El panorama actual del aborigen formoseño es similar a este dato histórico: en el oeste y centro habitan los wichis; en el área central, los pilagás; y el este ha quedado al mando de los tobas. Actualmente habitan en la provincia 300 mil aborígenes. Casi 90 comunidades resumen toda una historia que prácticamente no ha sido revelada y que aún hoy espera su tiempo para salir finalmente a la luz. Mientras tanto, y de acuerdo con la situación de cada comunidad y su relación con el blanco, la cultura aborigen se transforma e incorpora el otro mundo al suyo propio. Visitar la provincia, entonces, es una buena oportunidad para que los viajeros intenten un acercamiento al universo particular de estas comunidades. La Voz del Interior (Córdoba), 5 de agosto de 2003. 

 
Córdoba, 5 de agosto de 2003.

Pueblos con voz propia

Escuelas abiertas

Estos pueblos en su mayoría tienen arraigadas costumbres de vida con dependencia plena de la naturaleza y aún conservan elementos de su rica cosmovisión, su lengua y curaciones naturales entre otras cosas.

En los años ´70 surgieron en Formosa las primeras experiencias de enseñanza de la modalidad aborigen como consecuencia de las necesidades de comunicación de algunos maestros y ante las dificultades que mostraban los niños aborígenes escolares en las escuelas comunes.

Estas prácticas fueron oficializadas en la década del ´80 dentro de un régimen especial mediante un proyecto de reforma de la currícula escolar por el cual se comenzó a formar auxiliares aborígenes y se trabajó con firmeza en la capacitación de los docentes. En la actualidad casi 80 escuelas atienden los rasgos culturales que corresponden en cada caso. En ellas los docentes formoseños enseñan y, al mismo tiempo, aprenden de sus alumnos. En 1985 se produce la apertura de cuatro centros educativos de nivel medio.
Otros rincones

Bañado La Estrella:
a 45 Kilómetros de la localidad de Las Lomitas. Ofrece la posibilidad de entrar en contacto con la cultura aborigen del lugar. También se pueden realizar actividades como caminatas, interpretación de senderos, cabalgatas, avistaje de pájaros y acampar en el monte de una de las reservas más importantes de América del Sur.

Misión Tacaaglé: a 248 kilómetros de la Capital por la ruta nacional 86. Debe su origen a la misión realizada por los hermanos franciscanos en 1917. El fin era integrar a los pobladores y a los aborígenes tobas. En la capilla de la antigua misión se guardan diversos elementos como atuendos, documentos y variados libros de la época.
Pozo Molina: población aborigen de la etnia Pilagá, ubicada en los notables senderos del bosque formoseño. 
Para conocer la capital

La ciudad de Formosa es la capital de la provincia homónima. Este es el punto de partida obligado para recorrer el interior formoseño.

Recostada en las costas del río Paraguay, fue fundada en 1879. Posee un clima templado durante todo el año lo que la convierte en un destino ideal para visitar especialmente durante el invierno. Es especialmente atractivo el movimiento de su puerto que posee un embarcadero flotante desde el que se puede observar el caserío de la población paraguaya de Villa Alberdi.

También se destacan sus avenidas arboladas que, en plan de conocer la identidad aborigen de los lugareños, conducen hasta la Casa de Artesanías Etnográficas (San Martín y avenida 25 de Mayo). En el lugar, los artesanos elaboran y venden sus productos (alfarería, tallas en madera, mates, abanicos, cestería).

A 42 kilómetros de la ciudad se puede visitar Herradura, considerada una de las poblaciones más antiguas de Formosa. Tuvo su origen en una misión jesuítica llamada Misión Timbó (1763).

San Francisco de Laishi (a 64 kilómetros), también es otro lugar relacionado con el pasado de los aborígenes. En este caso, se trata de un pueblo que nació en función de un emprendimiento de los padres dominicos que pretendieron “civilizar” a la población toba de la región.

La Misión de San Francisco es monumento histórico nacional.

Por María Marta Ray

La provincia de Formosa fue el asentamiento histórico de las comunidades guaycurúes, (tobas y pilagás) y wichi (matacos).

El panorama actual del aborigen formoseño es similar a este dato histórico: en el oeste y centro habitan los wichis; en el área central, los pilagás; y el este ha quedado al mando de los tobas. Actualmente habitan en la provincia 300 mil aborígenes.

Casi 90 comunidades resumen toda una historia que prácticamente no ha sido revelada y que aún hoy espera su tiempo para salir finalmente a la luz.

Mientras tanto, y de acuerdo con la situación de cada comunidad y su relación con el blanco, la cultura aborigen se transforma e incorpora el otro mundo al suyo propio.

Visitar la provincia, entonces, es una buena oportunidad para que los viajeros intenten un acercamiento al universo particular de estas comunidades.

Los artesanos

Los wichis, hoy, viven en Salta, Formosa y Chaco. En sus comunidades se empeñan por mantener la forma de vida tradicional. Son destacados artesanos en la talla del palo santo, tejidos y cerámica.

Por su fuerza y vitalidad, el wichi presenta una situación privilegiada respecto a las demás lenguas aborígenes de Argentina, además es la mejor organización constituida del área.

Ellos veneran la tierra y establecen una relación simple con elementos como el sol, la luna y la naturaleza. Por este motivo, las grandes amenazas que deben afrontar son el crecimiento de la frontera agrícola para cultivar el algodón y la tala indiscriminada.

Gracias al trabajo de años, en Formosa este grupo logró recuperar, en gran parte, el reconocimiento legal de las tierras que ocupan. Viven en comunidades situadas en las cercanías de poblados blancos, en medio del monte o sobre la ribera del Pilcomayo y Bermejo.

Los agricultores

Los pilagá pertenecen al grupo lingüístico guaycurú, y son alrededor de cinco mil aborígenes.

En la provincia de Formosa han comenzado un proceso de organización para la recuperación de tierras. Varios asentamientos ya tienen el título de propiedad y algunos están alambrando para delimitar su terreno y así lograr que se respeten sus derechos.

Viven de su trabajos como hacheros, cosecheros y del trueque o venta de artesanías.

Las comunidades que ya han tomado posesión de los terrenos han iniciado un proceso de desarrollo económico: agricultura, ganadería y aprovechamiento de los frutos del monte, entre otros aspectos.

Como todas las etnias aborígenes han sufrido la pérdida de gran parte de su propia identidad y cultura impuesta por la sociedad dominante.

Los “frentones”

Los tobas ocupan principalmente la provincia de Chaco y, en menor medida, los territorios de Salta y Formosa.

El origen de su nombre proviene del guaraní “frente”, asociada a la forma que tenían los españoles para referirse a ellos.

Los conquistadores les decían “frentones” por la costumbre de los guaycurúes de raparse la frente ante la muerte de un familiar.

En estos días, constituyen comunidades rurales o urbanas con sus líderes tradicionales o comisiones vecinales.
 

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