Con la fuerza que está recibiendo cada vez más apoyo, la comunidad pehuenche que retrasa la construcción de la Central Hidroeléctrica Ralco, exigió a las autoridades de Gobierno que cualquier eventual diálogo se realice exclusivamente en la zona que Quepuca-Ralco, y no en la ciudad de Los Angeles. Tercera en Internet 10 de Agosto de 1998

 Proyecto de Documentación Ñuke Mapu
 
 
NACIONAL CRONICA 
10 de Agosto de 1998 
   
 
Piden que autoridades se reunan con ellos en el Alto Biobío  
Pehuenches desafían al Gobierno  

Voceros de las comunidades mapuches señalaron que no se moverán del lugar y se mantendrán vigilantes a los movimientos de Endesa. 

 
Por Claudia Cento, enviada especial 
 

Los pehuenches que se encuentran en la zona del Alto Biobío señalaron que mantendrán la vigilancia para impedir que Endesa reanude los trabajos.
 
 Mapuches recolectan alimentos 
Las organizaciones mapuches de la Región Metropolitana están desarrollando una campaña de recolección de alimentos y firmas para apoyar a los pehuenches del Alto Biobío, quienes están realizando diversas movilizaciones para impedir la construcción de la central hidroeléctrica Ralco. Según explicaron voceros de las organizaciones, la campaña de ayuda a los pehuenches se está llevando a cabo en forma simultánea en diversas partes de la Región Metropolitana. Esta busca, según explicaron, prepararse para resistir todo lo necesario y evitar la instalación de la represa, en el sector que ellos consideran como herencia cultural de su etnia. 

 

 
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    ALTO BIOBIO.- Con la fuerza que está recibiendo cada vez más apoyo, la comunidad pehuenche que retrasa la construcción de la Central Hidroeléctrica Ralco, exigió a las autoridades de Gobierno que cualquier eventual diálogo se realice exclusivamente en la zona que Quepuca-Ralco, y no en la ciudad de Los Angeles, el miércoles, como se había acordado en principio con el gobernador provincial Juan Carlos Coronata, a fin de restituir la mesa de conversaciones. 

     "Lamienes (hermanos) han decidido no ir ni a Los Angeles, ni a Concepción, ni a Santiago. El conflicto está acá y las autoridades, por obligación, deben venir acá", dijo el werkén (vocero), Agustín Correa. 

     La exigencia fue dada a conocer por los dirigentes pehuenches, mientras a escasos 50 kilómetros, el intendente de la Octava Región, Martín Zilic, sostenía una reunión con el gobernador Coronata y representantes de la Conama y la Conaf en el fundo de El Huachi, uno de los tres que Endesa tiene para relocalizar a las familias que verán inundados sus terrenos en caso de que la Central se construya. 

     La reunión fijada para el miércoles resulta crucial en este punto del conflicto. Los pehuenches -reforzados en su postura inflexible por el apoyo recibido en las últimas horas de parte de distintas comunidades mapuches- insisten en que no aceptarán la construcción de la Central Ralco. 

     "Agradezco a los peñis (hermanos) presentes, porque ahora tendremos más fuerza, lucharemos con más fuerza y todos los días le diremos a Endesa "no a la represa"", dijo Lonco (jefe de la comunidad, Antolín Curriao) y, con más énfasis todavía, agregó: "Seguiremos aquí mismo, en el camino, hasta que nos den una solución, porque Endesa va a dejar pasar unos pocos días y de repente va a llegar a trabajar. Pero nosotros estaremos aquí y no nos sacarán. Le decimos a Endesa que no se construirá la represa y moriremos luchando por lo nuestro". 

     El Gobierno, a su vez, está obligado a restablecer el diálogo, a fin de evitar que este problema puntual se le escape de las manos y lleve a un levantamiento general de los indígenas, como propugnan algunos de los dirigentes más extremos. 

     "Esperamos que la mesa se constituya el miércoles. Si los pehuenches esperan que sea en Alto Biobío, tendremos que verlo y analizarlo. Pero lo cierto es que la primera condición que ellos solicitaron (la paralización de las faenas por parte de Endesa) ya se cumplió. Sobre todo hay que conservar la calma y dialogar, porque son posiciones que parecen muy contrapuesta. El hecho es que tenemos que respetar tanto la cultura como el desarrollo", afirmó el intendente Zilic. 

     Agregó que lo único que podría aumentar el conflicto sería la restitución de los trabajos. "Por eso hemos insistido que aquí todos tienen que poner de su parte", dijo en alusión a la postura de Endesa. 

     

    Relativa calma

    En Alto Biobío se mantiene una relativa calma. El puente Ñideco, ocupado por los pehuenches que se oponen a vender sus tierras (siete familias de un total de 91) y decenas de dirigentes de otras comunidades, está abierto para el paso de cualquier vehículo, menos para los que trabajan para Endesa. 

     En todo caso, la empresa ha mantenido la palabra que empeñó el viernes, en cuanto a que detendría las faenas de construcción de caminos, como un gesto de buena voluntad que permita crear un clima apto para el diálogo y para evitar también que se le acuse de estar provocando y exacerbando el conflicto. 

     Aunque 84 familias aceptaron las permutas de terrenos, lo que significa que serán trasladados a los fundos El Huachi y El Barco, la tenaz oposición de las siete restantes impediría a Endesa iniciar las obras de la represa, puesto que requiere el consentimiento unánime de todas las personas que se verán afectadas. 

     Cabe recordar que la construcción de la Central -con un costo de 463 millones de dólares- significa que unas tres mil 500 hectáreas de terreno (donde están cementerios indígenas y campos de Nguillantún) serán inundadas con un millón 200 mil metros cúbicos de agua. 

     

    Gladys Marín

    La máxima dirigenta del PC, quien concurrió ayer a entregar su apoyo a los pehuenches acompañada de una treintena de dirigentes de trabajadores y estudiantes , inauguró la nueva exigencia de los indígenas: Quien quiera acceder a los predios deberá firmar un protocolo de acuerdo en que, junto con expresar el rechazo a la construcción de Ralco, se comprometen a entregar ayuda material, ya sea en alimentos, ropa, medicamentos o dinero. 

     La dirigenta comprendió y aplaudió la condición expuesta por los pehuenches "porque la lucha no se mantiene del aire". Añadió que comparte el argumento de que la Central no debe construirse, "porque con eso se destruye la existencia de un pueblo, una cultura y un ecosistema. Si no existe territorio físico, la disgregación de las familias pehuenches significará el término de esta etnia. Toda conversación, negociación o como quieran llamarle, debe confluir en que no se debe construir la Central. 

     

     
     

     
     

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