ociedad chilena no ha ofrecido a las minorías étnicas oportunidad de expresar sus expectativas y esperanzas. Por ello, es importante examinar la encuesta practicada por el Centro de Estudios Públicos a una muestra considerable de la población mapuche urbana y rural, que además contrasta sus resultados con una muestra de control no mapuche ubicada en los mismos lugares que los mapuches entrevistados. La encuesta enfrenta un tema tan importante y espinudo como la posición de los entrevistados frente a la nación chilena, donde alrededor de un 60% se define como mapuche y chileno, con diversos grados de pertenencia, contra un 38% que se declara excluyentemente mapuche. Sin embargo, es destacable que, sin negar su identidad, haya una gran valoración de pertenencia a la sociedad chilena. El Mercurio, 19 de diciembre de 2006

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Las esperanzas mapuches

Martes 19 de diciembre de 2006

Casi la totalidad de los entrevistados señalan que valoran la propiedad individual y familiar de la tierra (que los dueños "sean las personas y sus familias") por sobre la propiedad comunitaria.

La sociedad chilena no ha ofrecido a las minorías étnicas oportunidad de expresar sus expectativas y esperanzas. Por ello, es importante examinar la encuesta practicada por el Centro de Estudios Públicos a una muestra considerable de la población mapuche urbana y rural, que además contrasta sus resultados con una muestra de control no mapuche ubicada en los mismos lugares que los mapuches entrevistados.

La encuesta enfrenta un tema tan importante y espinudo como la posición de los entrevistados frente a la nación chilena, donde alrededor de un 60% se define como mapuche y chileno, con diversos grados de pertenencia, contra un 38% que se declara excluyentemente mapuche. Sin embargo, es destacable que, sin negar su identidad, haya una gran valoración de pertenencia a la sociedad chilena. Casi todos los entrevistados se consideran plenamente (73%) o parcialmente (23%) integrados a Chile y un 78% piensa que deben integrarse aún más a la sociedad nacional. En este mismo sentido, casi todos valoran el matrimonio de sus hijos o hijas con no mapuches de igual manera que con miembros de esta etnia.

Se refleja una enorme preocupación por la eventualidad de que se esté perdiendo la cultura mapuche (88%), y una amplia mayoría sostiene que son importantes, para contrarrestar esta tendencia, un mayor énfasis en recuperar el uso de la lengua vernácula y una mayor equidad y reparación en la cuestión de las tierras.

Respecto del mapudungun, el instrumento del CEP refleja las devastadoras consecuencias de las nefastas políticas educacionales del siglo pasado, que incluso llegaron a prohibir que los niños hablaran su lengua originaria. Esto justifica el que casi todos los padres (86%) hablen a sus hijos en castellano, perdiendo la oportunidad de transmitir la lengua a los menores. Aunque los mapuches consideran en su mayoría (57%) que el uso del mapudungun es definitorio para la identidad, sólo una minoría (15 %) lo habla igual o mejor que el castellano, contra una mayoría que no lo habla ni lo entiende. En los segmentos más jóvenes y urbanos, los no hablantes suben dramáticamente. Estas cifras no auguran un buen porvenir para el mapudungun, sin embargo, se destaca la importancia que todos le dan en la conservación de su identidad, al punto que una mayoría propone que la enseñanza de esta lengua debe ser obligatoria para los niños mapuches. Éste es un llamado de atención a Chile, pues el desaparecimiento de una lengua es una pérdida cultural irreparable y un desafío para el recientemente creado Departamento de Educación Multicultural del Mineduc.

El tema de las tierras es considerado como vital no sólo para la conservación de la cultura -pues, como lo demuestra la encuesta, la tradicionalidad se reproduce en el campo-, sino también por un aspecto de equidad. Gran parte de los mapuches (y también la muestra de control no mapuche) esperan que el país les repare la pérdida de tierras que les fueron entregadas por el Estado a comienzos del siglo XX y que después les fueron usurpadas ilegalmente. Esto es congruente con la alta valoración del uso de la fuerza para lograr este objetivo (un 60% la justifica en diversas medidas). Otro aspecto de enorme interés respecto de las tierras es que la mayoría estima que no se deben vender tierras a personas no mapuches, lo que se compadece con la relación identidad étnica-tierra que demuestra la encuesta. Casi la totalidad de los entrevistados señalan que valoran la propiedad individual y familiar de la tierra (que los dueños "sean las personas y sus familias") por sobre la propiedad comunitaria, lo que es una clara señal para el proceso de repartición de tierras que está haciendo la Conadi.

Muchos otros resultados de esta encuesta son destacables, como la alta valoración de la vida en el campo como modo de pertenencia cultural y de conservación de la cultura, cuyo aprecio es aún mayor entre los mapuches urbanos. Se advierten también el reflejo de una obvia mayor tradicionalidad en el campo respecto de los migrantes urbanos y una alta proporción de adherencia a las iglesias evangélicas, cuyo número va en aumento respecto de la pertenencia a la iglesia católica. En este mismo aspecto, hay mayor confianza en las iglesias evangélicas que en la católica. Por último, también es notable constatar la importancia que los mapuches dan a la educación como un problema mayor al que el Estado debe abocarse.

En suma, esta encuesta es un estímulo para que la sociedad mayoritaria reflexione acerca de las postergadas esperanzas mapuches y para que el Estado estudie, medite y atienda sus peticiones.


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