La autoridad se reunirá en la sede comunitaria de Ranquilhue, en la localidad de San Ramón, con los mapuches de las 17 comunidades que forman el Area de Desarrollo Indígena del lago Lleu Lleu, cuyo decreto de creación será dado a conocer en forma pública.  Diario El Sur, 5 de marzo de 2001


lunes 5 de marzo de 2001

Violencia v/s violencia

La violencia simbólica, de palabras, de actitudes de menosprecio, de injuria y de ofensa a las creencias, mitos o íconos, ejecutada por una determinada colectividad en contra de otra, termina en ser causa eficaz de reacciones de iracunda violencia física de parte de la colectividad maltratada. No es raro que esta contraparte reaccione con actos de extrema violencia, aun cuando tenga ninguna posibilidad de recuperar una igual dignidad frente a quienes ya son sus enemigos y así se dan los actos de martirio suicida, que alimentan el sentido de patria de pueblos y naciones.

La situación de mayor generalidad es que la agrupación humana, pueblo, nación, etnia, o tribu, que es víctima consuetudinaria de injurias y de ofensas, no manifiesta abiertamente su resentimiento, porque ha sido vencida en una guerra liquidatoria, que ha impuesto una supremacía incontrarrestable de los vencedores que injurian, ofenden y maltratan con impunidad a los vencidos. Los que viven sometidos y discriminados negativamente, en los ámbitos de la política, la economía y la cultura no tienen más remedio que almacenar su quejas y resentimientos y sostener, con toda su energía espiritual, una cohesión solidaria entre los menospreciados y oprimidos.

El pueblo mapuche fue despojado del territorio de sus ancestros, del territorio en que regía su propia cultura de autodeterminación política y fue sometido a convertirse en la parte más humillada de una sociedad extranjera. Esto sucedió por consecuencia de una guerra de genocidio, realizada por el Estado de Chile, hace menos de l20 años, conocida bajo la mentirosa denominación de ''Pacificación de la Araucanía''. Los testimonios de las atrocidades inhumanas de esa guerra y de sus acompañamientos de violaciones, incendios, pillaje masivo de bienes muebles y semovientes y de usurpaciones de las mejores tierras agrícolas por vías violentas, de apropiaciones engañosas o de actos autoritarios, son hechos conservados vivos en la memoria de las familias mapuche. No hay un mapuche adulto de hoy que no conozca relatos pavorosos de los sufrimientos infligidos por la ''Pacificación de la Araucanía'' a sus bisabuelos o tatarabuelos, varones o mujeres.

En verdad, hasta hace un par de décadas la sociedad chilena parecía satisfecha con la idea de que no existía un pueblo mapuche, propiamente tal, y que lo único que había eran residuos de antiguas agrupaciones de mapuche en el mismo camino de extinción que habían seguido antes los promaucaes, los onas, alacalufes, diaguitas o changos. El gobierno militar dictó leyes orientadas a acelerar la extinción del pueblo mapuche como etnia diferenciada del resto de la sociedad chilena. Causa estupor conocer, en el inicio del siglo XXI, declaraciones de políticos, artículos de historiadores y editoriales de prensa haciendo apología de aquella aberración, que el mundo contemporáneo juzga como crimen imprescriptible y sometido a jurisdicción internacional.

La globalización arrastra ingredientes de toda índole, algunos ingratos y difíciles de soportar, pero nos trae el inconmensurable beneficio de una eficaz universalización de los derechos humanos en general y en especial de los derechos de autodeterminación política que corresponde a las actuales minorías étnicas de los pueblos originarios.

Bajo el apremio de circunstancias internacionales, Chile, como Estado Nación, se vio obligado a enjuiciar a Pinochet de acuerdo a criterios de común vigencia mundial, que habían sido eludidos por casi diez años.

Los chilenos que quieren creer que en la era contemporánea se puede continuar con impunidad frente al mundo, privando a los mapuche y otros pueblos originarios de sus derechos a ejercer una efectiva autodeterminación política, están viviendo en la luna o les sucede algo parecido a lo que le ocurrió al personaje Rip Van Winkle, del escritor Washington Irving, que durmió veinte años por el efecto de una borrachera resultante de haberse bebido un barril de sidra de manzana: no entendía nada del mundo que encontró al despertar. (Pareciera que no son pocos los chilenos que se tomaron un barril de chicha hace unas dos o tres décadas y aun no despiertan del todo).

Carlos Neely I.


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