- EL PRIMERO DE ENERO DE 1885 -
Ese día, Sayweke y otros “lonko” se presentaron en el fuerte que antecedió a Junín de los Andes, con 3.200 de los suyos. El hecho marcó la finalización de la Campaña al Desierto, seis años después de su inicio.

Como los diarios no se imprimen el 1ro de enero, generalmente se soslaya un aniversario muy significativo para Bariloche y la región. Ese día de 1885 con sus “lonko” al frente, aproximadamente 3.200 mapuches y günuna kuna (más conocidos como tehuelches) se “presentaron” en el fortín que antecedió a la localidad de Junín de los Andes. Integraban el sufrido contingente Sayweke, Wenchunekul, Nawel, Pichi Kurruwinka y Kumilao, entre otras autoridades originarias. El hecho se considera como el cese de la resistencia armada mapuche y el fin de la Campaña al Desierto.
Quiere decir que ayer se cumplieron 130 años del trascendente suceso. No son muchos los barilochenses que saben que fue aquí, en el centro y oeste de las actuales provincias de Chubut y Río Negro, donde se desarrollaron los últimos intentos significativos de resistencia indígena. La observación puede constatarse cuando se reconstruye el itinerario de las campañas que comandó el teniente coronel Lino Oris de Roa desde la segunda mitad de 1883. A partir de sus crónicas se advierte que las diversas comunidades que tenían como “lonkos” a Sayweke, Foyel e Inakayal, entre otros, todavía permanecían en libertad en estas zonas cuatro años después del avance militar que lideró Julio Roca.
A pesar de las consideraciones oficiales y los comentarios periodísticos, no alcanzó a los efectivos militares arribar a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén para terminar con la oposición de las diversas parcialidades. Después de 1879 hicieron falta varias expediciones más para que la resistencia se agotara, entre ellas la que penetró por segunda vez en el actual territorio neuquino y la que condujo Conrado Villegas hasta el lago Nahuel Huapi.
Antes de partir, Oris de Roa suponía que Sayweke y su gente se encontraban “a unos seis días de marcha (40/45 leguas) al norte del río Chubut, a partir desde el punto en que el Sengerr desemboca en ese río (sic)”. Con relación a las órdenes que tenía, las tolderías del manzanero se ubicaban al frente de la columna argentina, mientras que las parcialidades de Foyel e Inakayal quedarían a su izquierda, siempre según los informes anteriores al inicio de la marcha, que partió desde Puerto Deseado.
Dispersión
El 8 de agosto de 1883 el diminuto contingente –no superaba los 30 efectivos- alcanzó el Senguer “en más o menos la mitad de su curso”, 16 días después de abandonar la costa marítima. Durante las tareas de reconocimiento, los soldados consiguieron apresar a 32 “indios de lanza”, según la caracterización de la época, junto a cinco mujeres. Para Oris de Roa pertenecían a los grupos de Inakayal y Foyel, entre otros. También había gente de Sayweke.
Después de retornar a Rawson, la columna recibió la orden de dirigirse a Valcheta. Hacia el 21 de octubre del mismo año, los soldados exploraban los alrededores de Sierra Colorada, donde sólo hallaron rastros de “indios”, quienes según las estimaciones de los baquianos, habían pasado por allí un mes atrás.
Reinició la marcha a fines de noviembre de 1883 con claro rumbo oeste y con refuerzos que le permitieron incrementar su contingente a 140 hombres, entre ellos “indios” auxiliares. Pero como parte del camino ya había sido explorado, torció hacia el sudoeste para “batir los grandes paraderos de los indios, denominados Tromenieyo, Maquinchao, campos inmediatos y Yalalababat, en algunos de los cuales esperaba hallar a la tribu de Saihueque”, según su propia crónica.
A comienzos de diciembre, desde el sitio que actualmente se conoce como Paso de Indios, iniciaron las columnas exploraciones que tuvieron como resultado la captura de varios prisioneros “procedentes de las tribus de Huichaimilla, Huenchunecul e Inacayal”. Después de los interrogatorios, Oris de Roa concluyó que a pocas jornadas de marcha y sobre las primeras estribaciones de la cordillera, situaba sus toldos el “lonko” que mencionaba en segundo término. Unas 20 leguas más al norte permanecía la gente de Kumilao. Por los interrogatorios, supo que Sayweke permanecía más al norte aún.
Finalmente, hubo dos combates el 1ro de enero de 1884 que si bien finalizaron con el triunfo de los expedicionarios, tuvieron como consecuencia la retirada de los soldados en forma paralela al río Chubut sin que consiguieran su objetivo, es decir, Sayweke seguía en libertad, al igual que otros “lonko” de importancia. En consecuencia, Vintter consideró oportuno levantar un fortín con el ánimo de proteger a las colonias galesas de la costa atlántica. Varios meses después -octubre de 1884- los weichafe (guerreros) que quedaban bajo la orientación de Inakayal y Foyel se hicieron presentes ante las empalizadas de la fortificación, pero dudaron ante la presencia de efectivos que consideraron numerosos. Finalmente, el combate tuvo lugar el 18 de ese mes en cercanías del río Genoa y según fuentes militares, terminó con el desbande de los mapuches, quienes dejaron en el campo 30 caídos.
Para capturar al líder manzanero se pusieron en marcha otras tres columnas argentinas, las que no tuvieron necesidad de entrar en nuevos combates. El “lonko” se presentó el primer día de 1885 junto con 700 hombres en condiciones de guerrear, más 2.500 mujeres, niños y ancianos. Sobre parte del espacio territorial que controlaron sus “inan lonko” (los que siguen al lonko), se estableció a comienzos del siglo XX la Colonia Agrícola Pastoril Nahuel Huapi, antecesora de Bariloche. El resto de la historia, nunca es suficientemente conocida. A M
El último parlamento
A través de otros prisioneros que logró al sur del actual Lago Vintter (se bautizó así durante esa expedición), Lino Oris de Roa supo en noviembre de 1883 que “hacía como un mes que en Schuniqueparia había tenido lugar un gran parlamento, al que concurrieron Inacayal, Foyel, Chagallo, Salvutia, Rayel, Nahuel, Pichi-Curuhuinca, Cumilao, Huichaimilla, Huenchunecul, Huicaleo y otros caciquillos en representación de sus tribus y Saihueque con todos sus capitanejos... Que en el parlamento se arribó a la conclusión de no entregarse ninguno a las fuerzas del Gobierno y de pelear hasta morir, debiendo prestarse recíproco apoyo las tribus entre sí... Que los tehuelches, cuyo número alcanzaría a unos 400 hombres, se hallan recostados, unos en el Alto Deseado y otros hacia el río Santa Cruz y que ninguno de los caciques había concurrido al parlamento”.
Imagen poco difundida de Sayweke y parte de su gente.

Argentina, El Cordillerano

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