El alcalde de Tirúa lo admite: "Este es el peor incidente de violencia contra mapuches en el que ha incurrido un gobierno democrático". El intendente Tohá, en tanto, considera muy grave la reacción de los mapuches, la cataloga como violenta y de carácter delictual, independiente de las motivaciones. No obstante, no lo considera un atentado al Estado de Derecho, ni remotamente, señala. Diario El Sur, 20 de mayo de 2001

La resistencia de Tirúa
La nueva sublevación
- Violencia y caos. Eso es lo que ocurrió el martes pasado cuando una horda de mapuches premunidos de palos y piedras se opusieron ferozmente a la detención de uno de sus miembros requerido por la justicia en Tirúa. Y literalmente lo arrancaron de las manos de los funcionarios de Investigaciones.
El martes pasado en Tirúa debió ser un martes cualquiera. El sol ténue de esta época entibiaba la fría brisa y las calles polvorientas. La mayor parte de los transeúntes, hombres y mujeres recios, de tez oscura, pelos lisos, parkas chinas y vistosas zapatillas, se dirigían hasta el salón parroquial, el mismo en el que se efectúa la mayor parte de los eventos solidarios que allí ocurren. En él se habían instalado los funcionarios encargados de entregar los cheques del subsidio familiar y los pagos rurales. Nadie podía prever lo que vendría a eso del mediodía y que llenó de tinta negra las páginas de los diarios del país, y de rojo las ambulancias, postas y hospitales de la capital regional.
Todo
estaba tranquilo, hasta que los agudos y ululantes chillidos de las mujeres
indicaron que la tranquilidad se había roto. De allí en adelante
siguieron agarrones, certeros golpes de piedras lanzadas con furia, y palos
contundentes. Un centenar de mapuches enfurecidos logró rescatar
a José Marihuén Marihuén, detenido por detectives
que cumplían una orden de aprehensión dictada por el ministro
Eliseo Araya en su contra. Marihuén está prófugo por
infracción a la ley de Seguridad Interior del Estado. El recién
liberado huyó rápido en medio de la multitud agresiva y del
chillido ululante de las mujeres... Nuevamente fue atrapado por los policías,
pero sus hermanos mapuches pudieron más. Nuevamente fue rescatado...
Tras ello, el ruido seco y potente de un disparo, de dos disparos. El cañón caliente de las armas policiales apuntaban al cielo de Tirúa, buscando amedrentar, dispersar, quebrar una dinámica violenta, creciente y peligrosa. Casi de novela, con un final que todavía no se vislumbra. Por ahora, cuatro personas con heridas de bala -una de gravedad-, y cinco detectives con TEC cerrados y serias contusiones múltiples como resultado del nivel de violencia que se gestó en esa batalla campal en Tirúa.
La vida en juego
El jefe del gobierno regional, intendente Jaime Tohá, tras los hechos de violencia se excusa de no dar una versión de cómo sucedieron los hechos. "No fui testigo", dice, Y tampoco se hace cargo de versiones, porque "en esto hay que ser muy responsable ya que estuvo en juego la vida de personas y está en juego la trayectoria y la conducta de una Policía de Investigaciones por la cual tenemos profundo respeto". Frente a versiones interesadas, dice: "No me quedo con ninguna versión, no tengo por qué dudar a priori de la versión de Investigaciones, pero si ellos ordenaron un sumario administrativo, es porque están interesados en saber qué paso, por lo tanto mal puedo decir yo si las cosas se hicieron bien o mal".
Como jefe del gobierno regional se limita a aclarar el escenario: "¿Por qué estaba Investigaciones ahí? Porque en enero se produjeron hechos delictuales graves en la hacienda Lleu-Lleu. En virtud de ello hubo un requerimiento a la justicia y los tribunales determinaron que había mérito para un proceso y en este proceso se han dictado órdenes de aprehensión en contra de distintas personas, algunas de las cuales (la mitad) han sido habidas y otras no (...)". Y en eso estaba Investigaciones, obedeciendo el mandato legal de dar cumplimiento a las órdenes emanadas de un tribunal. Y si el lugar y el procedimiento, fue el adecuado y si la reacción fue proporcional, es algo que determinará la investigación sumaria y los tribunales.
En el ángulo contrario, Adolfo Millabur, alcalde de Tirúa, tiene su propia versión. Asegura que la persona detenida por la policía "no era la requerida por la justicia -según me comentaron, añade- (él nada vio, pues no se encontraba presente en el lugar de los hechos). Además los detectives andaban encubiertos y haciéndose pasar por vendedores ambulantes ya que a media cuadra hay una feria libre".
Apagar con bencina
Millabur Ñancuil, el martes 15, según afirma a EL SUR, se encontraba en su despacho de la municipalidad arreglando los documentos necesarios para viajar a Estados Unidos, donde se encuentra hoy, donde dictará dos conferencias, una en Seattle y otra en Oregon. Estaba en eso cuando "de repente llegó una funcionaria desesperada diciéndome que estaban disparando a los mapuches. Cuando llegué ya no había ningún incidente en el lugar donde se hacen los pagos de subsidios asistenciales (...)".
Recuerda que el día anterior detuvieron a Leumán y no ocurrió nada anormal, porque fue aprehendido en el campo, cerca de su comunidad. "Creo que hubo falta de profesionalismo por parte de Investigaciones. Hacer un operativo así, en ese lugar, es como ir a detener a un futbolista en medio del partido, ¿qué se puede esperar? ¡Las reacciones que hubo, qué más!
"¡A mí no me pidan que si alguien agrede a mi señora con una pistola que yo no la defienda. No espere que ponga la otra mejilla! ¡¿O creen que tenemos sotana de cura mientras nos balean?! ¡Yo refuto con mucha fuerza la versión de Investigaciones!".
Sin ocultar la rabia contenida en su tono de voz y en sus gestos, piensa que "se está apagando un incendio con bencina. Es algo que me frustra, porque esto pone en situación complicada a mi gente para que esté llana al diálogo con el gobierno. Yo siento agredida la dignidad de mi gente", asegura.
Ve en la actuación del Estado personificada en los policías una actuación policial discriminatoria por tratarse de mapuches y gente humilde. Cree además que es una aberración decir que se violó el Estado de Derecho con la reacción de los mapuches, y que se trata de una "reacción natural".
"Mire, se hizo disparos frente a una escuela. Los niños miraban los hechos por la ventana. Los chicos en el recreo fueron a buscar como trofeo las esquirlas de balas y las vainillas".
En la línea de fuego
Cuando el alcalde Millabur llegó al consultorio de la localidad, había mapuches en el interior, y afuera policías. "Fue un momento difícil, de sicosis colectiva. La gente trataba de hacerse justicia por su mano". Reconoce que sintió frustración al verse en la línea de fuego, y tratar de calmar a la gente diciéndoles que sus familiares estaban vivos.
Niega que se tratase de una emboscada mapuche, considerando que "ese día no andaban cien mapuches, sino que la mitad de la comuna".
A juicio de Tohá la mejor manera de avanzar en esto es que las personas requeridas se presenten ante los tribunales como corresponde. Si no tienen ninguna responsabilidad, lo mejor es que sean interrogadas y se ponga fin a este asunto. Millabur señala: "Sé que Marihuén y Ancalaf están requeridos por la justicia, pero si se presentan o no, es asunto de ellos".
Para Tohá no está en jaque el diálogo entre gobierno y mapuches. Asegura que el gobierno persistirá en el diálogo ya que la inmensa mayoría de la población mapuche es partidaria de ello, porque el gobierno ha hecho un llamado serio en búsqueda de la verdad respecto a los sucesos que en el pasado llevaron a una situación de menoscabo de esta cultura y esto lo han percibido los mapuches. En tanto, Millabur cuestiona: "¿Para qué dialogar, si existe una discriminación instaurada en las instituciones del Estado en contra de los mapuches?".
Tohá insta a Millabur a reflexionar y que se abra al diálogo. "Son muchos los actores y se trata de un problema extraordinariamente complejo de resolver". Piensa que toda la sociedad tiene responsabilidad y se lamenta de que estos problemas tomen actualidad por incidentes, y que tienen un trasfondo que va más allá. Millabur en cambio, dice que ellos han intentado todas las fórmulas de diálogo, pero nada resulta. Y suspira... "A los mapuches les quemaron sus rucas. ¿Quién enseñó a los mapuches a quemar casas entonces?".
El alcalde de Tirúa lo admite: "Este es el peor incidente de violencia contra mapuches en el que ha incurrido un gobierno democrático". El intendente Tohá, en tanto, considera muy grave la reacción de los mapuches, la cataloga como violenta y de carácter delictual, independiente de las motivaciones. No obstante, no lo considera un atentado al Estado de Derecho, ni remotamente, señala.
Acerca de si los policías mostraron o no sus placas identificatorias, Tohá señala que "la acreditación es necesaria, pero ¿usted cree que tiene alguna lógica pensar que cuándo se trata de personas que han estado durante meses rehuyendo la acción de la justicia, en una detención se comience por mostrar la orden? Hay un solo elemento que no debe faltar para entender todo esto y es el sentido común".
Policía profesional
Para el Prefecto Inspector Baltazar Donoso Azúa, Jefe de la IV Zona Policial de la Policía de Investigaciones de Chile, se está ante un lamentable incidente, que en ningún caso coloca en juego la trayectoria de la Policía de Investigaciones. "Somos profesionales, aunque se emitan juicios desfavorables por algunas personas. Tanto así que en la causa Nº 1-2001, por infracción a la Ley de Seguridad Interior del Estado, se ha puesto a disposición de los tribunales de justicia a seis personas de la Octava Región y otras 11 de Temuco, en la Novena Región. Y en ninguno de los anteriores procesos de detención se han producido -ni remotamente- incidentes como el del martes en Tirúa. Se trató de una actuación limpia y adecuada a derecho, porque somos una policía profesional".
Miguel Liguempi Huilita es consejero de la Conadi. Asegura que el martes debió ir al Banco y que presenció lo sucedido. También que la persona detenida por los policías "era Domingo Marihuén y no José Marihuén"- y que fue detenida a unos 20 metros del lugar en donde pagaban. "Hubo carreras para allá y para acá, nadie sabía lo que pasaba, carabineros por las calles disparaba por las ventanas de sus vehículos. Por eso es que la gente reaccionó violentamente para defender a sus familias, porque los detectives -yo lo vi- recalca, no se identificaron para nada. Se sabía que actuaban como vendedores de hierbas medicinales".
Dice que no hubo piedras. "La calle es de ripio. Sí, se destruyeron los vidrios a los vehículos de Investigaciones. Es que la gente en Tirúa está con mucho miedo ya que hay muchos buses de carabineros, nadie sabe qué pasa, en este minuto hay como tres buses de carabineros, la gente está atemorizada porque ha sido mucha la represión", dice el Consejero de la Conadi.
En tanto, el Prefecto Inspector Baltazar Donoso señala que sólo buscan la verdad. En este plano cuenta que interpusieron una querella -"absolutamente legal para nosotros"- por los delitos previstos y sancionados en los artículos 17, Nº2, 3 y 4 del Decreto Ley 2460 (Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones) por los delitos de lesiones en contra de sus funcionarios de Investigaciones.
Al Prefecto Donoso no le cabe ninguna duda que el detenido era José Marihuén Marihuén, la persona requerida por la justicia. Fue detenida por dos detectives el martes pasado en Tirúa y les fue arrebatada por los mapuches. Indica que ese día "actuamos con las medidas de inteligencia y precaución del momento. En ningún momento los disparos se efectuaron con la finalidad de eliminar a alguien". En efecto, los heridos tienen lesiones a la altura de las piernas.
En total, de acuerdo a lo afirmado por el Prefecto Inspector Donoso, fueron nueve los funcionarios de Investigaciones que ejecutaron la diligencia y se trasladaron en dos vehículos. "Realizamos una labor de inteligencia y no encubierta como se podría señalar, y somos perfectamente conocidos en Tirúa". En el momento de la detención, el detective se identificó como tal, negando terminantemente las versiones entregadas por Millabur y Liguempi.
Otras fuentes que presenciaron los hechos de Tirúa el martes, aseguraron a EL SUR que apenas se identificaron los funcionarios de Investigaciones ante José Esteban Marihuén en la vía pública, fueron golpeados con un palo por otros mapuches que le acompañaban, quienes les arrebataron al detenido, anulando a los dos funcionarios. El detenido huyó del lugar y fue nuevamente detenido esta vez por otros dos detectives que intentaron subirlo a un vehículo. Pero nuevamente fue arrebatado por los mapuches, uno de los cuales se aprestaba a agredir a uno de los efectivos -que estaba caído en el suelo- con una piedra de gran tamaño sobre la cabeza. Fue en ese momento que un policía le disparó en el glúteo, evitando que dejara caer la piedra sobre su compañero.
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