Según análisis de Rimisp, con datos de la última Casen, más de la mitad de los pobres vive en zonas rurales y la región forestal por excelencia, sigue siendo incapaz de repartir sus ganancias entre la población que la rodea. Ahí mismo, y a pesar de ser una zona donde se concentra la población mapuche, éstos son más discriminados
“Basta con ir a una tienda en el centro de Temuco para darse cuenta del trato que recibe un mapuche vestido tradicionalmente o con un lenguaje que no es 100% chileno. Es que desde el inicio de la colonización chilena, y siguiendo la lógica colonizadora imperante, la cultura mapuche fue fuertemente penalizada. “En La Araucanía, en los colegios se golpeaba a los niños que hablaban mapudungún, a la quema de rehues de machi y a la persecución sostenida y sistemática de todo lo que tuviera que ver con preservación de la identidad y cultura mapuche”, señala Sigrid Huenchunir, sicóloga mapuche y máster en políticas públicas de la Universidad de Texas, Austin.La profesional de origen mapuche asegura que si bien estamos en otros tiempos, el peso de la historia es fuerte “y el peso del clasismo y racismo del pueblo chileno es aun más fuerte en aquellas zonas en que lo indígena tiene el valor de lo atrasado, lo feo, lo diferente y lo primitivo”. Ella es una de las jóvenes mapuches que está lejos de su tierra natal y también de una realidad que, según los datos de la última encuesta Casen, muestra que ser indígena en Chile sigue siendo sinónimo de discriminación. Ganan menos, acceden a menos educación y los números son más altos en pobreza e indigencia, comparados con el resto de los chilenos.
Según un análisis realizado por el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp), en base a datos de la Casen, la posibilidad de ser un mapuche pobre aumenta en un 2,6% si éste vive en las provincias de Arauco, Malleco y Cautín (Región de La Araucanía). La misma posibilidad crece al 5,6% si éste entiende su lengua (mapudungún) y a 6,4% si además la habla.
“Lo primero que decimos es que a lo mejor en La Araucanía están en el campo, zonas marginales de agricultura, por eso les está yendo mal, pero en nuestro análisis logramos aislar un conjunto de variables -educación, sexo, distancia a los lugares- y nos dimos cuenta de que permanecía siempre en nuestros modelos esta probabilidad más alta de ser pobre cuando eres mapuche en la IX Región”, sostiene Eduardo Ramírez, investigador de Rimisp. La hipótesis sugiere un problema de racismo, que puede ser discriminación de parte de las empresas que generan empleo, con la gente que es de origen mapuche, agrega.
“En Temuco, donde más población indígena y memoria indígena hay, los chilenos mestizos tiene una gran necesidad de diferenciarse de lo indígena y tratan de mantener alejado de sí cualquier resabio que le conecte con su propio componente indígena (en sicología se le llama formación reactiva). No es raro entonces que los niveles de discriminación y racismo sean mayores allá”, dice Huenchunir.
En la Región Metropolitana, que concentra la mayor población mapuche (en La Araucanía son menos, pero representan el 24% de la población total de la región), se observa, al contrario, que la pertenencia al pueblo originario reduce la posibilidad de ser pobre en un 0,6%. Esto sugiere, según Ramírez, que en Santiago tendrían más posibilidades de integrarse a los circuitos de empleo.
INDIGENTES Y PROFESIONALES
Con la Casen anterior, Huenchunir -que está en Estados Unidos haciendo un posgrado-, había analizado la relación mapuche-pobreza (aplicando diversos modelos) y si bien asegura que el porcentaje no era muy relevante en la pobreza general, sí lo era en la indigencia. “Desde lo empírico es ampliamente conocido que la Región de La Araucanía y particularmente las zonas más rurales, son las que presentan un mayor porcentaje de pobreza e indigencia, siendo también una de las zonas con mayor porcentaje de población mapuche. Esto tiene que ver con el relegamiento histórico que el pueblo mapuche ha sufrido, particularmente a partir del despojo de sus tierras y de la relocalización en terrenos infinitamente más pequeños y menos aptos para el cultivo y la sobrevivencia”, afirma Huenchunir.
Un análisis realizado por el investigador Rodrigo Cerda para el Centro de Estudios Públicos (CEP) en 2009, señala que la tasa de indigencia mapuche en la IX Región, siempre supera al promedio nacional, regional y al de la propia etnia, llegando incluso a triplicarla, como sucedió en 1996, cuando la tasa de indigencia llegaba al 16,1%, o el año 2000 cuando la tasa era de casi 19% y si bien ha disminuido, aún es cercana al 7%.
Hoy muchos descendientes mapuche alcanzan niveles de educación profesional, según Ramírez, pero son pocos los que en la región estarían optando a cargos de acuerdo a su formación. “Yo haría el siguiente ejercicio, y probablemente sería un ejercicio muy decidor: irnos a esas zonas, a los 10-15 empresas de esas comunas y preguntar cuántos mapuches tienen en esas empresas y cuántos mapuches tienen en los diferentes rangos de importancia ¿hay gerentes mapuches? ¿hay abogados mapuches en esas empresas? ¿hay capataces mapuches? Nuestros datos sugieren, primero, que hay muy pocos y, segundo, que los que hay están muy mal pagados”, dice Ramírez.
NO SOMOS POBRES
Para la investigadora mapuche, Millaray Painemal, secretaria ejecutiva de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri), el análisis de Rimisp está mal enfocado, pues primero es necesario preguntarse qué se entiende por pobreza. “No creo que el ser parte de un pueblo originario, hablar nuestra lengua aumente la posibilidad de ser pobre. Es necesario preguntarse cómo las transnacionales que están en nuestros territorios expolian nuestros recursos y se enriquecen cada día más. La solución a nuestra problemática no pasa por el tema de pobreza, sino por que el Estado chileno reconozca que somos un pueblo con derechos sociales y políticos”, sostiene.
Respecto al tema de los profesionales mapuches, sostiene que existe una evidente discriminación, pues los que acceden a altos cargos lo hacen por estar “ligados a partidos políticos chilenos”. Asimismo, asegura que se hace necesario a estas alturas reconocer que el pueblo mapuche es diferente, lograr tener representantes propios, en el Congreso o en un parlamento propio.
Ramírez insiste en que la solución al problema se basa en la discusión y creación de políticas públicas. “Se habla en otros países de acción afirmativa, cómo logras convencer a los que no son mapuches, que es importante integrar a los diferentes pueblos que existan en la región, cómo convences a las forestales, al mismo aparato público. Habría que ver en el aparato público cuánta gente que tiene capacidades profesionales, ganas de trabajar, está integrado a los circuitos, nuestros datos sugieren que no mucho”, dice.
El experto ve como una esperanza de solución a la prometida Agencia de Desarrollo Indígena, proyecto que está en el Congreso.
En el extremo norte
En el norte en general hay una suerte de integración a circuitos económicos un poco más importante, el asunto minero, de comercio Bolivia- Perú- Chile, genera una integración al parecer, mucho más alta de la que observamos en la zona sur.
DATOS
6,4% crece la posibilidad de ser pobre si se es mapuche viviendo en La Araucanía, entendiendo y hablando el mapudungún según un análisis del Rimisp.
16,1% llegaba la tasa de indigencia en la Novena Región en el año 2000. Hoy es cercana al 7%, pero sigue siendo más alta que en el resto del país.
24% de la población total de la Región de La Araucanía es mapuche.
25% de pobreza existe en los territorios forestales