que comuneros están mal asesorados. Monseñor Manuel Camilo Vial manifestó que los mapuches rompieron el acuerdo. El obispo Manuel Camilo Vial, al anunciar ayer que renunció a su condición de garante del compromiso suscrito con los cuatro condenados por incendio terrorista, entre ellos tres mapuches y una activista pro indígena, como consecuencia del reinicio de la huelga de hambre líquida que habían suspendido tras 63 días de ayuno, el pasado 14 de mayo, manifestó que los comuneros están en un error al adoptar una decisión rupturista "porque esto le hará mucho mal a la causa mapuche". El prelado dijo que Patricia Robles, Juan Carlos Huenulao y los hermanos Jaime y Juan Marileo están mal asesorados, puesto que se habían iniciado todos los trámites posibles para buscar una solución al tema. "Nunca les he dicho que depongan la huelga. Les he dado argumentos de personas adultas, de personas maduras, de personas que tienen que convivir en el país con leyes que son muy claras", dijo. Los cuatro ayunantes reanudaron la huelga en una decisión unilateral y sin ser informada hasta ahora a los garantes. Ayer, el obispo no fue recibido por los ayunantes en la habitación que ocupan en el Hospital Regional con el pretexto de que estaban reunidos con dirigentes indígenas. Están en condiciones de ser trasladados en cualquier momento a la enfermería de la cárcel de Temuco. El prelado había llegado pasado el mediodía al centro asistencial para conocer personalmente los fundamentos que los llevaron a romper el acuerdo, suscrito además por los senadores socialistas Jaime Naranjo y Alejandro Navarro, y el vocero indígena José Cariqueo. Dicho acuerdo consistía básicamente en que los comuneros desistían del ayuno si el Gobierno daba suma urgencia a un proyecto de ley que modifica la libertad condicional y que les permitiría obtener tal beneficio. Sin embargo, sin informar a los garantes, rompieron el pacto y acusaron a los legisladores de haberlos traicionado, porque en el documento por ellos aprobado para terminar la huelga de hambre se indicaba que para obtener ese eventual beneficio debían renunciar explícitamente a la violencia en la lucha por las reivindicaciones indígenas. El obispo dijo que "con estas presiones y con acuerdos rotos, la ley no tiene ningún futuro". "Había muchos senadores que estaban dispuestos a apoyar esta ley y hoy no", añadió. Los garantes, en tanto, dijeron que los compromisos se estaban cumpliendo y calificaron como sorpresivo e irresponsable el reinicio del ayuno. El Mercurio, Miércoles 24 de mayo de 2006 (2006-5-24)