de los hechos de mayor repercusión en los últimos días fue el rompimiento del muro provisorio de desvío de las aguas del río Biobío que permite la construcción de la Central Hidroeléctrica Ralco. En efecto, el inmenso crecimiento del caudal de las aguas del Biobío hizo que se rompiera una estructura, lo que se traduce en la práctica en un severo retraso al avance de la obra, pero que no ha hecho decaer el desánimo empresarial. Diario El Sur, 4 de junio de 2001

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lunes 4 de junio de 2001
Las últimas precipitaciones y temporales han dejado un impresionante balance en cuanto a daños en la red vial y en diversas obras de infraestructura de la región y el país.
A las conocidas consecuencias de inundaciones de poblaciones pobres y que tanto impactan por la connotación social que tienen, se suman otras de gran significación económica en razón de las obras y enormes inversiones afectadas. Es en este último caso destacable los problemas y destrucciones originados en los caminos que permiten el paso a importantes proyectos que se construyen en la actualidad.
Varias situaciones de emergencia se relacionan con un activo programa que ha tenido que emprender el Ministerio de Obras Públicas en estos días y en el cual la inspección y protección dispuesta hacia obras regionales importantes, como ocurrió con el cierre precautorio del Puente Viejo por 36 horas en una medida de alerta y reconocimiento de expectativas que han dejado una importante lección aprendida. Prácticamente ya se ha invertido un millón de dólares en las vías públicas en lo que corre de este año, tanto en reparación de calzadas por socavamiento de caminos como en reparación de tramos por la erosión de las bases de carpetas y a los que se agrega el colapso de algunos puentes, lo que muestra la magnitud que han tenido los eventos climatológicos previos al invierno.
Uno de los hechos de mayor repercusión en los últimos días fue el rompimiento del muro provisorio de desvío de las aguas del río Biobío que permite la construcción de la Central Hidroeléctrica Ralco. En efecto, el inmenso crecimiento del caudal de las aguas del Biobío hizo que se rompiera una estructura, lo que se traduce en la práctica en un severo retraso al avance de la obra, pero que no ha hecho decaer el desánimo empresarial.
Por fortuna la Central Pangue, 30 kilómetros aguas abajo, manejó la emergencia oportunamente, abrió el día antes sus compuertas de manera de mantener el nivel del lago, con lo que se podría enfrentar cualquier eventualidad llegado el caso, como efectivamente sucedió. Esta previsión significó que la embestida de las aguas y posterior quiebre del muro de Ralco no ocasionara en el lago Pangue o en la central ningún problema, y por el contrario pudiera manejar en pocas horas los 22 millones de metros cúbicos que recibió por esa razón desde la cuenca superior.
De lo anterior se puede colegir el esfuerzo y la diligencia que hoy manifiestan los responsables, tanto públicos como privados, para enfrentar con una misma voluntad las emergencias, el daño a la infraestructura y que tanta importancia tienen para el desarrollo de la región y el país.
Alfredo Palacios Barra
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