Según el cardenal Medina existe una intención de parte de la Iglesia de intervenir en el conflicto para evitar una escalada de violencia.

La disposición mostrada ayer por la Iglesia de mediar en el conflicto suscitado entre el Gobierno y la comunidad indígena, por la construcción de la central hidroeléctrica de Ralco, en el Alto Biobío abre la posibilidad de que sea esta entidad la única capaz de lograr "humo blanco" en un litigio que está a pasos de tomar ribetes dramáticos.

 El cardenal Jorge Medina Estévez, luego de oficiar la misa del domingo en la Catedral Metropolitana, dijo que la Iglesia no se negará a mediar en el conflicto del Alto Biobío, "si es que me lo solicitan". Esto despeja una posibilidad que tímidamente se venía vislumbrando desde mediados de la semana pasada, luego que el obispo de Los Angeles, Manuel Caviedes, aceptara formar parte de la mesa de diálogo abierto entre el representantes del Gobierno y los dirigentes indígenas.

 Incluso, el pasado viernes Caviedes se reunió con directivos de Endesa para solicitarles flexibilidad y disposición al diálogo, al tiempo de pedir "cordura y ponderación" en el caso.

 El cardenal Medina expresó ayer con mucha claridad que la intención de la Iglesia en este caso es intervenir para "evitar una escalada de violencia y llegar a un resultado positivo, cordial y ajeno de resquemores", entre las partes.

 Directivos de la Conadi que representan al gobierno dijeron, por su parte, que no se opondrían a una posibilidad de mediación del arzobispo Caviedes, ya que podría sacar el conflicto del pantano actual y generar las condiciones para una negociación.

Otras mediaciones

 Quizás la intervención más recordada de la Iglesia fue en 1978, durante el conflicto del Beagle entre Chile y Argentina donde el nuncio apostólico -representante del Vaticano-, cardenal Antonio Samoré, actuó como mediador entre ambas naciones evitando una guerra inminente.

 El año pasado, fue también la Iglesia la que se esforzó en acercar las posiciones de los mineros de Lota y el Gobierno, cuando las negociaciones entre ambos sectores llegaban a un punto altamente crítico a raíz del cierre de la Empresa Nacional del Carbón y el posterior viaje de los trabajadores a Santiago.