El indio de hoy, el comunero no infectado por la Civilización, conserva el tesoro de sus virtudes y es capaz de retomar el camino de su legítimo desarrollo. No son blancos, criollos o mestizos quienes pueden emprender la Gran Hazaña. Es, como ya lo dijimos hace cincuenta años, el propio indio quien puede hacerlo. Es él y sólo él. En esta convicción me acompaña, como no podía ser de otra manera, Fausto Reinaga. En todos sus libros y en este volcán muy en particular, sostiene que no hay otro camino que la Revolución India. Sólo ella salvará a Bolivia, a Bolivia con sus millones de indios, con su mayoría de indios. Un pueblo orgullosamente indio.