Según el subsecretario del Interior, la captura de José Huenchunao Mariñán, uno de los líderes de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), que ha impulsado numerosas acciones ilegales y violentas en la IX Región -atentados, ataques incendiarios y otras-, pone fin a una historia y es una señal muy clara de que "en este país no hay impunidad para cometer delitos". Sus palabras son bienvenidas, pero los desmanes contra agricultores y empresas forestales siguen proyectando una reiterada imagen de impunidad, por la lenta reacción de las autoridades. El Mercurio, 27 de marzo de 2007
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Martes 27 de marzo de 2007
Violencia mapuche
Según el subsecretario del Interior, la captura de José Huenchunao
Mariñán, uno de los líderes de la Coordinadora Arauco-Malleco
(CAM), que ha impulsado numerosas acciones ilegales y violentas en la IX
Región -atentados, ataques incendiarios y otras-, pone fin a una historia
y es una señal muy clara de que "en este país no hay impunidad
para cometer delitos". Sus palabras son bienvenidas, pero los desmanes contra
agricultores y empresas forestales siguen proyectando una reiterada imagen
de impunidad, por la lenta reacción de las autoridades.
José Huenchunao, ahora condenado a 10 años y un día,
se encontraba prófugo de la justicia desde septiembre de 2004, cuando
no compareció al juicio respectivo, aprovechando que la Corte de
Apelaciones de Temuco negó la prisión preventiva que reiteradamente
solicitó el Ministerio Público, dejándolo en libertad
con medidas cautelares, que él no cumplió. Junto a otros imputados
pasó a la clandestinidad, anunciando que continuaría la lucha
por la autonomía territorial. En mayo de 2006, el tribunal oral de
Angol llegó a la convicción más allá de toda
duda razonable -como lo sostiene en la sentencia- de que en 2001 se tipificó el
delito de incendio con carácter terrorista de un fundo de la empresa
forestal Mininco, en el que Huenchunao participó como autor directo,
entre otros, con la finalidad de causar temor en la población. La
acción sostenida del Ministerio Público, ejecutada por equipos
de inteligencia de Carabineros, llevó a su detención y la de
otros prófugos de esa asociación ilícita. Sin embargo,
a pesar de esas aprehensiones, la CAM no ha sido desarticulada, ya que a
menos de 24 horas de la última detención, nuevos ataques incendiarios
se produjeron en Tirúa, cerca de la comunidad donde Huenchunao había
permanecido oculto.
Es del todo predecible que el conflicto continuará, por el incentivo
perverso que significa la asignación de tierras por el Gobierno a
comunidades, incluso cuando sus asignatarios están procesados por
delitos violentos, precisamente para forzar a la venta de tierras por agricultores
amenazados por los terroristas. La Conadi ha expresado que ella no discrimina
entre las comunidades por la actuación -ni aun delictiva- de algunos
de sus miembros.
Evidentemente -como se ha señalado en días recientes-, al no
existir tal distingo, ni plazo ni límite de hectáreas que adquirirá el
Estado para saldar la "deuda histórica" con los pueblos originarios,
ni tampoco cota máxima a que puede aspirar un descendiente de aquéllos,
la demanda por tierras será infinita y mayor cada año, mientras
no se modifique tan errada política.