Grupos de extranjeros que simpatizan con la causa indígena que enarbola el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) comenzaron a arribar a Chiapas (sur), dos días antes del festejo del décimo aniversario del alzamiento armado. Mientras tanto, la prensa denunció un incremento en la presencia militar en la zona de conflicto, pese a la prédica conciliadora del gobierno. Rio Negro (Viedma), 31 de diciembre de 2003. 

 
Viedma, 31 de diciembre de 2003.

Turistas y militares en festejo zapatista

La guerrilla liderada por Marcos recuerda en Chiapas los 10 años del alzamiento.

 
Los festejos por el aniversario zapatista ya comienzan a tomar forma en varias ciudades del sur mexicano, especialmente en el estado de Chiapas.
MEXICO - Grupos de extranjeros que simpatizan con la causa indígena que enarbola el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) comenzaron a arribar a Chiapas (sur), dos días antes del festejo del décimo aniversario del alzamiento armado. Mientras tanto, la prensa denunció un incremento en la presencia militar en la zona de conflicto, pese a la prédica conciliadora del gobierno.

El despliegue militar en la selva Lacandona y otras zonas bajo influencia zapatista es mayor ahora, pese al "repliegue" anunciado en su momento por el presidente Vicente Fox, que durante el anterior gobierno de Ernesto Zedillo, afirmó ayer el diario La Jornada

Fox "hizo creer que el Ejército se replegó" de Chiapas pero desplegó más fuerzas. Pero "el total de efectivos desplegados en selva Lacandona, Altos de Chiapas, zona norte y franja fronteriza es ahora más elevado que durante el zedillismo. Se han creado nuevas posiciones y se han reforzado las existentes", según una investigación "minuciosa" del periódico.

No obstante, esa estrategia de contrainsurgencia tropieza con la singularidad del zapatismo, desde 1995 un movimiento de carácter civil y comunitario centrado en los municipios autónomos, actores principales de la rebelión indígena.

Las Juntas de Buen Gobierno en unos 30 municipios autónomos, precisamente, son anfitrionas de gran número de extranjeros y mexicanos que llegan en estos días a Chiapas para celebrar el décimo aniversario del levantamiento armado indígena.

Las actividades conmemorativas, que se extenderán hasta el 3 de enero, evocan la rebelión liderada por el EZLN el 1 de enero de 1994, que incorporó a la agenda política en México, como tema central, la cuestión indígena. La sublevación reveló desde sus primeros pasos características y prácticas distintas a las de anteriores experiencias guerrilleras.

Pocos días después del comienzo del alzamiento, todavía en enero de 1994 las Fuerzas Armadas gubernamentales lanzaron una amplia ofensiva para cercar a los rebeldes en sus reductos de los Altos de Chiapas y la selva Lacandona. Pero ese esquema fracasó porque la fuerza del EZLN, con el comandante Marcos como su expresión visible, radicaba en la relación con centenares de poblados y comunidades indígenas.

El zapatismo también aportó la novedad de una gran capacidad para relacionarse con otros sectores de la sociedad mexicana y del exterior -hasta el punto de convertirse en referencia de los movimiento antiglobalización- y de una notable aptitud y flexibilidad para negociar.

De hecho, la mayoría de los visitantes que llegaron ayer a Chiapas son una suerte de "turistas revolucionarios", originarios de Estados Unidos y España y llegaron indígena por invitación de la organización Escuelas para Chiapas, que coordina el estadounidense Peter Brown. Una comisión de recepción revisa los pasaportes a la entrada de la comunidad y, después de unos minutos, los visitantes son alojados en el auditorio "de tabla y piso de tierra", bautizado Emiliano Zapata, héroe de la revolución mexicana que inspira la lucha de los indígenas.
 
 

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