A 512 años de la colonización de América por parte de España, el cónsul de ese país en Córdoba, Pablo Sánchez Terán, reabrió en forma dramática las heridas de los pueblos originarios. “Mucho peor estaríais o estaríamos bajo las civilizaciones incaicas, aztecas, mapuches, sioux, apaches, que han sido idealizadas por historiadores y antropólogos, cuando es bien conocida su división de castas y su carácter imperialista y sanguinario”, dijo Sánchez Terán, reivindicando una conquista que se hizo a sangre y fuego. Pérez Esquivel y el titular del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), Enrique Oteiza, coincidieron en que el cónsul en Córdoba, quien fue designado por el actual gobierno español, debería ser removido del cargo por sus expresiones. “Es un comentario discriminatorio que revela ignorancia, un desconocimiento total de la historia”, sostuvo Oteiza. La opinión de tres historiadores: Ema Cibotti, Felipe Pigna y Pacho O´Donnell. Página 12 (Buenos Aires), 14 de octubre de 2004.
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POLEMICAS DECLARACIONES DEL CONSUL ESPAÑOL EN CORDOBA
por Carlos Rodríguez
Pablo Sánchez Terán, cónsul español en Córdoba, decidió festejar el 12 de octubre defendiendo lo hecho durante la conquista. Pérez Esquivel y el titular del Inadi, Enrique Oteiza, reclamaron su destitución al gobierno español. Opinan los historiadores.
![]() Sánchez Terán, tercero de la izquierda, cónsul en Córdoba y autor de las polémicas declaraciones. |
Mauro Millán, vocero de la Organización de Comunidades Mapuches “11 de Octubre”, también habló de una “profunda ignorancia” respecto de la costumbre del pueblo mapuche “que tenía y tiene una forma ancestral de horizontalidad que está muy lejos de adoptar formas que impliquen cualquier tipo de opresión a su propio pueblo”.
También se sumó al rechazo el presidente de la Pastoral Social del Arzobispado de Córdoba, Horacio Saravia, quien recordó que cuando llegaron los españoles “había escrituras, un sistema matemático métrico decimal y una medición del tiempo más exacta” de la que tenía Europa. Ante la consulta periodística, tanto la embajada española como la Cancillería argentina respondieron que por ahora no tenían “ningún comentario” que hacer sobre el tema.
El cuestionamiento de Saravia fue más allá de la crítica al cónsul español y aseguró que “no es tanto el pasado lo que duele, sino el presente”, porque las manifestaciones “lastiman a las comunidades aborígenes, que no sólo han sido castigadas en el pasado sino que ahora son relegadas y hasta descartadas de la participación social”.
Los dichos del cónsul que desataron la polémica fueron realizados durante la recordación del 12 de Octubre en la plaza Isabel La Católica, en la ciudad de Córdoba. “Lo real y positivo es que España y Portugal crearon una nueva raza, la latinoamericana, con un solo idioma (el portugués no es obstáculo para el castellano) y un único credo”, sostuvo Sánchez Terán en declaraciones al diario La Voz del Interior, cuestionando los “contrafestejos” organizados por los pueblos originarios.
Las personalidades consultadas por
este diario coincidieron en refutar lo dicho por el cónsul respecto
del carácter “imperialista y sanguinario” de los pueblos nativos.
Adolfo Pérez Esquivel, titular del Servicio Paz y Justicia, estimó
que el diplomático “sabe muy poco de la vida de los originarios
y por eso rechazo lo que dijo, porque en América la cultura estaba
mucho más avanzada que los europeos, hasta en asuntos vinculados
con la hidráulica y el riego”.
Pérez Esquivel ponderó
“el desarrollo socialista del imperio incaico” y opinó que lo dicho
por el cónsul tiene “la misma mentalidad de los conquistadores que
masacraron a 70 millones de indígenas y luego no se contentaron
con eso, esclavizaron a los negros de Africa para seguir apropiándose
de los bienes”.
La opinión de tres historiadores
“Anacrónico y antihistórico”
Las declaraciones del cónsul español fueron desafortunadas. Por oposición, son del mismo tenor que las de aquellos que quieren parangonar el genocidio contra los indígenas con el de la Alemania nazi. Y no se puede hablar sobre hipótesis porque no estaríamos aquí si no hubiera habido conquista. La construcción de América, desgraciadamente, se hace a través de la Conquista en base a dos elementos: la dominación y la liberación. Primero está la explotación del continente, pero a través de ello –y aquí está lo segundo– surgen las raíces de la liberación, de la independencia de España. Hay que tener en cuenta que nuestra utopía de la unidad americana es europea, no indígena. Los pueblos indígenas estaban enfrentados a muerte y esto es lo que supieron aprovechar los españoles. Esta es la verdad que no se quiere escuchar. Se habla de la América maltratada como si la América indígena hubiera sido unida. América encierra esta dualidad y no se puede decir que sin esta dualidad estaríamos mejor o peor, es imposible saberlo. En ese sentido, lo que dijo el cónsul es anacrónico y antihistórico porque carece de todo rigor.
“Hubo un genocidio”
El cónsul evidenció
una gran ignorancia sobre la cultura indoamericana porque puso en una misma
línea a las culturas incas, aztecas o siux. Dijo que una de las
mejores cosas que le pasó a América fue adquirir la religión
cristiana, pero omitió decir es que esa religión fue impuesta
a sangre y fuego. Ya lo había denunciado Bartolomé de las
Casas, uno de los más grandes críticos de la colonización.
Dijo que la cultura y la ciencia españolas evitaron la propagación
de pestes, pero no dijo que a esas pestes las trajeron desde España.
Todo lo que dijo es un absurdo. No tiene asidero histórico. No tiene
sentido pensar en términos hipotéticos. Lo cierto es que
hubo un genocidio. El propio cronista de la conquista, Gonzalo Fernández
de Oviedo, lo admitió. Lo que yo digo es que hubo dos conquistas
y en ambas América quedó mal. La primera fue la de 1492 y
la segunda es la de la década del ’90, con la explotación
de las empresas españolas a los países latinoamericanos.
Lo que dijo el cónsul son falacias, remite a un pensamiento claramente
de derecha. No creo que exprese las ideas del presidente José Luis
Rodríguez Zapatero.
“España no debe festejar”
La discusión no debería
ser la que plantea el cónsul, sino el error de España en
haber decretado su fiesta nacional el 12 de octubre. Si bien es un hecho
histórico por la importancia del encuentro de dos culturas, ese
día comenzó una conquista imperial. Y como tal, fue un hecho
sangriento que, como la de Irak, dice hacerse por motivos altruistas: liberar,
cristianizar, civilizar... Palabras que encubren su verdadero significado:
la explotación económica. Los dichos del cónsul se
parecen a los enfoques que ha tenido la dirigencia argentina, a la que
nunca le costó mimetizarse con la visión del amo, de los
dominadores de turno. Por eso usamos términos como “Día de
la Raza”. ¿De qué raza? Además, no se puede decir
si estaríamos mejor o peor con monarquías de pueblos originarios.
Es sólo una hipótesis y, encima, descabellada. Por eso, mi
pedido hacia el gobierno español es que cambie su fecha nacional
porque no hay nada para festejar. Seguramente, para los españoles
fue una fecha muy importante por el río de riquezas que se llevaron.
Pero estamos en la era moderna, España tiene un gobierno socialista
y no creo que quiera festejar eso. No es la voz de la mayoría del
pueblo español.
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