Ocho guaraníes de la comunidad Carapirí estuvieron detenidos durante cuatro días, sin justificación. Fueron maltratados y golpeados por los policías, quienes les hicieron firmar una declaración en la que hacían constar haber sido atacados por los detenidos.  AIPIN, 17 de octubre de 2003. 

 
 AIPIN, Prensa India
"Difundiendo presente y sembrando futuro"
Argentina
Endepa, 17 de octubre de 2003.

Otro caso de abuso policial a Comunidad Guaraní en Salta


Ocho guaraníes de la comunidad Carapirí estuvieron detenidos durante cuatro días, sin justificación. Fueron maltratados y golpeados por los policías, quienes les hicieron firmar una declaración en la que hacían constar haber sido atacados por los detenidos.

El pasado 6 de octubre, ocho integrantes de la comunidad guaraní de Carapirí fueron ilegalmente detenidos y golpeados, para luego ser derivados a distintas seccionales; recuperando la libertad recién el día viernes. El hecho se produjo en la localidad de Salvador Maza Pocitos, ubicada al norte de la provincia de Salta, en el paso fronterizo con Bolivia.

Este hecho indignante tiene un particular aire de confusión. Según lo relatado por testigos y las propias víctimas, el incidente ocurrió a la salida de un baile, donde había policías uniformados y de civil. Al concluir la fiesta, y cuando la gente empezaba a salir para dirigirse a sus casas, un grupo agredió a la policía -según lo denunciado por los propios uniformados-, ante lo cual estos reaccionaron y detuvieron a algunos jóvenes que se encontraban allí.

En medio de gritos, corridas y el miedo producido por los disparos al aire que, de acuerdo a los testimonios, había efectuado la policía, varios guaraníes, que estuvieron disfrutando del baile, huyeron hacia sus domicilios en la Misión Caraparí.

Es así como fueron perseguidos por los uniformados hasta el predio, quienes violando la propiedad privada y también los domicilios, detuvieron a siete jóvenes y un adulto en total. El problema, es que, según los propios guaraníes, los detenidos no fueron los responsables de las agresiones.

En los relatos de las víctimas constan ciertos detalles: la policía cuando golpeaba para apresar a los jóvenes usó un líquido en aerosol para dañarles la visión. Desde el primer momento que los detuvieron sufrieron golpes, insultos y amenazas, fueron esposados y en una camioneta los condujeron a la Comisaría de Pocitos. Durante el trayecto les siguieron pegando y en la comisaría también.

Es muy importante tener en cuenta este hecho: cuando los detenidos se encontraban en la comisaría, los policías les hicieron firmar una declaración bajo presión en la que alegaban haber recibido agresiones por parte de estos jóvenes, resistencia a la autoridad y amenazas.

Todos estuvieron incomunicados hasta el miércoles 8, en que fueron llevados a la seccional de Tartagal. Allí también recibieron malos tratos, y por orden de un policía realizaron ejercicios violentos. Recién el miércoles por la tarde pudieron ser visitados por sus familiares. A partir de ahí fueron llevados al juzgado donde les tomaron formalmente declaración. El viernes 10 a las 18 los indígenas fueron liberados.

Por el momento no se han tomado medidas legales concretas. El hecho ni siquiera tuvo repercusión en los medios. Solo consta la denuncia de la policía contra los agresores, contra la cual los detenidos - maltratados y golpeados- se pronunciaron inocentes.

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