Extranjeros, en su mayoría, disfrutan conviviendo con indígenas. Visitantes europeos, norteamericanos e incluso chinos pagan hasta $ 13 mil para vivir la experiencia de dormir en una ruca mapuche. Aunque sea una completamente equipada... hasta con fogón. Es el etnoturismo que ha experimentado una creciente demanda en la Araucanía: un 70% de los dos mil visitantes que llegan cada año a la comunidad mapuche de Llaguepulli, en la IX Región, son extranjeros. Allí existen dos rucas para turistas y tres cabañas -que son más baratas-, pero los turistas prefieren las primeras. El Mercurio, 17 de septiembre de 2007

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"Boom" del etnoturismo en la Araucanía:

Turistas pagan por dormir en 'rucas' mapuches

Lunes 17 de septiembre de 2007

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Las dos rucas con que cuenta la comunidad Llaguepulli están equipadas con cuatro camas de plaza y media, además de su fogón tradicional, un comedor, sillas y hasta lámparasFoto:MARIO QUILODRÁN

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EXPANSIÓN.–En dos años más, los impulsores de la iniciativa esperan contar con 20 rucas similares a la de la fotografía.
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ATRACTIVO.–El típico fogón mapuche es un gran atractivo para los extranjeros, quienes se reúnen a su alrededor para escuchar historias típicas.

70% de los dos mil visitantes que llegan cada año hasta la comunidad Llaguepulli para vivir la experiencia son extranjeros. También hay música, bailes y juegos típicos.

IVÁN FREDES

En la comunidad mapuche de Llaguepulli, situada en la ribera sur del lago Budi, al lado de Puerto Domínguez, en la IX Región, los turistas, especialmente extranjeros, llegan en masa a partir del mes de octubre para convivir con los indígenas de la zona y empaparse de su historia, cultura y tradiciones.

Es el "boom" del etnoturismo en la Región de la Araucanía.

Hace algunos años se contagiaron con incursionar en el turismo y emprendieron un proyecto conjunto para poner su comunidad al servicio de una creciente cantidad de visitas que llegaban interesadas en conocer su cultura.

El presidente del Comité de Turismo Mapuche del Lago Budi, José Mauricio Painefil (43), afinó el proyecto y finalmente 17 de las 70 familias comenzaron a trabajar en la idea de ofrecer alojamiento, gastronomía, charlas, música, bailes, juegos tradicionales y circuitos turísticos con cabalgatas, paseos en carretas tiradas por bueyes y observación de la avifauna del único lago salado de Sudamérica.

Por internet

Con apoyo de la Fundación Andes, la Conadi y la Municipalidad de Teodoro Schmidt construyeron cabañas y rucas, camping, ceEXPANSIÓN.–En dos años más, los impulsores de la iniciativa esperan contar con 20 rucas similares a la de la fotografía.ntros gastronómicos y culturales, y crearon una página web en internet para ofrecer sus servicios.

La experiencia ha sido tan exitosa que desde hace siete años reciben anualmente a unos dos mil turistas, de los cuales la mitad pernoctan en la comunidad y la otra la visita por el día, constituyéndose hasta ahora el mayor complejo etnoturístico mapuche del país.

"Construimos dos rucas, cada una con cuatro camas de plaza y media, con su fogón tradicional, un comedor, sillas y hasta lámparas, las que pasan ocupadas, a partir de octubre y hasta marzo", cuenta este impulsor de estas "rucas de exportación".

También muestra con orgullo tres cabañas, completamente equipadas, pero precisa que los turistas prefieren las rucas para dormir y reunirse con las familias mapuches.

Tanto es así, que cuesta más caro dormir en una ruca que en las cabañas. Pasar la noche en "acondicionadas habitaciones mapuches" cuesta $ 13 mil por persona, mientras que las cabañas tienen un precio de $ 10.500.

"Los turistas se van muy contentos y muchos de ellos han vuelto más de una vez", cuenta Selma Cañiuñir, quien en su terreno de seis hectáreas construyó una ruca y una cabaña.

"En la mañana llevamos el desayuno, leche fresca, tortillas y huevos de campo", cuenta Selma.

Demanda creciente

El impulsor de la idea, José Mauricio Painefil, cuenta que ya están construyendo otras dos rucas porque la demanda es creciente. "Y pensamos tener veinte rucas en dos años más".

Paradójicamente, los únicos que no duermen en las rucas son los mapuches, quienes prefieren sus casas de madera construidas con subsidios rurales.

Extranjeros interesados

José Mauricio Painefil cuenta que hasta ahora han recibido visitas de turistas de Italia, Francia, Canadá, Bélgica, Estados Unidos, e incluso China, entre otros, y que el porcentaje de extranjeros llega al 70 por ciento en comparación a los turistas nacionales.

"A ellos les gusta reunirse por las noche alrededor del fogón de la ruca y las familias cuentan sus leyendas, sus tradiciones, sus costumbres. Es un turismo cultural", cuenta orgulloso.

En la comunidad Llaguepulli están ahora construyendo un amplio y moderno centro gastronómico.

Y Painefil recuerda con orgullo que ya han aparecido en el programa de la televisión por cable "Gourmet", y que en la preparación de sus comidas tradicionales ha participado el chef Christian Carpentier.

Pero la iniciativa de la comunidad Llaguepulli no es la única...

Experiencias similares están surgiendo en las regiones del Biobío, Los Lagos y en la futura Región de Los Ríos.

En Lonquimay, en el sector precordillerano de la IX Región, los pehuenches tienen hasta una hostería como punto de partida para recorrer el valle de Quinquén y en el Alto Biobío (VIII Región) los circuitos etnoturísticos, donde el mayor atractivo son camping atendidos por mapuches, que atraen a miles de visitas.

Y en la comuna de Cholchol, su alcalde, Luis Huirilef, está potenciando iniciativas similares para convertirla próximamente en la "capital de etnoturismo mapuche", según dice.

 


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