Leonard Peltier, es prisionero político del gobierno estadounidense desde hace 27 años por el doble crimen de ser indígena y ser defensor de los derechos de su pueblo. A 105 años de que la Corte Suprema del país falló que el indígena es, por nacimiento, un "extranjero (alien) y dependiente", el Estado de la Unión Americana necesita hacer un escarmiento con un líder indígena inocente para demostrar a los demás que la defensa de sus derechos no será tolerada. La historia de este Estado frente al indígena norteamericano es la historia de 371 Tratados rotos y de la guerra cultural contra su idiosincrasia, que hasta 1934 penalizaba con la cárcel a los indígenas que enseñaran o practicaran sus religiones, lenguajes o historia. AIPIN, 21 de diciembre de 2003.

 
 AIPIN, Prensa India
"Difundiendo presente y sembrando futuro"
USA
por Heinz Dieterich, Insurge, 21 de diciembre de 2003.

El caso de Leonard Peltier

Un  reo ha desaparecido en un "agujero negro físico y moral" -como calificó el abogado australiano Stephen Kenny al centro de detención de Guantánamo- del sistema. El indígena estadounidense, Leonard Peltier, lleva 27 años en la cárcel, pese a que se ha comprobado de sobremanera su inocencia.

Reminiscente del caso de Saco y Vanzetti, Washington está martirizando por razones de Estado a un miembro del Movimiento Indígena Americano (American Indian Movement, AIM), que, según Amnistía Internacional, el arzobispo Desmond Tutu, el Reverendo Jesse Jackson y múltiples otras personalidades del mundo, es un prisionero político que debe ser liberado inmediata e incondicionalmente.

Leonard Peltier, es prisionero político del gobierno estadounidense desde hace 27 años por el doble crimen de ser indígena y ser defensor de los derechos de su pueblo.

A 195 años de la constitución y de la declaración de los Derechos del Hombre (Virginia Bill of Rights); a 165 años del fallo de la Corte Suprema de Justicia, de que la relación legal de los indígenas con Estados Unidos no era entre iguales, sino una relación de tutela ("wardship") entre personas carentes de completa capacidad civil y el gobierno estadounidense.

A 125 años de que el Congreso y los Estados de la Unión Americana ratificaron en la constitución que los indígenas no tendrían representación parlamentaria; a 115 años de que el General Philip Sheridan pronunciara la sentencia, "el único indio bueno es el indio muerto".

A 105 años de que la Corte Suprema del país falló que el indígena es, por nacimiento, un "extranjero (alien) y dependiente", el Estado de la Unión Americana necesita hacer un escarmiento con un líder indígena inocente para demostrar a los demás que la defensa de sus derechos no será tolerada.

La historia de este Estado frente al indígena norteamericano es la historia de 371 Tratados rotos y de la guerra cultural contra su idiosincrasia, que hasta 1934 penalizaba con la cárcel a los indígenas que enseñaran o practicaran sus religiones, lenguajes o historia.

Es la historia del robo gigantesco de sus tierras y de incontables matanzas como la de Wounded Knee, donde en la navidad de 1890 la caballería estadounidense masacró a trescientos hombres, mujeres y niños. A esa matanza se vincula el martirio de Leonard Peltier.

En 1973, cuando el movimiento indígena ocupó en protesta contra sus condiciones de vida, el pueblo de Wounded Knee, Washington inició un programa de "contrainsurgencia", modelado según los programas respectivos en el Tercer Mundo y correspondiente al que actualmente está implementando en Irak.

En junio de 1975, un enfrentamiento en la reservación entre agentes no- identificados de la policía política de Estados Unidos, el FBI, y desconocidos, dejó dos agentes muertos. Incapaz de arrestar algún culpable, el FBI fabricó declaraciones juradas, amenazó de muerte a testigos, falsificó evidencia balística, mintió al juez y a los jurados y ocultó ante la defensa y el juez la abrumadora mayoría de los documentos sobre el caso -solamente 3.500, sobre un total de 170.000- a fin de hacer pagar a Leonard Peltier por un crimen, que no cometió.

Tal procedimiento fue práctica común de la policía política estadounidense de entonces, como muestra el caso de Geronimo Pratt, que fue liberado recientemente de la prisión, después de estar encarcelado inocentemente durante 27 años, debido a la falsificación de evidencia por parte del FBI. Sin embargo, el proceso y la condena de los cinco patriotas cubanos en Miami demuestran, que esa práctica del sistema político-judicial estadounidense sigue vigente hasta el día de hoy.

Leonard Peltier, los cinco patriotas cubanos e innumerables víctimas anónimas del imperio,  merecen y requieren de la solidaridad mundial, para salir de las mazmorras del sistema.

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