Los secretos del machi José
Caripán
José Caripán
señala que recibe los poderes de sus ancestros,
los que se manifiestan a través de los sueños. |
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Su vestimenta dista mucho
de la de un machi, de esos que en el pueblo mapuche ayudan
a curar las dolencias que experimentan los integrantes de
esa etnia. Incluso viste con un sombrero, una camisa de color
mora y un chaleco de muchos bolsillos... de esos sin mangas.
Se trata de piezas que combinan a la perfección con unos jeans
y un par de chalas oscuras.
Por ello podría pensarse
que se trata de un "machi" moderno... pero no es tan así.
Se trata de José Caripán, más conocido en la zona lacustre
como el "Machi José", hombre que lleva décadas ejerciendo
el milenario arte de la sanación del mal de ojos, el empacho,
la reparación de huesos y los sahumerios.
ACHAQUES
En sus tiempos de bonanza,
el "machi" recibía un promedio de 150 personas por día, quienes
buscaban en sus conocimientos la cura definitiva para sus
"achaques", como él los califica.
En una pequeña oficina,
despacho o consulta, ya que cuenta que su lugar de trabajo
no tiene un nombre determinado, se empeña en dar una atención
esmerada y precisa a sus "pacientes".
Para ello analiza la orina
de cada uno de sus clientes... claro, eso sí, dependiendo
del mal que éste presente, ya que si se trata de "males de
huesos", simplemente sus manos sirven para dar con la falla
y aplicar, vía presión, una corrección a la anomalía.
Luego de esto, y de rodillas,
ruega a la naturaleza para que ésta provea de la receta necesaria
al infortunado convaleciente. De ahí y por un precio muy módico
-en ocasiones no cobra- lo receta.
Se trata de una práctica
que, aunque de científica posee muy poco, ha tenido una buena
aceptación entre los villarricenses y lugareños de otras latitudes,
que acuden de vez en cuando hasta su consulta, convirtiéndose
hoy en un personaje altamente popular en la zona lacustre.
HERENCIA
"El machi" asegura que
su poder viene de herencia, y que se manifiesta mediante sueños,
por lo que le duele y le preocupa no poder ejercer su vocación
de vida, "para lo que estoy hecho" según relata", al hacer
mención a la prohibición que tiene para trabajar.
Y es que si bien por ahora
la puerta de su vivienda, instalada en el camino que une a
Villarrica con Licán Ray, se halla un cartón que dice "No
se atiende hasta nuevo aviso", cuenta que espera dar vuelta
el improvisado letrero para exhibir el lado que reza "Adelante".
Ello porque cuenta que
a raíz de un problema de impuestos no ha podido seguir atendiendo.
"He tenido algunas complicaciones... pero espero solucionarlas
luego para seguir curando las dolencias de los acongojados
pacientes que llegan hasta mi oficina", sentencia. "¿A dónde
se ha visto que un machi tenga que dar boletas? se cuestiona
José.
Por Francisco Vásquez
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