metro 97 de estatura y la blanca cabellera de René Urban contrastan con su acento campesino y una sonrisa, que, cuando aflora, muestra la falta de algunos dientes en medio de una que otra tapadura de oro. Pero este hombre de 62 años no ríe seguido. En los últimos seis años se convirtió en el blanco predilecto de un grupo de mapuches que buscan la reivindicación de sus tierras por medio de la violencia. Todo partió en 2002, cuando le incendiaron totalmente su casa. Y desde entonces nada fue casualidad. El Mercurio, 29 de octubre de 2006
ELMERCURIO.COM |
René Urban, víctima de 23 atentados de grupos mapuches
en seis años:
El blanco predilecto
Domingo 29 de octubre
de 2006
|
Su casa fue totalmente quemada,
sus animales asesinados y en febrero de este año debió llegar a
la clínica por un preinfarto y quemaduras, luego que comuneros le arrojaron
una bomba molotov al camión que conducía. Aunque vive con protección
policial día y noche, desde su casa en Ercilla sólo pide paz.
ANDREA SIERRA
Desde Temuco
El metro 97 de estatura y la blanca cabellera de René Urban contrastan
con su acento campesino y una sonrisa, que, cuando aflora, muestra la falta
de algunos dientes en medio de una que otra tapadura de oro.
Pero este hombre de 62 años no ríe seguido. En los últimos
seis años se convirtió en el blanco predilecto de un grupo
de mapuches que buscan la reivindicación de sus tierras por medio
de la violencia.
Todo partió en 2002, cuando le incendiaron totalmente su casa. Y
desde entonces nada fue casualidad.
A la fecha, René Urban y su familia han sido víctimas de
23 atentados, que van desde la quema de un camión que él
conducía, hasta el sacrificio de animales.
La vida le cambió por completo. Hoy vive custodiado día y
noche por dos policías que viven en su casa en Ercilla. Sus hijos
y nietos también tienen protección policial, pero aún
así hay miedo.
"Cuando suena el teléfono siempre pienso que es porque algo malo
le pasó", dice su hija Melanie (29 años), quien renunció a
su trabajo en Santiago apenas ocurrió el primer gran atentado a
su familia para no dejar a sus padres solos.
Hoy se siente frustrada. Estudió para técnico en turismo,
pero no tiene posibilidad de trabajar en Ercilla. "No me iré hasta
que alguien me afirme que están seguros", declara.
Los atentados a Urban han sido tantos, que el Fiscal Nacional Guillermo
Piedrabuena decidió designar hace quince días a dos funcionarios
para que investiguen de manera preferente este caso. Ello porque, luego
de seis años, sólo hay dos condenados que están con
libertad provisional. Hay otras cinco investigaciones en curso y órdenes
para apresar a siete personas de la etnia mapuche, indirectamente vinculadas.
Pero nada más.
Mientras tanto, Urban sigue siendo atacado.
¡Fuera, colono!
El 19 de noviembre de 2002, René Urban y su señora, Juana
Astete, llegaban de una visita médica en Santiago bastante contentos.
Los exámenes habían salido bien y la lucha contra el cáncer
de su mujer iba en franca mejora.
Pero la alegría duró poco. Al llegar al fundo Montenegro
encontraron su casa totalmente quemada.
"No quedó nada", cuenta su hijo Héctor.
De inmediato, recuerda René Urban, se oyeron una algarabía
y el sonido de la trutruca. "Era como si celebraran", sostiene.
Ese día, los Urban perdieron todas sus cosas. Muebles, electrodomésticos
y, lo que es peor, dice don René, no quedó ni un solo recuerdo
familiar de sus antepasados. "Se acabó la paz", confiesa.
Al tiempo después los mapuches volvieron a atacar. Esta vez incendiaron
los galpones del fundo. "Cuando llegamos había carteles que decían
'fuera los colonos de las tierras mapuches'", cuenta.
Los atentados siguieron.
Un día, al visitar uno de sus terrenos (son tres, que totalizan
unas 800 hectáreas), Urban se encontró con sus animales desangrados
en el camino.
Pero el peor susto lo pasó en febrero de este año, cuando
un grupo de mapuches lanzó
una bomba molotov al camión que él conducía, pese
a tener resguardo policial.
"Se quemó íntegro", cuenta.
Urban logró salvar con vida, pero debió ser internado en
la Clínica Alemana de Temuco por un preinfarto y algunas quemaduras
en sus brazos, de las cuales aún tiene marcas. Mientras, lo que
quedó del camión -sólo la estructura- fue estacionado
fuera de su casa en Ercilla como símbolo de la persecución
de la que es objeto.
El agricultor aún no entiende por qué los mapuches lo eligieron
a él como blanco. "No sé por qué. Yo nunca les he
hecho nada", afirma.
Tampoco se considera "colono", pues aunque tiene sangre suiza por parte
de sus abuelos, es hijo de un chileno y fue nacido y criado en el fundo
Montenegro, que es uno de los terrenos que reclama la etnia.
Pese a los peligros constantes, Urban está
decidido a no dejar sus tierras.
"En el momento (de los atentados) uno piensa esas cosas, pero después
viene la nostalgia de donde siempre ha vivido uno. Yo no me iré.
No corresponde", afirma.
Cada día al levantarse Urban se encuentra con los carabineros que
lo acompañan, y piensa en qué pasará en las horas
que vienen.
"Se acabó la paz. Era hermoso vivir en aquellos tiempos de calma.
Ahora lo hago con mucha dificultad", dice con pesar, mientras se prepara
a prestar nuevamente declaraciones ante la Justicia, a ver si ahora, por
primera vez en seis años, logra algo de tranquilidad.
ATACANTES ESTARÍAN EN PROGRAMAS DE EMPLEO:
Se abre la investigación
Tras una denuncia del diputado UDI Gonzalo Arenas, el fiscal de Collipulli
pidió al gobernador de Malleco antecedentes sobre la participación
de los comuneros investigados por los ataques a Urban en los programas
de empleo desarrollados a partir de enero en Ercilla.
Según Arenas, parte de los comuneros investigados por el Ministerio
Público como presuntos responsables algunos de los 23 atentados
sufridos por el agricultor de la IX Región recibían sueldos
de los programas de empleo municipales.
Lo más extraño es que según el parlamentario uno de
los imputados, Jorge Huenchullán, habría sido detenido en
Graneros en febrero, periodo en que aparece realizando trabajos en Ercilla.
De corroborarse esto, se configuraría un "delito funcionario" que
implicaría a aquellos empleados municipales o de la gobernación
que pagaron los sueldos mensualmente a estos mapuches que no habrían
realizado los trabajos.
LARGA HISTORIA:
Cronología de los ataques
19 de noviembre 2002:
Mapuches incendian la casa de René Urban en el Fundo Montenegro.
Octubre de 2002:
Incendian cinco galpones del predio.
Febrero de 2003:
Queman 35 hectáreas de trigo a punto de cosechar.
Agosto de 2004:
Una veintena de mapuches encapuchados y otros con sus rostros descubiertos
atacan dos veces en menos de 24 horas el predio de René Urban en
Montenegro. La justicia decide instaurar protección policial.
Febrero de 2005:
Ocurren nuevos atentados incendiarios en el predio del agricultor de Ercilla
Febrero de 2006:
A la UTI de la Clínica Alemana de Temuco llega René Urban,
tras sufrir un preinfarto y quemaduras en su brazo izquierdo, cuando intentaba
repeler un nuevo atentado incendiario en uno de sus fundos, que esta vez
le significó la pérdida de un camión y de dos hectáreas
de pastizales. A estas alturas, el agricultor ya acumula 17 atentados en
su contra.
Mayo de 2006:
Dos carabineros son heridos con piedras y objetos contundentes al enfrentar
una emboscada de encapuchados que atacaron un bus con 15 efectivos de fuerzas
especiales a cargo de la protección del fundo "La Romana", del agricultor
René Urban, ubicado a 10 kilómetros al poniente de Ercilla.
Mayo 2006:
Juan Pablo Franco, cuidador del fundo Montenegro, fue sorprendido a la
1 de la tarde por un encapuchado, mientras cortaba leña. El trabajador
fue a buscar a su señora, embarazada de siete meses, y corrió junto
a ella hacia la parte trasera del predio para buscar refugio. "Aparecieron
varios gallos. Empezaron a tirar piedras y palos contra la casa que yo
ocupo. No se fueron hasta que hicieron pedazos todos los vidrios", contó.
Agosto de 2006:
Encapuchados robaron 22 vacunos del fundo en Montenegro. Los carabineros
recuperaron 11 y el resto fue hallado muerto en el camino hacia las comunidades
mapuches.
Octubre de 2006:
A las 6 de la mañana un grupo de antisociales llegó disparando
para intimidar a los carabineros y trabajadores presentes en el predio
de Urban, mientras otro grupo destruyó y sacó las estacas
de 400 metros de cerco, que fueron abandonadas y quemadas en el camino
para bloquear el paso de los vehículos policiales.