Hace 500 años, el Camino del Inca era una verdadera autopista precolombina: comprendía entre 25.000 y 30.000 kilómetros de camino construido con piedras desde Ecuador, y se extendía por Colombia, Perú, Bolivia, Chile, hasta el sur de la provincia de Mendoza, en la Argentina. La semana última el arqueólogo Rodolfo Raffino (investigador y director del Departamento de Arqueología del Museo de Ciencias Naturales de La Plata) junto con otros tres científicos, descubrió un tramo de 500 kilómetros del Camino del Inca, oculto en la cordillera de los Chicas, en Bolivia. La Nación (Buenos Aires), 31 de octubre de 2002. 

 
 

La Nación (Buenos Aires), 31 de octubre de 2002.

Cuatro arqueólogos argentinos

Hallan 500 kilómetros del Camino del Inca que estaban ocultos

En la cordillera de los Chicas, en Bolivia
  • Es un sendero angosto, que está ubicado a 4000 metros sobre el nivel del mar
  • También descubrieron un segundo puente incaico, más pequeño que el conocido hasta ahora
Un tramo del Camino del Inca descubierto por Raffino y sus colegas. Foto: GENTILEZA RAFFINO.


LA PLATA.- Y una calurosa tarde de enero, el arqueólogo Rodolfo Raffino se propuso investigar la civilización incaica. Eso fue hace 30 años. La semana última, junto con otros tres científicos, el investigador y director del Departamento de Arqueología del Museo de Ciencias Naturales de La Plata descubrió un tramo de 500 kilómetros del Camino del Inca, oculto en la cordillera de los Chicas, en Bolivia.

La carretera es un estrecho sendero de piedra ubicado a 4000 metros sobre el nivel del mar, construido hace más de 500 años, entre 1470 y 1500.

El equipo de arqueólogos argentinos, integrado por Diego Gobbo, Carlos Methfessel, Cristian Vitry y Raffino, viajó a la localidad de Tarija para continuar con las investigaciones y excavaciones que habían comenzado en abril del año último. Aquella vez descubrieron el único puente del Camino del Inca que aún se conserva intacto: una obra de 9 metros de alto por 2,5 de ancho.

Ahora, la expedición fue financiada por la National Geographic Society y los investigadores pudieron relevar, durante dos semanas, todo ese terreno. "Realizamos varias exploraciones en busca de arquitectura incaica. Fue entonces que en la cordillera de los Chicas, a 4000 metros de altura, encontramos la senda del Camino del Inca", dice Raffino.

Durante 14 horas diarias los arqueólogos se internaron en las montañas siguiendo el dibujo de la ruta incaica que desciende por la montaña y se interna en el valle de Tarija.

"La exploración abarcó unos 500 kilómetros. Entre los 4000 y 1800 metros de altura sobre el nivel del mar. Durante ese relevamiento encontramos un pequeño puente incaico. No tiene las dimensiones del que ya habíamos descubierto, pero es un buen documento arqueológico."

Según Raffino, hacia principios del siglo XX el Camino del Inca fue investigado por los viajeros naturalistas y científicos, pero hacia la tercera década el interés de los arqueólogos decreció y se dejaron de lado los estudios sobre el tema.
 

Vialidad incaica

La red de carretera incaica comprendía entre 25.000 y 30.000 kilómetros de camino construido con piedras. Nacía en el Ecuador, se extendía por Colombia, Perú, Bolivia, Chile, hasta el sur de la provincia de Mendoza, en la Argentina. Algunos tramos eran solamente rastrillados y señalizados por rocas que se colocaban sobre los costados de la vía. "Eran mojones que indicaban la altura y la distancia del camino. Durante el relevamiento encontramos unas 50 de esas señales", dice el arqueólogo Diego Gobbo.

La columna vertebral del Camino del Inca era el Capacñam , una ruta de 2500 kilómetros que nacía en el Cuzco, penetraba en Calaoyo (en La Quiaca), continuaba por la Puna jujeña y finalizaba mas allá de las quebradas de Humahuaca y del Toro. La vía imperial tenía arterias que se bifurcaban: algunas cruzaban la cordillera hacia Chile y otras se internaban en los bosques chaqueños.

La ruta se extendía hasta las fronteras del imperio donde se instalaban pucarás: guarniciones militares destinadas a defender el territorio de invasiones.

Hace 500 años, el Camino del Inca era una verdadera autopista precolombina: era recorrida por guerreros, artesanos, campesinos, obreros, señores y reyes. Al costado de esa senda, los incas levantaban refugios a los que llamaban tambos. Se trata de construcciones de piedra, situadas a un día de distancia una de otra, que servían para que los viajeros pasaran la noche. Según Raffino, durante la expedición encontraron unos 15 edificios: "Muchos de ellos sólo eran ruinas, otros aún se mantienen en pie".

"Las primeras campañas militares de Belgrano utilizaron el Camino del Inca con el fin de llegar a las minas de Potosí y obtener el oro y la plata de esa mina para financiar la independencia", afirma Raffino. Hoy, gran parte del Camino del Inca se encuentra debajo de la ruta nacional 40, que se extiende desde La Quiaca hasta Ushuaia.

"Todavía hay mucho que investigar, y por eso el próximo año volveremos a Tarija para continuar relevando la senda incaica", dice Raffino.

Jesús A. Cornejo
 

El imperio inca

LA PLATA.- La capital del imperio estaba situada en el Cuzco. En las vísperas de la conquista española, en 1492, los incas tenían una extensión territorial de 1.700.000 kilómetros cuadrados, casi el 10% de la superficie total de América del Sur. Sus dominios se extendían desde Pichincha, en Ecuador, hasta Uspallata y Cahapoal, en la Argentina y en Chile, respectivamente. Cuando desembarcaron Pizarro y Almagro en Perú, en 1531, encontraron un imperio fragmentado por la guerra civil. La devoción al culto solar y a la fertilidad de la tierra llevaron a los incas a extender sus caminos hasta las alturas. Sus santuarios se situaban en la cordillera de los Andes, muchos de ellos estaban ubicados a 5500 metros sobre el nivel del mar.

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