Ceferino Namuncurá era hijo de un cacique
de la Patagonia y de una chilena mestiza. El milagro que
lo llevó a los altares fue la curación de
una mujer con cáncer.
En una ceremonia que mezcló las tradiciones vaticanas
y la cultura mapuche, el indígena argentino Ceferino
Namuncurá fue beatificado ayer ante las más
de 100 mil personas que llegaron hasta un parque de Chimpay,
el pueblo de la Patagonia donde el homenajeado nació a
fines del siglo XIX.
Con la oficialización de su nueva condición
de beato, tras la autorización del Papa Benedicto
XVI, Ceferino se convirtió en el primer aborigen de
Argentina en alcanzar los altares y en el segundo de América,
después del mexicano san Juan Diego, testigo de la
aparición de la Virgen de Guadalupe.
Namuncurá, nacido en la Patagonia, fue hijo de un
cacique mapuche argentino, Manuel Namuncura, y de la mestiza
chilena Rosario Burgos, quien habría sido raptada
para convertirse en la tercera mujer del líder indígena.
Ceferino fue alumno de la sociedad de San Francisco de Sales
y murió en Roma el 11 de noviembre 1905 tras padecer
tuberculosis con apenas 18 años. Su sueño había
sido ser sacerdote para evangelizar a su postergado pueblo.
"La santidad pudo florecer en él porque encontró un
terreno fértil y rico en cualidades humanas, glorias
de su tierra y de su estirpe, cualidades que él asumió",
dijo el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del
Vaticano, quien presidió la ceremonia de beatificación,
por encargo del Papa.
"Alabar hoy al Señor por el beato Ceferino significa
recordar y apreciar en lo más hondo las antiguas condiciones
del pueblo mapuche, audaz e indómito (...) Ceferino
jamás olvidó que era mapuche. En efecto, su
ideal supremo era ser útil a su gente", agregó.
El Vaticano anunció en julio su decisión de
beatificar a Namuncurá (conocido en Argentina como
el "indiecito mapuche") tras responsabilizarlo de interceder
en el milagro que curó a Valeria Herrera, una mujer
de 24 años con cáncer de útero, quien
le rezó pidiendo por su salud, señaló EFE.
"Fue mirar su foto, su imagen, su rostro tan manso, tan sencillo,
la mansedumbre de su mirada y sentir que Dios no podía
negarse a un pedido que recibiera de él (...). Entonces
directamente le hablé como si hubiera estado con un
amigo", relató Herrera.
Según "La Nación", más de cien mil fieles
llegaron a Chimpay. Ante la algarabía de los fieles,
el purpurado vaticano precisó que la fiesta religiosa
del joven mapuche será celebrada los 26 de agosto,
fecha de su nacimiento.
En una carta leída por el cardenal Bertone, el Papa
dijo que "con su vida edificante (Ceferino) fue un modelo
para muchísimos jóvenes".
Previamente, Hermelinda Painequeo y Aparicio Millapi pidieron
en mapudungún, la beatificación del hijo de
la tierra.
El acto, que duró más de dos horas, fue televisado
a todo el país por varias señales. En él
también participó el cardenal argentino Jorge
Bergoglio y el Vicepresidente Daniel Scioli.
Chilenos participaron de la celebración
IVÁN FREDES
TEMUCO.– Pese a la escasa devoción en nuestro
país, básicamente por desconocimiento, unos
200 mapuches de la Araucanía participaron ayer en
la beatificación del mapuche Ceferino Namuncurá,
en la localidad argentina de Chimpay, provincia de Río
Negro.
Los fieles chilenos, en su mayoría miembros de la
Pastoral Mapuche de la Diócesis de Temuco, viajaron
en cuatro buses. Entre los viajeros estaba el lonco Antonio
Purán y la misionera Alicia Coñoemil, quienes
antes de partir dijeron que la beatificación era un
regalo para la Iglesia Católica.
En el obispado de la Araucanía, jurisdicción
eclesiástica que comprende la mayor parte del territorio
mapuche, el beato indígena no cuenta siquiera con
una oración, una estampa o una bibliografía
de su vida, al revés del otro lado de la cordillera,
en donde existe un santuario, un museo y hasta dos películas
sobre su vida.
De hecho, el mapuche ya había sido declarado Venerable
por el Papa Paulo VI el 22 de junio de 1972, por haber practicado
todas las virtudes cristianas en grado heroico.
El investigador mapuche Juan Ñanculef recuerda que
si bien muchos de los mapuches abrazaron las religiones católica
y evangélica, nunca han dejado de lados sus creencias
ancestrales, por lo que pocos saben de la existencia del
ahora beato, Ceferino Namuncurá. "Hay algunos devotos
en la zona cordillerana, en la frontera con Argentina, debido
a la influencia de los mapuches argentinos, que aquí llamamos
puelches", señaló Ñanculef.
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