Desde hace un tiempo aparecieron, sobre todo en las grandes ciudades, personas, grupos y fundaciones que se consideran representantes de nuestras comunidades indígenas, por lo que cumplen tareas de intermediarios con nuestros hermanos. Al respecto me pregunto: ¿Porqué hay intermediarios para ayudar a nuestros hermanos indígenas? En muchos casos, esos que se autodenominan representantes resultan ser los que reciben subsidios de organismos internacionales y/o nacionales en nombre del indígena . Metro, 19 de enero de 2001

 
Metro: 19 de enero de 2001
 
Algunos viven del negocio de ser indio

Desde hace un tiempo aparecieron, sobre todo en las grandes ciudades, personas, grupos y fundaciones que se consideran representantes de nuestras comunidades indígenas, por lo que cumplen tareas de intermediarios con nuestros hermanos. Al respecto me pregunto: ¿Porqué hay intermediarios para ayudar a nuestros hermanos indígenas? En muchos casos, esos que se autodenominan representantes resultan ser los que reciben subsidios de organismos internacionales y/o nacionales en nombre del indígena .

Hasta hace un tiempo existía interés por presentar proyectos solicitando subsidios para trabajar con chicos de la calle o barrios carenciados, pero en los últimos tiempos nació el interés por trabajar con el tema indígena. Hermanos blancos (no indígenas) como así también hermanos indígenas (con pensamiento occidental) descubrieron el negocio de ser indio. La llamada "viveza criolla" es transparente: hasta se organizaron grupos de no indígenas (blancos) con descendencia extranjera (en su mayoría europea) que se presentaron como descendientes de comunidades indígenas. En Mendoza un grupo de blancos que se integraron con el nombre de Comunidad Huarpe Guaytamari se dedican a explotar subsidios y obtuvieron tierras para explotar siempre en nombre del Indígena Huarpe.

Los no indígenas (blancos)se organizan con facilidad, a diferencia de nuestros propios hermanos. las autoridades estatales se equivocan cuando le otorgan beneficios a esas personas o grupos, desconociendo la real situación de los pueblos indios. Existen hermanos indígenas que se organizaron y aún les cuesta conseguir la Personería Jurídica para trabajar, y esto seguramente se debe a la ignorancia por desconocer las estrategias administrativas, que bien claro tienen los hermanos blancos. En tal sentido cabe advertir que nuestras comunidades indígenas deben ser oídas directamente sin intermediarios de ninguna clase.

Por las vivencia de cerca que tengo con mis hermanos indígenas me animaría a interpretar que estos grupos o personas bien organizadas en presentar proyectos tienen como objetivo explícito ayudar al indígena, pero en lo implícito ese fin no se cumple. ¿Alguien se preguntó a dónde van a parar los subsidios solicitados?, porque generalmente a las comunidades indígenas no llega.

Actualmente muchos indígenas y no indígenas eligieron vender artesanías hechas por nuestros aborígenes que viven en sus propias comunidades bajo condiciones de pobreza. Y me molesta cuando escuchoa estos comerciantes atribuirse el derecho de ser ellos los autores de las obras de arte que venden sin resaltar al verdadero protagonista.

Amílcar Torres, periodista, profesor e investigador de las culturas originarias, publicó una crítica en el diario "La Opinión" de Rafaela, Santa Fe, en octubre de 1992, durante el ciclo cultural "500 años de reflexión" en el que se desarrolló un recital didáctico de canto indoamericano a cargo de una cantante indígena de origen chiriwano que originó el artículo periodístico: "Fernanda Ortega Villa, con su simpatía, con la expresividad de sus canciones, las sencillas explicaciones de la música y su don de comunicación con el público hizo mucho más por la cultura aborigen que tanto indigenismo panfletario de promoción masiva".

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