el panorama general se observan dos polos. El primero corresponde a las candidaturas que intentan compatibilizar desarrollo económico y sostenibilidad, buscando equilibrar inversión, regulación y protección ambiental. El segundo, son los que privilegian la desregulación y la reactivación económica, con escasa incorporación de criterios ambientales. Dentro del primer grupo se encuentran Mayne-Nicholls y Enríquez-Ominami, que proponen fortalecer la regulación ecológica, junto a Jeannette Jara y Evelyn Matthei, quienes articulan el aumento de la producción minera o energética con mecanismos de resguardo ambiental. En el segundo grupo se ubican Parisi, Kast y Kaiser, que plantean visiones ideológicas centradas en la reducción de normas y una crítica abierta al ambientalismo, mientras Artés mantiene un enfoque estatista y productivista sin una estrategia ambiental clara.




