¿Superstición, miedo, prevención o simplemente tradición? Cada formoseño tiene una respuesta diferente. Pero lo cierto es que hoy muy pocos van a resistir la tentación de ingerir en ayunas un sorbo de caña con ruda, porque los abuelos aseguran que prolonga la vida, espanta la mala suerte, promueve alegrías y despoja a la gente de la "yeta". La Nación (Buenos Aires), 1º de agosto de 2003.
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Tradición formoseña
Toman caña con ruda para combatir la mala suerte
FORMOSA.- ¿Superstición, miedo, prevención o simplemente tradición? Cada formoseño tiene una respuesta diferente. Pero lo cierto es que hoy muy pocos van a resistir la tentación de ingerir en ayunas un sorbo de caña con ruda, porque los abuelos aseguran que prolonga la vida, espanta la mala suerte, promueve alegrías y despoja a la gente de la "yeta".
Es un "menjunje" -como lo llaman los lugareños- mezcla de caña blanca paraguaya o ginebra y hojas de ruda, una hierba calificada como medicinal por sus excelentes efectos sobre el aparato digestivo y también en el circulatorio.
Se trata de beber cada 1° de agosto al amanecer -e incluso antes de la higiene bucal- un sorbo de este elixir que, según los crédulos, brinda la salvación a todos los malos y, según los que no creen mucho en las costumbres, un acto de prevención.
Tomar caña con ruda no es patrimonio de ningún círculo privilegiado ni sector marginado. Es una costumbre a la que se aferran todos; por eso el 1° de agosto se convierte en una jornada en la que la igualdad de oportunidad se identifica con la de gustos y hasta con la de temores y prevenciones.
Llegó desde Paraguay
Constituye una tradición antigua que, al decir de los viejos formoseños, llegó desde el Paraguay. El dato sobre las propiedades "medicinales" del elixir se transmite de generación en generación y cada vez crece más la cantidad de adeptos. Tanto que al nacer un bebe los padres hasta empapan un algodón con algo de jugo de caña con ruda y lo distribuyen sobre los labios de su criatura. El consumo se duplica o triplica en el caso de los abuelos o de los enfermos.
Como dato complementario, valga recordar que con el resto de ruda que queda al agotarse el alcohol se preparan emplastos para realizar fricciones en caso de torceduras o para "curar" el reuma o los estados gripales.
Justo L. Urbieta
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