Noemi es mi candidata a la Convención Constitucional, pues en sus ojos no hay cálculo, prevenda, amarre. Sólo el brillo de los que claman por justicia por nosotros, por los otros, por los que han sido olvidados. Y a través de este acto democrático merecen ser recordados, celebrados. ¿Cuántos, de nosotros, de ustedes, estarán representados en ese espacio democrático? Noemi es el futuro.
Cuando de viaje, hija, salgas al mar
ten siempre en tu corazón a Wenteyao.
Llegar hasta allí es tu destino.
A Kanillo, kalkus y anchimallenes no temas,
tales espíritus nunca hallarás
si tu alma no los pone en tu camino.
Bernardo Colipan
Noemi es mi candidata a la Convención Constitucional. Noemi es hija de unos queridos amigos que han construido un matrimonio intercultural (ella es mapuche, él es chileno). En esta etapa inédita en la historia del territorio llamado Chile, imagino esta instancia que hemos votado como un espacio en donde todas/os/es aquellos que no han tenido siquiera la posibilidad de influir en un consejo de curso puedan expresar, dialogar, acordar el país que imaginan. Ha pasado tiempo desde que por primera vez leí (emocioné) a Ranciere y su invitación a construir una democracia sin iluminados, tan sólo conformados por nosotros. Los sin intereses que defender, los sin herencias de sangre que reivindicar, los sin estudios que señalen ?verdades?. De los que no quieren ser candidato a nada porque creen (nos han convencido de esto) que nunca tendrán la oportunidad de ser reconocidos, escuchados para proponer sus sueños. Los que caminan en con-comitancia, pero no en la asamblea, en el templo ni en la sala de sesiones ni en los privados de restaurantes de moda, sino en el transporte público, en la plaza, en la feria, en la cola en el consultorio, en la cola del pago de las pensiones, en la cola del peaje, en la cola del pago del agua, la luz, el gas, los dividendos, el Tag. En la cola de la olla común. En el fondo, a los que nunca se les ha preguntado cómo imaginan la con-vivencia. Anhelo elegir como mi representante a quien nunca se imaginó serlo. Es decir, dotar del poder de ser nuestra voz a quienes siempre el poder imaginó sin voz. Firmar un pacto tácito que asegure que nuestros elegidos son nuestros representantes para que una vez concluido su trabajo vuelvan a ser parte del ?nosotros?, para que así vivan y constaten lo útil o inútil de lo construido.
En medio de los últimos estertores (manotazos de ahogado) de un sistema político que se niega a dejar de ordenar, imponer, pautear, y de los medios de comunicación que insisten en ser la caja de resonancia de dichos intereses, es que me pregunto por la Convención Constituyente votada este 25 de octubre de 2020 (fecha que el tiempo nos dirá si será parte de la historiografía o de la memoria) ¿Por quién estará constituida? Es por ello que me pregunto: ¿Cuántos/as niños/as del Sename? ¿Cuántos familiares de detenidos y desaparecidos? ¿Cuántos enfermos de cáncer? ¿Cuántos desahuciados? ¿Cuántos jubilados? ¿Cuántos en situación de discapacidad o con capacidades diferentes? ¿Cuántos panaderos? ¿Cuántos gasfíter? ¿Cuántos jardineros? ¿Cuántas trabajadoras domésticas? ¿Cuántas trabajadoras de empresas de aseos en oficinas y espacios públicos? ¿Cuántos garzones? ¿Cuántas trabajadoras de packing? ¿Cuántas temporeras agrícolas ¿Cuántos choferes de la locomoción colectiva? ¿Cuántos repartidores de delivery? ¿Cuántas cajeras del supermercado? ¿Cuántos reponedores de estanterías? ¿Cuántos carteros? ¿Cuántos recolectores de basura? ¿Cuántas trabajadoras de ferias libres? ¿Cuántas campesinas? ¿Cuántos pescadores? ¿Cuántos pirquineros? ¿Cuántos arrieros? ¿Cuántas/os trabajadoras/es sexuales? ¿Cuántos habitantes de Freirina? ¿Cuántos habitantes de Quinteros? ¿Cuántos habitantes de Til Til? ¿Cuántas vecinas? ¿Cuántos conserjes? ¿Cuántos limpia parabrisas? ¿Cuántos estudiantes? ¿Cuántos profesores rurales?, ¿Cuántos maestros de colegios industriales? ¿Cuántas asistentes de párvulo? ¿Cuántos inspectores de patio? ¿Cuántas tías de la puerta? ¿Cuántas tías del carro con golosinas? ¿Cuántos con sus dos apellidos iguales? ¿Cuántos de los asiduos a las hospederías? ¿Cuántos los representantes de las minorías sexuales? ¿Cuántos haitianos? ¿Cuántos afrodescendientes? ¿Cuántos Polinésicos? ¿Cuántos indígenas? Y así hasta completar 155.
Noemi es mi candidata a la Convención Constitucional, pues en sus ojos no hay cálculo, prebenda, amarre. Sólo el brillo de los que claman por justicia por nosotros, por los otros, por los que han sido olvidados. Y a través de este acto democrático merecen ser recordados, celebrados. ¿Cuántos, de nosotros, de ustedes, estarán representados en ese espacio democrático? Noemi es el futuro.
Por: Claudio Millacura Salas
Académico de la Escuela de Antropología de la Universidad de Chile.