En ocasión de la Cumbre en Copenhague, la Asociación para los Pueblos Amenazados (APA) quiere recordar que más de 150 millones de Indígenas de las regiones árticas y subárticas, del Pacífico, de África oriental, India, Indonesia y de Sudamérica ya sufren duramente las consecuencias del cambio climático.
Es entonces obvio que sus representantes tengan poca comprensión para el debate entre la comunidad científica sobre la dimensión del recalentamiento terrestre y sobre el alcance de las responsabilidades humanas. Los pueblos indígenas lanzaron varios alarmes sobre los graves cambios que se estaban dando en su medio ambiente mucho tiempo antes de que la comunidad científica se preocupase de las consecuencias del cambio climático. Sin embargo por varios años ni la comunidad internacional ni la comunidad científica tomaron en cuenta a las preocupaciones de los Indígenas a pesar de que ellos sean sin duda alguna los mejores observadores del clima e de los cambios en el medio ambiente.Además de las consecuencias directas, el cambio climático también afecta a las comunidades indígenas de manera indirecta. El recalentamiento terrestre está permitiendo una lucrativa actividad minera en zonas en donde hace varios años casi no era posible o era muy costoso extraer recursos naturales. Las tierras indígenas se han vuelto aún más interesantes para gobiernos e impresas transnacionales que en algunos casos intentan comprar las tierras y en otros casos simplemente desalojan a las comunidades residentes. Por un lado para las comunidades se vuelve entonces más difícil reivindicar con suceso el derecho a las tierras ancestrales y por otro lado se alimenta de esta manera el conflicto entre las mismas comunidades. Mientras hay comunidades y personas dispuestas a vender, otras quieren seguir viviendo según las tradiciones. El cambio climático amenaza entonces no sólo a la base vital de las comunidades indígenas sino también a su cultura, identidad y estilo de vida tradicional.
Otra fuente de conflicto entre las comunidades indígenas son los programas REDD (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation in Developing Countries, Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) de las Naciones Unidas. El objetivo declarado de los programas REDD es de disminuir las emisiones de CO² causadas por la pérdida de bosques y la desforestación. Según REDD, las naciones que deciden renunciar al utilizo económico de sus bosques tienen derecho a un indemnizo. Además REDD prevé que los bosques sean incluidos en el comercio de emisiones. Falta de resolver la definición de las áreas que puedan ser consideradas bosques (según algunos los monocultivos intensivos también pueden ser considerados bosques) y cuales podrían ser las consecuencias a largo plazo de la atribución de un valor económico a la naturaleza. Mientras parte de las comunidades y pueblos indígenas rechaza completamente a los programas REDD, hay otros quienes luchan por una reforma de REDD y por el respeto de los derechos indígenas en los programas REDD. La APA está presente en Copenhague con una delegación de 30 representantes indígenas de todo el mundo que desde hace años se ocupan de cuestiones ambientales.
Bolzano/Bozen, Göttingen, Copenhague.