Vergüenza e indignación son los sentimientos que nos debieran producir las palabras y  declaraciones del Sr. presidente de la republica y que pronunciara en el acto de recepción definitiva de las obras de la central hidroeléctrica Ralko. En ellas Lagos manifiesta que la construcción de la mega obra es una muestra del desarrollo con equidad que sustenta su gobierno, como asimismo un ejemplo de cómo el progreso llega a todos los chilenos. Al respecto es necesario hacer presente que nuestro presidente se encuentra equivocado, el proyecto Ralko ha significado un manifiesto atropello para los derechos de los pueblos indígenas y un irrespeto absoluto a la legislación ambiental e indígena, recordemos el descabezamiento de la CONADI cuando dos de sus directores se opusieron a las permutas de tierras indígenas para su inundación. Es más, Ralko es una muestra de cómo el gobierno privilegia los intereses económicos por sobre los derechos fundamentales de las personas. La represa ha significado solo mentiras y engaños dejando en evidencia la forma como la mas estricta de las protecciones legales puede verse vulnerada a la hora de privilegiar el poder economico… como dijiese el presidente Frei en su momento los organismos públicos existen mas para permitir la inversion que para oponerse a ella. Junto a ello S.E. hace referencia  al cumplimiento de los acuerdos con las familias Pewenche, en este punto  quisiera clarificar que los dichos del Sr. Lagos no responden a la realidad, en efecto en el año 2004 el gobierno suscribe ante la Comisión Interamerica de Derechos Humanos un acuerdo de “solución amistosa” luego de denuncia recibida por familias Pewenche de alto bio bio. En virtud de este acuerdo el estado chileno se comprometía a adoptar una serie de medidas sin que hasta ahora se hayan materializado en su totalidad, incluso mas grave aún, el gobierno ha hecho vista gorda frente a hechos gravísimos y lamentables como fue la inundación arbitraria e intempestiva del cementerio indígena de la comunidad de Quepuca, por parte de la empresa ENDESA. Situación que generó daños irreversibles e irreparables al patrimonio cultural como también dolor incalculable para los deudos de quienes reposan en ese lugar. No se trata de oponerse al “progreso” del que habla S.E. sino simplemente a que este progreso sea armónico, solidario y respetuoso de los derechos humanos, en definitiva un progreso que llegue a todos y cada unos de los chilenos. La mega central Ralko  no es algo de lo que podamos enorgullecernos como país, ni menos un ejemplo  del progreso al que Chile debe apostar, así solo perpetuaremos la pobreza y la desigualdad. Danko Jaccard Riquelme. Abogado.