El desinterés por la compra de terrenos ubicados en la llamada zona del conflicto mapuche, específicamente en la región de la Araucanía (IX), ha derivado en una notoria baja en el precio de la hectárea. En transacciones entre particulares, incluso, la tasación de los predios es castigada en la actualidad entre 20 y 40 por ciento de su valor real, según denuncian los propios agricultores afectados. Los únicos terrenos que obtienen precios razonables o definitivamente buenos son los que adquiere la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) para su posterior entrega a los comuneros mapuches, que los reclaman como parte de su herencia ancestral. Asimismo, y debido al clima de intranquilidad imperante en la zona, desde hace un par de años a la fecha la mayor parte de las compañías del rubro no están asegurando las plantaciones forestales. En cuanto a las sementeras, las aseguradoras sólo renuevan contratos a sus clientes antiguos, conforme a una política empresarial en este sentido, según señalan sus funcionarios. El Mercurio, 13 de febrero de 2001
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NOTABLE BAJA EN PRECIOS DE TIERRAS:
Niegan Seguros
a Bosques Cercanos a Zona Mapuche
A medida que aumentan los hechos
de violencia en la zona de conflicto, se hacen cada vez más difíciles
las transacciones de predios. Valores están castigados entre 20
y 40%.
Arturo Zúñiga
TEMUCO (Arturo Zúñiga).- El desinterés por la compra de terrenos ubicados en la llamada zona del conflicto mapuche, específicamente en la región de la Araucanía (IX), ha derivado en una notoria baja en el precio de la hectárea. En transacciones entre particulares, incluso, la tasación de los predios es castigada en la actualidad entre 20 y 40 por ciento de su valor real, según denuncian los propios agricultores afectados.
Los únicos terrenos que obtienen precios razonables o definitivamente buenos son los que adquiere la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) para su posterior entrega a los comuneros mapuches, que los reclaman como parte de su herencia ancestral.
Asimismo, y debido al clima de intranquilidad imperante en la zona, desde hace un par de años a la fecha la mayor parte de las compañías del rubro no están asegurando las plantaciones forestales. En cuanto a las sementeras, las aseguradoras sólo renuevan contratos a sus clientes antiguos, conforme a una política empresarial en este sentido, según señalan sus funcionarios.
La razón de ello es que muchas de estas empresas, a pesar del elevado monto de los intereses devengados, han debido pagar a sus clientes abultadas sumas por causa de los reiterados incendios o talas ilegales ocasionadas por acciones violentas de los indígenas. Las reaseguradoras, en tanto, en su mayor parte extranjeras, no están dispuestas a soportar este nivel de pérdidas.
Baja Tasación Hipotecaria
Gastón Caminondo, director
de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (Sofo), señala
que el valor de la tierra ha sufrido notoria baja. "La razón es
simple. Si usted tiene un vecino conflictivo, ¿quién le va
a comprar?".
En su opinión, hay quienes intentan sacar dividendos políticos de este problema. Es un convencido de que la solución del mismo no está en la entrega de más tierras a los mapuches. Admite que alguna empresa forestal haya cometido algún error en adquirir esos predios, que son las tierras que reclaman los indígenas. "¿Pero los mapuches quieren árboles o tierra? El Gobierno debe velar por la igualdad ante la ley, deteniendo a los causantes de la violencia en los campos", sostuvo.
Aparte del descenso de precios en las transacciones entre particulares, las entidades financieras han bajado casi a la mitad el valor real en la tasación de las hipotecas.
Alberto Levy, agricultor de Traiguén, señala una notoria disminución de transacciones entre particulares en los últimos años, a excepción de las realizadas con la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), que ha tentado a los propietarios con altos precios, pero que en lo particular son terrenos de escasa significación.
Levy es propietario de un predio con un bosque que desea vender, pero señala que los eventuales compradores se desisten al conocer de la existencia en las cercanías de una comunidad mapuche. Por el contrario, el precio de los terrenos productivos, fuera del área de conflicto, bordea el millón de pesos por hectárea.
Para Jaime Taladriz, agricultor de Imperial, no se trata de que los terrenos hayan bajado de precio, sino que nadie tiene interés en comprarlos, menos aún si son forestales. Pese a que éstos siempre han sido de inferior valor que los de cultivo, aun así no tienen compradores.
Agricultor
Responsabiliza a Indap
La mayoría de los agricultores apunta a que la pobreza en que viven los mapuches es el detonante de la violencia en la zona.
Walter Gebert, agricultor de Victoria, dijo que buena parte de responsabilidad de ello le cabe al Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), que no ha ayudado debidamente a los mapuches ni a los pequeños agricultores, en general.
Sostiene que el origen del problema se encuentra en la escasa educación de los indígenas y en su incapacidad para acceder a créditos adecuados, con tasas de interés a su alcance. "Los intereses son muy altos, impagables cuando la producción es poca y ésta se realiza sin mayores conocimientos ni elementos adecuados, a veces ni siquiera agua para el riego. En este sentido, Indap no les ha ayudado, como sería su papel".
Eduardo Renner, director de Sofo, señala que más importante que la baja en el valor de las tierras es el problema socioeconómico que afecta a los mapuches.
Si poseen cinco hectáreas de tierras, la necesaria rotación de cultivos indica que no deberían sembrar trigo todos los años, por ejemplo. Con suerte, entre un cultivo y otro obtienen 70 u 80 mil pesos por hectárea, menos del sueldo mínimo. "Si se les entregan otras cinco, para cultivar 10 hectáreas, al dividir la ganancia por doce meses ésta será de todas formas inferior al mínimo", sostiene.
A la permanente incapacidad para generar un poder adquisitivo mínimo atribuye el origen de las manifestaciones violentas de los indígenas. "Porque cuando hay gente que ni siquiera puede alimentarse, el conflicto estalla por cualquier parte", enfatiza.
No Otorgan Seguros
En este marco de violencia, baja de
precios e inseguridad de agricultores y empresas forestales, las compañías
aseguradoras juegan un rol principal.
La Chilena Consolidada no asegura bosques en la zona de conflicto, y los seguros para las sementeras se encuentran restringidos a sus clientes antiguos, según señala Mitzy Matus, funcionaria de la entidad. Esta política ha sido adoptada desde hace dos años a esta parte.
Aetna Chile asegura bosques, pero con muchas restricciones y siempre que éstos se ubiquen lejos de la zona de conflicto. En lo posible cerca de las ciudades, por la oportuna presencia de Bomberos en caso de siniestros.
"Nada con fundos cercanos a la zona de conflicto", señala Carlos Devaud, de La Previsión. Aunque esta modalidad se había adoptado desde antes que comenzaran los problemas, por cuanto la compañía tiene zonas excluidas por los riesgos que representan. No hay problemas para asegurar a clientes antiguos en zonas no conflictivas.
Entidades similares, como Magallanes y Cruz del Sur, han adoptado el mismo predicamento. El problema se les presenta con sus reaseguradoras, en su mayoría extranjeras, que no quieren arriesgarse a perder dinero.
Anticipo de Cosechas
Junto con paralizar desde hace un
año las compras de terrenos en zonas de conflicto, la empresa Forestal
Mininco ha debido anticipar en algunos sectores la cosecha de pinos y eucaliptus,
a raíz de los problemas con las comunidades mapuches.
Este tipo de medidas han sido adoptadas como una forma de asegurar la cosecha, aunque las plantas no se encuentren en la edad óptima para su tala, de más de 15 ó 20 años. "Son inversiones a largo plazo y es necesario tener la seguridad de no perderlas", se explicó.
En este poco alentador panorama, Santos Millao, consejero nacional de la Conadi, admite que la baja en los precios de los terrenos favorece la acción de ese organismo, puesto que puede adquirir predios a menor precio para su entrega a las comunidades.
Sin embargo, hace presente que el tema no
se agota allí, por cuanto es necesario entregar también elementos
para trabajar las tierras. "Esto se traduce en apoyo técnico de maquinarias
y créditos adecuados para lograr un efectivo desarrollo. De lo contrario,
no se obtiene absolutamente nada", enfatizó.