La desnutrición no siempre es "por falta de olla" como se dice, y de hecho se presenta en lugares donde se producen alimentos. Es un problema básicamente de educación, de fomento de hábitos alimentarios y estilos de vida saludable; de recuperar nuestras raíces y pautas culturales para contrarrestar la alimentación chatarra que imponen el mercado y el consumismo. El Tribuno (Salta), 24 de marzo de 2004.
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Cristina Lobo, Ministerio de Educación
Volver a nuestras raíces
Es una lamentable realidad que nuestras madres están dejando de cocinar -por ejemplo- locro, anchi y mazamorra; que seguramente requieren de tiempo, trabajo y técnica. Aunque pueda resultar más caro, pareciera más fácil preparar milanesas, papas fritas, pizza, hamburguesas o panchitos; sin complementar con los alimentos autóctonos de nuestra zona.
La desnutrición no siempre es "por falta de olla" como se dice, y de hecho se presenta en lugares donde se producen alimentos. Es un problema básicamente de educación, de fomento de hábitos alimentarios y estilos de vida saludable; de recuperar nuestras raíces y pautas culturales para contrarrestar la alimentación chatarra que imponen el mercado y el consumismo.
¿Para qué criar gallinas si en cualquier comercio compro huevos, y el pollo -aunque congelado- me lo venden listo para cocinar?. Hay también falta de información, ya que con los desechos de la cocina de una familia tipo se pueden mantener entre 10 a 12 gallinas de cría.
La trascendencia de esta acción
conjunta sobre los niños de la zona tabacalera va más allá
de la que podamos vislumbrar, por su fuerte contenido en educación
alimentaria, el refuerzo de las pautas y los hábitos y el mejor
aprovechamiento de los productos disponibles; tanto de los aportados por
los distintos organismos públicos y privados como de los de producción
local. Por más subsidios y bolsones que se distribuyan, la desnutrición
no la vamos a revertir si no se acompaña de fuertes contenidos educativos.
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