`Araucano' es la denominación acuñada por el conquistador para referirse al mundo mapuche, que abarca más de un tercio de la Chile actual y un poco menos de la mitad de la Argentina actual. Los Andes 30 de octubre 1996
Roca y los indios araucanos (bis)
Jorge Alberto Gibson LE 6.863.390 Andrea
Gibson DNI 20.335.540
Los Andes 30/10/96
``Ya el título nos indica una apreciación parcial, unipolar,
respetable, pero falta de veracidad global. `Araucano' es la denominación
acuñada por el conquistador para referirse al mundo mapuche, que
abarca más de un tercio de la Chile actual y un poco menos de la
mitad de la Argentina actual.
``Evidentemente, el señor Olascoaga es versado en escritos históricos
de los descendientes de conquistadores, solamente. Ni por asomo hace mención
de Bartolomé de las Casas ni de los jesuitas. A todo lo que ellos
publicaron, los españoles de aquel tiempo le dieron en llamar la
`historia negra'. Era mejor desautorizarlos que asumir responsabilidades
del abuso. Por si no lo tiene muy claro, le recomiendo ver la película
`La misión', que es una testimonial en su libreto.
``Tengamos presente que el conquistador, así como todo el pueblo
europeo de la Edad Media, era eminentemente guerrero, de modo que había
hipertrofiado toda la maquinaria de guerra y su uso. Por otro lado, no
se debe olvidar que el motivo de las guerras de los europeos era fundamentalmente
por motivos de hambre y necesidad de alimentos. En el nuevo mundo, ese
motivo y esas actitudes eran desconocidas. Pero el conquistador sólo
sabía guerrear y por añadidura, el arte de la rapiña,
consecuencia lógica del guerrear.
``En alguna medida me siento autorizado a hablar desde la vereda del primitivo
de esta tierra. ¿Del verdadero dueño? Del que la conoce,
la valora, la defiende, la protege. Del que no siente que la tierra le
pertenece, sino que él pertenece a la tierra. Porque respeto mi
origen celta, más allá de la nacionalidad de mis bisabuelos,
esta circunstancia hace que pueda entender lo que siente el aborigen del
nuevo mundo. Por otro lado, hablando con mis amigos Horacio y Nicolás
Bustos Dávila, pude ver que a pesar de las limitaciones que significa
la disciplina de investigación histórica, el último,
especialmente, sentía un gran respeto por el puelche, antiguo morador
del sur de Mendoza, por haber tenido contacto con algunos miembros de dicha
cultura o descendientes. Es más, me recomendó y prestó
el libro `El reino de Dios en el Perú', donde se narra la conquista
pero desde la óptica del quechua incaico. A posteriori he estado
en contacto con Luisa Calcumil, Manuel Zárate (peruano de origen
inca sin hibridación, profundo conocedor de la teología incaica),
Manuel Talquenca (mendocino de origen huarpe), etc.
``Mantener una estatua de Roca en territorio mapuche es tan ofensivo como
querer que se mantenga un monumento a Stalin en Hungría, Polonia,
Bulgaria o uno de Hitler en Francia, Bélgica, Holanda, o el de algún
guerrero moro en España. ¿Acaso quedó alguna estatua
romana en pie en alguno de los países o reinos sojuzgados por Roma?
``Roca cumplió con su destino de conquistador. Pero conquistó
para regalarle las tierras fértiles a sus amigos ingleses, o en
el peor de los casos para devolver algún `favor'. Porque los dueños
ingleses de las estancias patagónicas de excelentes pasturas no
las compraron, tampoco las obtuvieron como consecuencia de una invasión
y usurpación. Fueron regalo del gran amigo Roca (dato apoartado
por el administrador general de una cadena de estancias inglesas en la
Patagonia, que es primo segundo mío).
``Si prestamos atención a cómo se desarrolló la conquista
y colonización, indudablemente salta a la vista que el precolombino,
para defenderse y defender su territorio del intruso invasor, implementó
estrategias y aprendió, del propio invasor, técnicas bélicas,
ya que al ser pueblos pacíficos no tenían conocimientos ni
armas adecuadas para este fin. Para tener una idea aproximada de la situación,
es como si entraran a nuestra casa, por la fuerza, asaltantes armados y
nosotros tuviéramos que defendernos sólo con nuestros utensillos
domésticos: el palo de amasar, la escoba, etc. De paso, recordemos
que en el siglo XV el precolombino no padecía los desastres de guerras
continuas, pobreza, hambre, etc., que sí padecían los europeos.
Que los primeros estaban mucho más avanzados que los últimos
en: agricultura, astronomía, sistemas de comunicaciones, medicina,
metalurgia, arquitectura, entre otras ciencias. Lo de siempre: el inculto
-agresivo siempre vence al culto- pacífico en un primer momento.
Con el correr de los años, el aborigen reaccionó presentando
cierto equilibrio con el agresor. El señor Olascoaga se escandaliza
del aprendizaje logrado, pero no así de los `maestros'.
``Con respecto a los `cautivos', hombres y mujeres, eran prisioneros. Tambien
hombres y mujeres indígenas eran apresados por el blanco, como en
cualquier guerra. Sabemos cómo acostumbra el blanco a tratar a sus
prisioneros, pero de lo que realmente pasaba en las tolderías, se
especula mucho y se sabe poco. Según testimonio de una mujer que
estuvo cautiva más de tres años, el asedio podía tener
lugar o no. Si la cautiva era joven y bonita, lógicamente era rondada,
tanto por el indio como por los cautivos que hubiera en la toldería,
pero el abuso, si había, era por parte de un blanco. No era costumbre
del indio tomar por la fuerza lo que no le pertenecía. La pesadilla
de las cautivas, lejos de ser el acoso, era el permanente maltrato a causa
de los celos por parte de las cautivas que estaban de antes. Muchas veces
el indio tenía que interceder para proteger a la cautiva nueva de
los ataques de las otras. Por eso no es extraño encontrar numerosos
casos de cautivas que lamentaban haber sido rescatadas porque se habían
enamorado de `sus' indios. De lo que ningún cautivo se salvaba,
a menos que fuera un niño pequeño o un anciano, era del trabajo
pesado. Y en cuanto al alcoholismo, fue otra de las `enseñanzas'
del blanco.
``La historia siempre la escriben los que ganan. Si se desea corroborar,
por ejemplo, cuál es la verdadera historia argentina, conviene leer
los trabajos de tesis hechos por los estudiantes universitarios de historia
de otros países, que estudiaron documentos, actas, cartas y todo
lo atinente a usos y costumbres de la época; y con la garantía
de que son trabajos imparciales ya que no tienen banderías por ninguno
de nosotros por considerarnos pueblos inferiores. Extrañamente,
el autor de la primera nota, a pesar de decir que los considera inferiores,
intenta desacreditar a los aborígenes como si fueran un enemigo
muy poderoso''.
Enlace al artículo original.